Blazers en tejido de punto, pantalones con cordones o
elásticos en la cintura y camisetas de cuello alto, abierto.
Por si no lo sabía, ese es el nuevo código de vestir de la
postpandemia. Al menos en Estados Unidos.
Quienes pudieron trabajar desde sus casas durante dos años
en sudaderas y pantalones de yoga están reconsiderando su forma de vestir,
tratando de encontrar un equilibrio entre la comodidad y la formalidad a medida
que reabren las oficinas. Les dicen adiós a los acartonados trajes
tradicionales, los pantalones con cierre y las faldas de tubo predominantes
antes de la pandemia del COVID-19 y ensayan otras vestimentas, obligando a
comerciantes y fabricantes a adaptarse a los nuevos tiempos.
La tendencia a vestirse de una manera más informal comenzó antes de la
pandemia. Pero los dos años de sudaderas aceleraron la transición hacia un
estilo más informal y cómodo.
De todos modos, todavía no hay nada definido y la nueva forma de vestir en el
trabajo sigue siendo por ahora un experimento social, según Adam Galinsky,
psicólogo de la Columbia Business School que estudia el impacto que tiene la
indumentaria de una persona en su forma de pensar.
“El ‘uniforme’ de la oficina no tiene por qué ser algo permanente”, agregó.
Información recabada por el NPD Group, que investiga las
tendencias del mercado, indica que los comercios se adaptan a los nuevos
tiempos.
Los sostenes sin armaduras representan hoy más del 50% del
mercado de sostenes no deportivos en Estados Unidos, revirtiendo una vieja
tendencia, según NPD. El calzado más común en la oficina parecen ser las
zapatillas.
Stitch Fix, un servicio de ventas personalizadas, indicó que
los hombres están usando cada vez más prendas informales como pantalones para
hacer senderismo o de golf. En los tres primeros meses del año esas ventas se
triplicaron respecto al año pasado.
Las camisetas abiertas, de cuello alto, o “polo shirts”
están reemplazando la camisa tradicional, y hay fuerte demanda de pantalones
sin cierres, de acuerdo con la empresa. En el 2019 se vendían la misma cantidad
de pantalones con elástico en la cintura que pantalones sin cierre.
Ahora esa proporción es de 3 a 1.
Irónicamente, hay gente que se entusiasma de poder volver a vestirse elegante
para la oficina.Emily Kirchner, de 42 años, de Stevensville (Michigan), que
trabaja en el área de comunicaciones de una fábrica de electrodomésticos, dice
que está comprando ropa nueva para la oficina. Antes de la pandemia, usaba
leggins y camisas sueltas. Ahora prefiere jeans caros, blusas y blazers.
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