"Mucho ganaríamos, mucho ganaría la humana justicia, si todos los pueblos de nuestra América y todas las naciones de la vieja Europa comprendiesen que la causa del México revolucionario y la causa de la Rusia son y representan la causa de la humanidad, el interés supremo de todos los pueblos oprimidos", es como empieza la carta que Zapata dirigió a Jenaro Amezcua, otro revolucionario mexicano.
De acuerdo con Instituto Nacional de Estudios Históricos de
las Revoluciones de México, fue en febrero de 1918 cuando el caudillo y líder
revolucionario mexicano mandó el escrito a su compañero de lucha en donde
expresa su sentir alrededor de la Revolución de octubre.
"Aquí como allá, hay grandes señores, inhumanos,
codiciosos y crueles que de padres a hijos han venido explotando hasta la
tortura a grandes masas de campesinos, y aquí como allá los hombres esclavizados, los
hombres de conciencia dormida, empiezan a despertar, a sacudirse, a agitarse, a
castigar", señaló el caudillo, quien calificó al movimiento como "un
noble esfuerzo por la consecución de libertades".
Asimismo, el revolucionario mexicano oriundo de Morelos
indicó que no era de extrañar que el proletariado mundial aplaudiera las causas
de la Revolución rusa "del mismo modo que otorgará toda
su adhesión, su simpatía y su apoyo a esta Revolución Mexicana, al darse cabal
cuenta de sus fines".
"Es preciso no olvidar que en virtud y por efecto de la
solidaridad del proletariado, la emancipación del obrero no puede
realizarse si no se realiza a la vez la libertad del campesino. De no ser así,
la burguesía podría poner estas dos fuerzas la una contra la otra, y
aprovecharse de la ignorancia de los campesinos para combatir y refrenar los
justos impulsos de los trabajadores del mismo modo que si el caso se ofrece,
podrá utilizar a los obreros poco conscientes y lanzarlos contra sus hermanos
del campo", se lee en el escrito.
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