La explosión demográfica en los municipios del Valle de
México ha obligado a que la población busque establecer sus viviendas en
laderas con pendientes abruptas y cerros, generando un crecimiento desmedido
del espacio urbano y áreas protegidas.
Lo ocurrido hace unas semanas en el Cerro del Chiquihuite,
en Tlalnepantla, podría repetirse en otros municipios como Naucalpan,
Huixquilucan y Nicolás Romero por citar algunos.
Manuel Lozano, vocal del Colegio de Ingenieros del Valle de
México, asegura que la posibilidad de rodamientos de rocas y deslizamientos de
laderas es alta, sobre todo durante la temporada de lluvias.
Los municipios pegados a la CDMX presentan muchos de los
riesgos derivados de un desarrollo urbano desordenado dentro de una situación
de fuertes contrastes y poca planeación de su crecimiento, asegura el ingeniero
Lozano.
“Ejemplo de esto son
las áreas de fuerte pendiente que se encuentran en proceso de urbanización,
todavía en Naucalpan, Huixquilucan y Nicolás Romero.
Es frecuente que los daños a casas habitación reflejen la
magnitud de los movimientos de los cerros o laderas y de las áreas donde el
problema es crítico, como consecuencia de un crecimiento sin control y en
lugares poco apropiados, aseguró.
Como ejemplo citó el caso de Naucalpan, donde hay zonas que
se han tratado de regularizar varios asentamientos no planificados, en
comunidades como el Molinito, Olímpica Radio y Valle Dorado, a pesar de estar
las viviendas sobre cerros y laderas.
El ingeniero Lozano asegura que autoridades estatales han
realizado operativos en el Polígono 1 del Parque de los Remedios, para
desalojar y demoler viviendas asentadas irregularmente en zonas de riesgo
dentro del área ecológica.
Estas acciones se repiten constantemente para evitar que las
áreas protegidas sean invadidas por asentamientos humanos.
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