Manifestación Estudiantil contra el Gobierno de Luis Echeverría Álvarez
La Matanza del Jueves de Corpus o Masacre de
Corpus Christi —llamada también El Halconazo por la
participación de un grupo paramilitar identificado con el nombre Halcones— es como se conoce a los
hechos ocurridos en la Ciudad de México, el 10 de
junio de 1971 (día de la festividad de Corpus Christi, de donde tiene origen el
nombre coloquial de la matanza), cuando una manifestación estudiantil en apoyo
a los estudiantes de Monterrey, fue reprimida violentamente por un grupo paramilitar al
servicio del Estado llamado Los Halcones.
Las calles aledañas a la Estación Normal del Metro de la Ciudad de
México fueron escenario de El Halconazo, nombre con el que se conoce la
Matanza del Jueves de Corpus de 1971 en el Distrito Federal.
Fueron asesinados a tiros más de 120 jóvenes
estudiantes de entre 14 y 22 años.
Pocos días después,
renunciaron a sus cargos el Regente Alfonso Martínez Domínguez y el
Jefe de la Policía Rogelio Flores Curiel.
El expresidente Luis
Echeverría Álvarez se desligó de los hechos, pero nunca aclaró la
situación que siempre fue negada oficialmente. De los hechos sangrientos nadie
se responsabilizó y mucho menos fue llevado ante la justicia.
Antecedentes
Desde sus primeros días de gobierno, el presidente Luis Echeverría Álvarez anunció
reformas de apertura democrática en el país. Inmediatamente permitió el regreso
de algunos líderes del movimiento estudiantil de 1968 exiliados en Chile y la
excarcelación de muchos otros presos desde hacía dos años (en abril de 1971 la
prensa habló de próximas reformas educativas y pronto resurgieron en el ámbito
político personajes como José Revueltas y Heberto
Castillo, encarcelados dos años y medio atrás).
Los estudiantes estaban entusiasmados y creyeron que habrían
oportunidades para regresar a las calles a manifestarse en contra del gobierno.
El conflicto en la Universidad Autónoma de Nuevo León les
dio una razón más para hacerlo: A finales de 1970 profesores y estudiantes de
la universidad presentaron una ley orgánica que proponía un gobierno paritario
y el 20 de febrero de 1971 llegó Héctor Ulises Leal Flores a
la rectoría bajo esta nueva ley.
El gobierno estatal, en desacuerdo, redujo drásticamente el
presupuesto, lo que disgustó a los universitarios, y obligó al Consejo
Universitario a aprobar un nuevo proyecto de ley que prácticamente suprimía la
autonomía de la institución.
Los universitarios comenzaron una huelga y se pidió
solidaridad a las demás universidades del país. La Universidad Nacional Autónoma
de México y el Instituto Politécnico Nacional inmediatamente
respondieron y los estudiantes convocaron a una manifestación masiva en apoyo a
Nuevo León el día 10 de junio.
El 30 de mayo el gobernador de Nuevo
León, Eduardo A. Elizondo Lozano, renunció
como parte del programa de conciliación de la Secretaría de Educación
Pública y el 5 de junio entró en vigor una nueva ley orgánica
que resolvía el conflicto. Los estudiantes capitalinos, pese a ello, decidieron
manifestarse, aun cuando las demandas no eran claras. El Comité Coordinador de
Comités de Lucha (CoCo) estaba dividido; había quienes pensaban que la marcha
era inútil y sólo provocaría al gobierno, sin embargo, la mayoría la apoyó
arguyendo que había muchos problemas más sin resolver. Se pedían desde 500
millas de mar territorial hasta efectividad en la apertura democrática
prometida por Echeverría. Era, además, una oportunidad para que el gobierno
mostrara que no sería represor como el anterior. En los días previos a la
manifestación, muchos agentes policiacos comenzaron a patrullar los alrededores
del Casco de Santo Tomás.
México develada en
2001.
El 10 de junio
La marcha comenzaría en el Casco de Santo Tomás y recorrería
las avenidas Carpio y de los Maestros para salir a la Calzada México-Tacuba
para finalmente dirigirse al Zócalo capitalino. Las calles que desembocan a la
Avenida de los Maestros estaban bloqueadas por granaderos y agentes policiacos,
los cuales impidieron el paso de los estudiantes.
Asimismo, también había tanques antimotines a lo largo de Av.
Melchor Ocampo junto con transportes del ejército, los cuales se ubicaban cerca
del colegio militar y transportes de granaderos en un enorme contingente
policíaco en el cruce de las avenidas Melchor Ocampo y San Cosme.
Un grupo de choque entrenado por la Dirección Federal de
Seguridad y la CIA., conocido como "Los Halcones", los cuales
vinieron en camiones y camionetas grises y transportes de granaderos, atacó
brutalmente a los estudiantes desde las calles aledañas a la Avenida de los
Maestros después de que los granaderos abrieran sus filas.
Los paramilitares venían armados con varas de bambú, palos
de kendo y porras, por lo que en un principio fueron fácilmente repelidos por
los estudiantes. En un contraataque, los Halcones agredieron a los
manifestantes una vez más, esta vez, no sólo con sus garrotes, sino con armas
de fuego de alto calibre. Los estudiantes, por su parte, intentaron
inútilmente esconderse de los jóvenes armados. La policía no intervino y
permaneció como espectadora permitiendo la masacre.
El tiroteo se prolongó por varios minutos, durante los
cuales algunos transportes daban apoyo logístico al grupo paramilitar,
dotándolo con armas y transportes improvisados, como lo fueron automóviles
privados, camionetas, patrullas policíacas e incluso una ambulancia de la Cruz
Verde. Los heridos fueron llevados al Hospital Rubén Leñero, pero fue inútil, pues los
Halcones llegaron al nosocomio y allí dieron remate a los jóvenes aún en
el quirófano, además de intimidar a los internos y al personal
médico. El número de muertos fue cercano a 120, entre ellos un muchacho de
catorce años: Jorge Callejas Contreras.
Esa misma noche, elementos del ejército resguardaron el Palacio Nacional y el entonces
presidente, Luis Echeverría, anunció una investigación sobre la
matanza y afirmó que castigarían a los culpables. Alfonso Martínez Domínguez, regente de
la ciudad, y Julio Sánchez Vargas, procurador general, negaron que hubiera
Halcones; y los jefes policíacos culparon a los estudiantes de haber creado
grupos extremistas dentro de su propio movimiento, quienes finalmente habrían
atacado a sus compañeros. Pasó una semana hasta que el coronel Manuel Díaz Escobar (entonces subdirector
de Servicios Generales del Departamento del Distrito Federal) aceptara que los
había, pero no los involucró en la masacre.
El alto número de periodistas agredidos y de evidencia
gráfica de los sucesos logró que la prensa contradijera la versión oficial del
gobierno y aceptara la existencia del grupo.
Martínez Domínguez
entregó su renuncia a Echeverría el 15 de junio pues estaba convencido de que
los manifestantes habían sido provocados, entre otras cosas, para que el
gobierno tuviera un pretexto y se deshiciera de él. Así y todo, durante años,
Martínez Domínguez recibió el apodo popular de "don Halconso" (ya que
formalmente se le conocía como don Alfonso), en alusión a la Matanza del Jueves
de Corpus.
El terrible saldo de la manifestación desanimó a muchos
estudiantes, pero también propició que se radicalizaran otros más, quienes más
tarde formarían parte de las organizaciones guerrilleras urbanas.
Los estudiantes en 1971 demandaban especialmente la
democratización de la enseñanza, el control del presupuesto universitario por
los alumnos y profesores y que éste representara un 12% del PIB, así como libertad
política donde obreros, campesinos, estudiantes e intelectuales gozaran de
libertades democráticas reales y controlaran el régimen social; Educación de
calidad para todos, en especial para campesinos y obreros, y mayor importancia
y respeto a la diversidad cultural mexicana; estricta apertura democrática,
apoyo a la vida política sindical de los obreros y fin de la represión por
parte del gobierno. Estas y otras expresiones de la oposición empezarían a
canalizarse años después a través de la Reforma Política de 1977,
impulsada por José López-Portillo desde las entrañas del
régimen y que terminaría con la razón de ser de las guerrillas y la
clandestinidad política.
Los Halcones
Los Halcones eran un grupo de choque creado a finales de los
años 60 para evitar otro movimiento popular grande como lo fue el movimiento estudiantil en
México de 1968. Su primera participación fue el 2 de
octubre de 1969, en el primer aniversario de la matanza de Tlatelolco. Al público
capitalino se le informó por parte del gobierno que habría un destacamento
especial creado para la seguridad del recién inaugurado Metro de la Ciudad de México. El
pueblo, desde luego, ignoraba el verdadero nombre del grupo de choque y más aún
su verdadero propósito. Se cree que su líder fue Nazar Haro quien torturó al fotógrafo Lenin
Salgado.[16]
Este era el policía político de Echeverría.
Los integrantes de los Halcones eran identificados con apodos
y sus integrantes eran muy variados. Los más jóvenes provenían de clubes
deportivos. Otros eran "porros" de las universidades, creados para
contrarrestar y vigilar a los estudiantes de tendencia izquierdista (después
del Halconazo, su número se incrementó exponencialmente); algunos eran
militares, los cuales eran referidos con el mote de "profesores" o
"paisanos" (estos últimos teniendo a su mando a decenas de
"Halcones" y la gran mayoría eran "veteranos" de la matanza
de Tlatelolco) y otros más, pandilleros que fueron liberados de las cárceles
de la ciudad con la promesa de tener un sueldo mayor si se unían al
destacamento paramilitar.
Hasta el día de hoy se desconoce si hay infiltración de
halcones en las escuelas.
Caso legal y Consecuencias
Durante años varios grupos guerrilleros hicieron hincapié e
incluso llegaron a clamar ataques "vengando" a las víctimas de la
masacre, siendo una justificación para atentar contra la propiedad privada o
las fuerzas gubernamentales.]En 2005 se debatió
en México si
los delitos cometidos en este hecho deberían considerarse prescritos o si
podían ser aún juzgados los responsables eventuales, ya que para algunos la
responsabilidad de Echeverría nunca se aclaró por estar protegido por la ley
El 29 de noviembre de 2006, se declaró responsable a Luis Echeverría Álvarez, así como su formal
prisión por estos hechos, revocando la decisión previa del 8 de julio que había
declarado prescritos los delitos de genocidio. En el 2009 Luis Echeverría fue
exonerado al no encontrarse suficientes pruebas en su contra.
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