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jueves, 10 de junio de 2021

10 de junio tampoco se olvida

 



 

Por:  Rodolfo Escogido Rodríguez


Era el año 1998, a más de medio año del Congreso que me hizo Presidente de la ODET (Organización Democrática de Estudiantes Técnicos) se habían planeado cuatro grandes movilizaciones para exigir nuestros derechos como estudiantes y dar a conocer nuestra fuerza y capacidad organizativa, una a cada una de las direcciones generales de las instituciones educativas de estudios de media superior ( DGETI, IPN, dirección general de bachilleres y CONALEP)

Por azahares del destino, se eligió el día 10 de junio para la movilización a la dirección de bachillerato, ubicado donde se encuentra el colegio de Bachilleres 4, en Culhuacán, la cita diez de la mañana, el punto de reunión las oficinas del Consejo popular juvenil y la ODET en Azcapotzalco, de ahí iríamos por un recorrido por los Bachilleres de la organización, con el apoyo de los Cetís 4, 33, 30, 227, vocacional 5 y 6,  Conalep e incluso gente de una secundaria Técnica, a la cita acudieron en camiones secuestrados de la extinta R100, eran 9 o 10.

 CoN los cuales llegamos al Bachilleres uno, donde se sumaron 3 más, de ahí, salimos de Azcapo, rumbo al Bachilleres 3 de Iztacalco, ahí, con 4 camiones más, seguimos hacia el bachilleres 7, en el camino se sumaron 4 camiones más del bachilleres 9, con 21 camiones arribamos al Bachilleres de Iztapalapa, donde nos enfrentaron la banda contraria perteneciente a la FEP,  solo fue un amago con varios petardos, ahí se sumó banda de bachilleres 7 y 8, ya con un convoy de 24 camiones arribamos a la Dirección General de Bachilleres, donde, entregamos nuestro Pliego petitorio, decidimos aprovechar el contingente y una vez más ir a la Secretaria de gobernación, pedíamos mesura y tranquilidad, ya había iniciado la marcha del 10 de junio, les pedimos bajarán de los techos de los camiones, para evitar accidentes, ya que Tlalpan, era una zona con muchos puentes peatonales.

Sin barco los chavos de la secundaria técnica, inicios el recorrido, yo iba en un taxi de uno de los chavos de la banda, , a la altura de metro Xola, unos camiones rompen el convoy y se atrasan, nos detenemos, tras unos minutos de espera nos alcanzan uno de los líderes del Cetís 30, no dice que había sucedido un percance, pensando lo peor nos regresamos en reversa solo para ver bajo un puente un camión detenido, todos corriendo y unas chicas llorando, varios llenos de sangre, no necesito ver, para darme cuenta de lo que paso, a lo lejos se oían las sirenas de las patrullas, los apremio a dejar el camión, avanzamos en desbandada, alcanzamos a decirles a varios ya cerca del centro, que se desbandaran, cada quien por su lado, aprovechando la marcha del 10 de junio,  que nos veríamos en las oficinas.

Pocos llegan del gran contingente solo llegan tres o cinco camiones, no hay preguntas ni reproches, solo silencio, a la gente del Cetís  30 le hacemos la recomendación de no pararse en su plantel, nos quedamos a beber, la marcha del 10 de junio apagó toda noticia.

Al otro día en páginas de periódico la prensa, una foto de un camión, del techo, se observa un cuerpo de un joven, casi un niño, con uniforme de secundaria, cubierto con una camisa blanca, no se ve el rostro pero un gran charco de sangre parece rodear el escudo del Cetís 30, había muerto al pegar su cabeza con un puente peatonal, no logro agacharse, le rompió la frente y se fracturó el cráneo, murió de forma instantánea.

 La cacería de los líderes del Cetís 30 duró muchos meses, nadie fue detenido, el nombre del joven, no se recuerda, solo se recuerda que el 10 de junio, nuestro 10 de junio, tampoco se olvida.

 

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