A la sombra de la administración López Obrador;
alentada por la falta de liderazgo en la Secretaría de Educación Pública (SEP),
una facción radical está decidida a tomar por asalto la elaboración de libros
de texto gratuito que cada año llegan a pupitres y hogares de 20 millones de
niños en todas las escuelas primarias, públicas y privadas, del país.
Esta historia no se reduce a un arbitrario funcionario
menor, Marx Arriaga Navarro, director general de Materiales Educativos en
la SEP, que ha convocado a reformar 18 libros de primaria. La notoriedad
de este personaje que saltó del anonimato con nula trayectoria pública y
administrativa, hasta ahora sólo le ha permitido escenificar traspiés y
escándalos, primero en la Dirección General de Bibliotecas y ahora en su actual
cargo.
De acuerdo con testimonios obtenidos por este espacio, el
plan de imponer a los niños de primaria un proyecto de adoctrinamiento a la
medida de la 4T —que el locuaz Arriaga aceptó ya oficialmente— ha sido fraguado
desde inicios del actual gobierno por un equipo radicado en dos ámbitos: el
Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM)
y la Coordinación de la Memoria Histórica y Cultural de México.
La información disponible indica que fueron elaborados en
oficinas del INEHRM, en principio, ajustes puntales a los textos de Historia
para cuarto, quinto y sexto grados de primaria. Se aguardaron las condiciones
propicias para lanzar la apuesta. Estas llegaron con el cambio de titular en
Educación.
La opacidad de estos trabajos, de espaldas a las áreas de la
SEP donde comités especializados validan los planes de estudio y sus
herramientas, está provocando amplias reservas, ante el riesgo de que sean
introducidos criterios ideológicos en estos libros.
Uno de los actores a la sombra de este revisionismo de los
textos gratuitos (creados hace 60 años y con una docena de ajustes mayores,
ajustados a la política educativa en turno) es Pablo Salmerón Sanginés, que en
septiembre de 2019 fue cesado al frente del INEHRM tras expresar que el
asesinato del empresario regiomontano Eugenio Garza Sada, en 1973, a cargo
de guerrilleros de la Liga Comunista 23 de septiembre, fue cometido
por un “comando de valientes jóvenes”.
Sin duda, uno de los factores más inquietantes de esta
situación es el uso de la figura de la señora Beatriz Gutiérrez, esposa
del presidente. El referido Arriaga Navarro fue sinodal en su examen de
doctorado. Y ella misma es miembro honorario de la citada “Comisión de la
Memoria…”.
Pero resulta más grave la ausencia en esta polémica por
parte de las dos directas responsables: la secretaria de Educación, Delfina
Gómez, y la subsecretaria de Educación Básica, Martha Hernández Moreno. La
primera, maestra de primaria en Texcoco entre 1980 y 2000, se inclinó
tempranamente a la política, trepada en la mafia política regional que encabeza
el ahora senador Higinio Martínez, la cual la hizo sucesivamente alcaldesa,
diputada federal, senadora, candidata a la gubernatura del Estado de México y
ahora secretaria de Estado. Poco cabe decir de la subsecretaria Hernández: fue
funcionaria menor en la Universidad Metropolitana de Monterrey, propiedad de
Alfonso Romo, consejero presidencial y al quien ella debe el cargo. Ostenta
estudios de posgrado en una fantasmal institución educativa.
Lo que puede anticiparse es una crisis creciente, cuya
dimensión hará parecer cuentos infantiles los escándalos protagonizados con el
manoseo de los propios libros de texto gratuito durante los gobiernos de Carlos
Salinas, Ernesto Zedillo y Felipe Calderón. Estos episodios
concluyeron con millones de libros tirados a la basura.
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