PUBLICACION HECHA EL 16 DE FEBRERO DE 2017
(vinculación con la cultura)
María de la Asunción García Samper
José Manuel Marmolejo Delgado
La antigua casona Neogótica y Nouveau de mediados del siglo XIX y XX, nos
referimos al edificio de la antigua Cruz Roja, llamado por el vecindario “el
Castillo” localizado en el barrio de San José Xaxalpa, es de un estilo Neogótico,
el cual surge en Inglaterra entre 1800 a 1860, proyectado por A. W. Pugin
(1812-1852) y Charles Barry (1795-1860).
Con la utilización del ladrillo y de materiales de fierro forjado, como aun lo
muestran sus balcones y rejas.
Más tarde con el advenimiento del Arte Nouveau, queda impreso en este hermoso
edificio, que en algún tiempo de su historia fungió como casa habitación de
personas acomodadas de la región de Ecatepec y quienes le dieron un aire o
estilo de los barrios burgueses, como también lo vamos a ver impreso en la
edificación hermosísima que nos presenta la estación del Ferrocarril de
Ecatepec y en otras estaciones ya desaparecidas, como son las de Xalostoc y
Santa Clara Coatitla, así como la de Tulpetlac, por cuyas vías pasaba una
máquina que le denominaban la Cucaracha.
Otra característica del estilo es la completa liberación de las formas del
pasado. Luego de los grandes avances tecnológicos del siglo, el desarrollo de
la industria, la ciudad moderna, con nuevos ideas urbanísticas y tipologías
estructurales, todavía faltaba el nuevo estilo, un nuevo lenguaje. La
liberación de las formas tradicionales se apoyó en el uso de nuevas tecnologías
y en el uso de éstas para materializar los nuevos gustos. Así como la tendencia
de usar muchos materiales en un mismo edificio: la piedra, el ladrillo, la
cerámica, el vidrio, la madera, la variedad de colores, la búsqueda de agrupar
más sectores productivos. La relación con la naturaleza es tan importante que
su organicidad inspira la propia conformación arquitectónica.
En su parte superior lleva un almenado de ladrillo rojo, herrería reforzada y
anillada muy característica de finales de la época novohispana e inicios del
modernismo, corren muchas versiones sobre los personajes que la habitaron antes
de ser utilizada como hospital de la Cruz Roja y también conocemos que un grupo
de vecinos interesados en la protección de su patrimonio histórico, realizaron
varios trabajos de rescate de este hermoso castillo como así se le ha referido.
Ellos nos relatan lo siguiente:
Eran las cinco de la tarde de aquel sábado, cuando un grupo de vecinos
decidimos ingresar a la legendaria y añosa construcción de la Cruz Roja en
Ecatepec en Xaxalpa, conocida como El Castillo por su hermoso almenado de
ladrillo rojo. El olor a excremento, orines y mugre era insoportable. Sin
embargo, nuestra convicción de que se trataba de un inmueble histórico de gran
trascendencia para Ecatepec y de que tendría que ser recuperado, hizo que el
hedor fuera sólo una pequeña molestia a nuestro olfato. En la casona
encontramos a un sinnúmero de indigentes que hacían de ésta su morada.
Naturalmente, tuvieron que buscar otro hábitat. Dimos inicio a la limpieza de
la casa, que estaba cargada de varias toneladas de desechos: sillones con
pulgas, colchones y cobijas apestosas, ropa interior de mujer, botellas de
cerveza y licor vacías, jeringas de plástico, cientos de botes amarillos de
solvente… y carbón por todos lados, entre muchas cosas más. Los negros tizones
procedían de las hermosas puertas y ventanas que fueron quemadas sin miramiento
alguno por los indigentes para apaciguar el frío. Aún quedaba una o dos
muestras de portillos y portones, que por fortuna, hasta la fecha conservan su
hermosura y su utilidad práctica. Desde luego, la limpieza del lugar -cuyas
paredes estaban completamente ahumadas, grafiteadas y algunas con importante
desprendimiento de yesos- nos llevó meses y más meses de ardua labor, en la que
no sólo participamos el grupo inicial que penetró al recinto, sino también
decenas de maestras, maestros, madres de familia, vecinos y muchos voluntarios
más. Nuestro corazón -y nuestra conciencia- se llenaron de gozo cuando al fin
pudimos recuperar con nuestro esfuerzo, la dignidad y la gran belleza de la
casa, la cual por su arquitectura nórdica o tal vez inglesa, con sus tres
maravillosas chimeneas, es única no sólo en Ecatepec sino en todo el Estado de
México… pero nuestro gozo se fue al pozo: apareció un individuo, un leguleyo
mercachifles, que sin ningún derecho y ante la debilidad del Gobierno Municipal
de Ecatepec, hizo que el inmueble se cerrara de nueva cuenta y hoy… ha
recuperado todas las pulgas, hediondez y basura que nosotros combatimos con
amor y entereza.
De esta magnífica construcción se cuentan interesantes leyendas, de las cuales
sólo nos referiremos a tres. A una de ellas, la intitularemos: Dignidad.
Vecinos de las colonias adyacentes a la antigua Cruz Roja, cuentan que aquí
vivía una pareja. Él, un individuo torvo y caciquil al que le encantaba el
juego y la bebida. Ella, un ama de casa digna e inteligente. Una noche el
hombre llegó a su casa con algunos amigos, entre ellos varios políticos de
Ecatepec y le dijo a su bella y digna mujer: -Jugué, perdí todo. Tuve que
apostarte a ti y también te perdí, así es que te vas con este señor. -Sí, iré
con él… ¿pero cómo voy a salir así? Déjame subir a arreglarme un poco. El
marido jugador accedió y la esposa aprovechó para escapar por la puerta trasera
de la casa. Ella corrió, corrió y corrió, entre las nopaleras, los abrojos y
las tierras pantanosas de Xaxalpa, hasta llegar a la Estación del Tren
Ecatepec. Abordó el ferrocarril con dirección a Veracruz y permaneció oculta en
un pueblo cercano a Tepetlaoztoc, en Texcoco, hasta que pudo mudarse a vivir al
norte del país. El fulano que tenía como marido, nunca pudo volverla a ver.
Otra anécdota de la Casa de la Cruz Roja, nos fue contada por un gran amigo
nuestro, que cuando niño conoció la residencia en todo su esplendor. Nos dice
que en ésta vivía un matrimonio de estadunidenses con sus tres hijos. Nuestro
informante comenta que él era amigo de esos tres niños y además compañero de
uno de ellos en la escuela. Estalló la Segunda Guerra Mundial y uno de los
muchachos fue llamado a formar filas dentro del ejército estadunidense. Ese
joven nunca regresó de la contienda bélica. No se sabe si murió o qué otra cosa
le pasó. Esa desgracia hizo que la familia abandonara su hogar. Jamás se volvió
a saber nada de ellos.
Lo último que diremos sobre la Casa de la Cruz Roja -lo cual nos fue narrado
por voluntarios de la benemérita institución- es que este centro recibió
siempre un gran respaldo económico y moral de la Sonora Santanera, grupo
musical que entre otras aportaciones relevantes donó a la Cruz Roja la primera
ambulancia equipada de origen como tal. Las anteriores sólo eran camionetas
adaptadas como ambulancias. La Cruz Roja de Ecatepec, con el apoyo de la Sonora
Santanera, era la más importante de la región y daba servicio hacia
Teotihuacán, Texcoco, Coacalco, Tultitlan, Tultepec y a muchos otros municipios
mexiquenses. Es un gran orgullo haber pertenecido como voluntario a la antigua
Cruz Roja de Ecatepec. Cuando Carlos Colorado, fundador de la Sonora Santanera,
sufrió un accidente automovilístico en el estado de Tabasco -mismo que
finalmente le costó la vida- desde Ecatepec partieron diversas ambulancias de
la Cruz Roja a prestar su auxilio.
Estación del Ferrocarril de Ecatepec. El edificio ostentó en su fachada y lo
sigue conservando, el estilo neoclásico. Estilo introducido a México en 1887
por el Presidente Porfirio Díaz. El historicismo, también denominado
romanticismo, desarrollado principalmente en el siglo XIX y principios del XX,
concentraba todos sus esfuerzos en recuperar la arquitectura de tiempos
pasados. Se trataba de imitar estilos arquitectónicos de otras épocas,
incorporándole algunas características culturales de esos siglos, mientras que
la arquitectura ecléctica se dedicaba a mezclar estilos para dar forma a algo
nuevo. En su morfología, es muy similar a la edificación que mandó construir el
hacendado de la familia de los Reyes -quien fue compadre de don Porfirio Díaz-
en el pueblo de santa Maria Tulpetlac, edificio que hoy alberga a la biblioteca
del ISSSTE y a la Delegación Municipal. La costumbre era la de utilizar ya los
techos planos, pero conservando la viguería y el uso del ladrillo y la cantera
tanto en interiores como en exteriores, con patios interiores y alrededor del
mismo las habitaciones y otras áreas de la casona, la cual por lo general se
componía de dos pisos.
El investigador Enrique Escalona, nos informa que la Estación del Ferrocarril
de San Cristóbal Ecatepec de Morelos, está en la línea S, Kilometro: 35.7 y fue
edificada sobre la línea troncal México-Veracruz, que fue inaugurada en enero
de 1873. A finales de 1863, estaban terminadas las secciones de Veracruz a la
Soledad y de México a La Villa y se hallaban en construcción pequeñas secciones
de La Villa a Teotihuacan. El 1o. de agosto de 1866 fue abierta al servicio
público la línea entre México y Apan, pasando por San Cristóbal (Ecatepec).
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