“¡Pobre, calumniado y hermoso arbusto de la mariguana”, dijo el Dr. Salazar Viniegra, pionero en el estudio de esta planta, durante la presentación de su estudio “El Mito de la Mariguana”
El 12 de enero fue publicado en
el Diario Oficial de la Federación (DOF) el reglamento de
la Ley General de Salud para la producción, investigación y uso
medicinal de la marihuana y sus derivados, el cual debió haber sido
actualizado hace tres años.
Ahora, oficialmente, estas acciones son
reguladas: la producción primaria para abastecer, generar materia prima
para realizar las investigaciones, producir semilla, investigación farmacológica,
fabricación de derivados farmacológicos y medicamentos y la formación de
médicos para la realización de diagnósticos, preventivos, terapéuticos, de
rehabilitación y cuidados paliativos.
Pero para llegar a este punto se recorrió
un largo camino a través de la historia. En esta entrega de Hemeroteca EL
UNIVERSAL hablaremos sobre la presentación que hizo el Dr. Salazar
Viniegra para presentar su estudio “El Mito de la Mariguana”, evento
en el cual se fumaron muchos cigarros de marihuana.
Leopoldo Salazar Viniegra fue un
médico que en la década los 30 se especializó en estudios de los efectos de la
marihuana, fue un visionario que hace 80 años propuso muchas de las políticas
de drogas.
"Él en sus estudios señalaba que a los
adictos a esta droga debería de tratarlos como enfermos y no como criminales.
Era un fiero defensor de que el problema de la adicción de la marihuana fuera
atendido como un problema de salud y no penal", dijo Luis Astorga,
investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Nada tiene de dañosa la yerba que engrifa
22 de octubre de 1938
Esto es lo que dice el Dr. Salazar Viniegra
en un estudio que presentó a la corporación
Varios de los médicos asistentes, fumaron
cigarrillos de la “crema” que les fueron repartidos
Por Jacobo Dalevuelta
“¡Pobre, calumniado y hermoso arbusto de la
mariguana”, clamó ante la seriedad indiscutible de la Academia, el médico
Leopoldo Salazar Viniegra, como conclusión de un erudito trabajo —treinta y
cuatro cuartillas a renglón cerrado— en el cual se convirtió en el apologista
más sincero de la brava y maloliente ‘'Juanita”.
El doctor Salazar Viniegra, al afirmar
radiante, que “la pobre grifa” es tan inocua como una gota de agua destilada,
tenía como escenario a un grupo de “engrifados”, auténticamente “quemados” por
la yerba.
Yo sonreía, francamente incrédulo, cuando
el informante me contó del triunfo de Salazar Viniegra, quien un poco al estilo
drástico del inmortal Pasteur, llevaba hasta sala de los doctos las pruebas
absolutorias de la romántica "rosamaría”, convirtiendo a sus propios colegas
en unidades biológicas de experimentación; infringiendo el Código
Sanitario, hasta convertirse en propagandista de la mala yerba y en presencia
nada menos que del propio Jefe de la Salubridad Pública.
¡La Academia de Medicina se las “había
tostado”! Ni más ni menos. ¡Y en plena sesión general!
Y es que, el doctor Salazar Viniegra, académico
de número, llevó hasta sus colegas, como trabajo en turno, uno titulado “El
Mito de la Mariguana”. Y para que al concluir, a pesar de todos los pareceres
contrarios de algunos siquiatras (sic.) se demostrase prácticamente sus
conclusiones, invitó cigarrillos, al parecer de tabaco; pero con el “alma verde
de los sueños blancos”, a varios de sus colegas de los cuales fumaron
deliciosamente, según la expresión de nuestro informante, los señores
académicos Cosio Villegas, Castro, etc., etc.
Nosotros recordábamos nuestros paseos por
los “campos de los grifos”, y las crónicas amables de aquellas horas
retrospectivas, crónicas dejadas en un libro viejo “Estampas de México”. Eran
escenarios bien distintos: en San Camilito, en el inquieto y querido “Tepitongo”,
en la calle de Tenochtitlán, etc., etc., Los grifos de barrio, “haciendo
rueda”, “tronándoselas” como Dios manda con el grueso cigarro colectivo,
técnicamente salibado para que no “tronara”; en cuclillas; frente al cajón
repleto de piloncillo para el “refine” delicioso, “dándose las tres”.
“Por aquí pasó
por aquí pasaba
la mariguanita
y se las aventaba.”
Bella y emotiva canción de los “grifos”.
Fantasías…
Pero a juzgar por las afirmaciones
científicias del doctor Salazar Viniegra ante la responsabilidad de la
Academia, todo aquello que se cuenta de los amables “grifos”, es fantasía; es
la ensoñadora maya; es un cocktail de ilusión.
“La instrucción, la cultura, la orientación
de nuestro pueblo, permitirá que el calumniado y hermoso arbusto no sea en lo
futuro más que lo que debe ser: una rica fuente de abastecimientos en fibras
textiles”, así fué (sic.) la conclusión “mariguanicida” del doctor Salazar
Viniegra.
Mujer fumando marihuana en 1930. Foto: Colección Archivo
Casasola/ Mediateca INAH
Absortos, desconcertados; tal vez un poco
fatigados, por la lectura de treinta y cuatro cuartillas a renglón cerrado, los
académicos nada dijeron. Pero el reivindicador de la calumniada “cannabis
indica”, rubricó su frase diciendo:
- Aquí mismo, algunos de mis colegas, se la
“han tronado” y todavía no se levanta ninguno a cantar “Farolito” o “Vende caro
tu amor, aventurera”; y ninguno se ha sentido aún el “Negrito poeta” o el
insigne descubridor de la “Bala Mágica”, conocido en nuestro mundo con el
nombre Erlich! (sic.)
El mito de la “Juanita”
Ahora bien, el doctor Salazar Viniegra y un
inteligente pasante, Jorge Segura, estudian hace tiempo la mariguana. Este
con el propósito de presentar la tesis recepcional. La finalidad de los
investigadores -quienes han ido de los libros a la experimentación propia y
ajena- es la de que se quiten del Código Penal y del Código Sanitario los
renglones condenatorios -decomiso y cremación por pena- contra la inocente,
según ellos, mariguana. Nosotros hemos visto a Segura fumarse tres cigarrillo
de marihuana “al hilo”, y dejarse observar por los médicos psicoanalistas del
Instituto correspondiente. Y excepto algunos trastornos en las conjuntivas y
resequedad en la boca, el estudioso Segura no ha resentido nada. Hasta niños de
nueve años han fumado mariguana, de manera casual, dice el doctor Salazar
Viniegra en su interesante estudio, y sólo han tenido náuseas. Últimamente,
unos célebres laboratorios alemanes enviaron a los señores Salazar Viniegra y
Segura, productos químicos elaborados con la mariguana, y han sido bebidos e
inyectados en perros, en espera de grandes acontecimientos, sin ningún
resultado. Estos productos han sido ingeridos ya por hombres… y ¡nada!
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