La meta es llegar al paso limítrofe de Tecún-Umán, en el suroccidental departamento guatemalteco de San Marcos, con Ciudad Hidalgo, Chiapas; México reforzó la seguridad militar, policial y migratoria en esa y otras posiciones claves
San José. – Una caravana de miles
de migrantes irregulares hondureños que salió ayer de Honduras intentó
avanzar este sábado en dos rutas hacia México, para tratar de penetrar a
territorio mexicano por los estados de Tabasco, en el sector norte de la
frontera con Guatemala, y de Chiapas, en el sur, con la
pretensión de llegar a Estados Unidos.
Tras ingresar anoche a la fuerza de
Honduras a Guatemala, el bloque más numeroso, de al menos 3 mil
viajeros, comenzó a avanzar anoche a Chiapas desde El Florido, un puesto
migratorio y aduanero del área central de la línea limítrofe entre ambas
naciones y que está en el occidental departamento (estado) hondureño de Copán y
en el oriental guatemalteco de Chiquimula.
La meta es llegar al paso limítrofe
de Tecún-Umán, en el suroccidental departamento guatemalteco de San
Marcos, con Ciudad Hidalgo, Chiapas. México reforzó la seguridad militar,
policial y migratoria en esa y otras posiciones claves para el tránsito de este
tipo de movilizaciones humanas.
A las 06:50 horas de este sábado (mismo
tiempo del centro de México) El Instituto Guatemalteco de Migración (IGM)
confirmó a EL UNIVERSAL que “se estima” que son aproximadamente 3 mil
personas las que penetraron anoche a la fuerza por El Florido y se
encuentran en un poblado rumbo hacia la ciudad de Chiquimula, capital del
departamento del mismo nombre.
La hondureña Karla Rivas, coordinadora
de la (no estatal) Red Jesuita con Migrantes Centroamérica, de
Honduras, precisó esta mañana a este diario que, de acuerdo con los datos en su
poder, la localidad es Jocotán.
“En los puestos de control se verificará
que cumplan con los requisitos migratorios, de lo contrario se informará sobre
los retornos voluntarios” a Honduras, informó el IGM, sin responder a una
consulta de este medio sobre la decisión que se adoptará si se niegan a ser
repatriados y si se recurrirá al regreso forzado.
La violencia estalló anoche en el
sector de El Florido, luego de que una parte de la caravana rompió
los controles policiales, penetró y avanzó por Guatemala. Sin
éxito, donde unidades antimotines guatemaltecas intentaron hacerlos retroceder
y los viajeros pudieron internarse a Guatemala, en un incidente que complicó el
panorama migratorio.
Un segundo grupo, con menos integrantes,
estaría organizándose para salir del paso de frontera entre Corinto, en el
norteño departamento hondureño de Cortés, y El Chinchado, en el nororiental
departamento guatemalteco de Izabal.
El objetivo sería dirigirse, a pie o en automotores
de carga y de pasajeros como es la costumbre en estas corrientes, hacia El
Ceibo, en el norteño departamento guatemalteco del Petén que es limítrofe con
la localidad mexicana de Sueños de Oro, en el suroriental estado de Tabasco.
Las caravanas, que salieron de Honduras el
pasado miércoles por la noche y este viernes en la madrugada de una terminal de
autobuses de la norteña ciudad hondureña de San Pedro Sula, se convirtieron en
las últimas durante el gobierno del saliente presidente estadounidense, Donald
Trump, y marcaron un escenario previo a la toma de posesión el próximo
miércoles del entrante mandatario de EU, Joe Biden.
Guatemala, que el jueves desplegó
militares, policías, diplomáticos, fiscales, agentes migratorios y equipos de
salud, derechos humanos y socorro y decretó estado de prevención por 15 días en
siete departamentos por la llegada de los hondureños, ratificó esta mañana que
solo dejará entrar a los que prueben que son negativos de la enfermedad y
porten pasaporte o documentos al día.
“Creo que al grueso sí lo van a devolver”,
pronosticó Rivas.
“Muchas de estas personas están haciendo su
primer viaje por tierra en estas condiciones a Estados Unidos y realmente
carecen de la preparación, del dinero y de otros factores para poder continuar
su viaje, frente a la fuerte presencia de seguridad en Guatemala”, dijo Rivas a
este periódico.
Al grupo, que es mayoritario de hondureños,
podrían unirse guatemaltecos y salvadoreños también en condición de irregular
por carecer de visas para entrar a México y EU.
Las autoridades mexicanas y estadounidenses
advirtieron reiteradamente esta semana que les impedirán su ingreso a ambos
países y que deben desistir de hacer un viaje plagado de peligros y de
incertidumbre.
Cálculos de la Cruz Roja de Honduras y de
Guatemala advirtieron el jueves anterior que serían unas 6 mil personas,
mientras que estimaciones de activistas de derechos humanos indicaron que
serían unas 5 mil.
La caravana pareció dividirse, ya que
también hay informes de que núcleos de unos 300 se internaron a Guatemala por
puntos ciegos de la frontera con Honduras y fueron interceptados y retenidos
por las autoridades guatemaltecas.
Luego de que Trump cerró puertas y levantó
muros en su frontera suroeste para impedir la entrada de migrantes irregulares
en sus cuatro años de administración, la expectativa se concentró ahora en
esperar los detalles de la política que Biden desplegará en un asunto que se
convirtió en foco de frecuentes conflictos de Washington con los gobiernos de
México, Guatemala, El
Salvador y Honduras.
Las caminatas con sus variadas formas de
movilización ganaron fuerza a partir de una que salió de la terminal de San
Pedro Sula en octubre de 2018 y reactivó una práctica que provocó una honda
crisis migratoria que se prolongó a 2019 y mermó en 2020 por la emergencia
sanitaria y llevó a Trump a reforzar su política anti—migratoria.
La esperanza de un cambio con Biden volvió
a alentar un flujo de migrantes en el que emergió un actor crucial: los
“coyotes” o traficantes de personas que, con engaños, el cobro de gran cantidad
de dinero y la descripción de supuestos escenarios ideales para entrar a EU,
convocan y reúnen a miles de personas que desean huir de la miseria, el
desempleo y la inseguridad principalmente de Honduras, Guatemala y El Salvador.
Los conflictos socioeconómicos
recrudecieron en 2020 por el impacto colateral del coronavirus y los desastres
naturales que, en especial, golpearon a Honduras y Guatemala en noviembre del
año pasado con los huracanes Iota y Eta y su secuela de muerte y devastación.
No hay comentarios :
Publicar un comentario