Rescatistas y voluntarios trabajan en las
tareas de rescate en el Colegio Enrique Rebsamen hoy, martes 19 de septiembre
de 2017, en Ciudad de México (México). Por lo menos 20 niños y dos adultos
murieron, y otras 38 personas están desaparecidas, en una escuela que se
derrumbó en el sur de Ciudad de México a causa del sismo que hoy sacudió
amplias porciones del país.
Este jueves, la Universidad Nacional
Autónoma de México publicó un boletín para recordar el tercer aniversario
de los sismos del 19 de septiembre de 2017 y el trigésimo quinto aniversario de
los sismos de 1985.
A pesar de que esos dos eventos son
significativos debido a la coincidencia en el día y la magnitud destructiva de
los movimientos, sobre todo en la capital del país, la UNAM invitó a la
población a tomar conciencia del riesgo que este fenómeno geológico representa
de forma permanente. Además resaltó que no es un hecho que esté acotado a
la Ciudad de México. Estos dos sismos también fueron especialmente destructivos
en comunidades de Oaxaca, Puebla y otros estados del Valle de México.
Los expertos de la UNAM, Víctor Hugo
Espíndola Castro, del Servicio Sismológico Nacional (SSN) del Instituto de
Geofísica y Dora Carreón Freyre, del Centro de Geociencias pusieron énfasis en
la construcción de una cultura de prevención para estos desastres y en el
conocimiento civil sobre ellos, tanto en los protocolos de seguridad y
simulacros como en las causas humanas que los agravan.
Algunas de las acciones que potencian el
riesgo de un sismo son la extracción de agua subterránea de los mantos,
una práctica muy frecuente en la ciudad de México, la densidad poblacional
extrema en la urbe y la corrupción y negligencia en la industria de
la construcción.
A tres años del último gran sismo en la
capital del país, muchos de los edificios nuevos que colapsaron son responsabilidad
directa de las empresas de construcción que cortaron gastos en materiales y
diseño estructural.
Por otra parte, los datos del SSN dejan
claro que la posibilidad de otro sismo igual de destructivo es permanente. La
inversión en el instituto y la mejora de las tecnologías de detección
encontraron que, en 2019 su red de equipos localizó 24 mil sismos, la mayoría
de ellos imperceptibles. Y, en el transcurso de 2020, han detectado 22 mil.
El país está ubicado en una zona de alta
sismicidad, lo que explica la persistencia de estos movimientos. Las placas
tectónicas del Caribe, el Pacífico, la Norteamericana, la de Rivera y la de
Cocos rodean a México y, de acuerdo con la información del SSN, todas están en
constante movimiento. No hay forma de predecir el momento exacto del
próximo gran sismo en el país, pero es seguro que llegará en algún momento.
El Atlas Nacional
de Riesgos es una herramienta del Gobierno Federal diseñada para
entender de forma clara y transparente el potencial de gravedad de las
afectaciones causadas por algún desastre natural en una zona determinada. Esta
herramienta es una ventana para que la población entienda mejor el lugar que
habita y la prevenciones que necesita tener.
Ejercicios de protección civil como
los simulacros, los planes familiares y las mochilas de emergencia son
medidas individuales indispensables para que la ciudadanía esté preparada.
El 2019, la Comisión Nacional de Protección Civil (CNPC) y el Gobierno de la
Ciudad de México acordaron realizar tres simulacros generalizados por año en la
capital.
Además, el Gobierno de la Ciudad de México organiza un mega simulacro anual durante el aniversario de los sismos. Sin embargo, este año dicho simulacro fue cancelado por las mismas autoridades para impedir conglomeraciones en el contexto de crisis sanitaria.
La CNPC recuerda las principales acciones
que se deben tomar en cuenta en caso de un sismo: Conservar la calma, replegarse en
zonas de menor riesgo, no utilizar elevadores ni escaleras, alejarse de
ventanas y objetos que puedan caer, en planta baja se recomienda salir
tomando precauciones, desconectar la electricidad y cerrar las llaves de agua y
gas, si ocurre al manejar, prender las luces intermitentes, frenar
lentamente y estacionarse en un sitio seguro y, cuando termine el sismo,
salir con precaución por las rutas de evacuación.
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