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sábado, 13 de junio de 2020
13 de junio 1920 Se funda el Partido Nacional Agrarista
1920. Se funda el Partido Nacional Agrarista, que preside el antiguo magonista y zapatista Antonio Díaz Soto y Gama.
1939. Arriba a Veracruz el buque Sinaia con aproximadamente mil 800 españoles que huyen de la represión franquista al fin de la Guerra Civil Española (1936-1939) y reciben asilo del gobierno mexicano.
Soto y Gama inicia a la edad de veinte años su destacada trayectoria política cuando fundó el Partido Liberal con Camilo Arriaga y los hermanos Flores Magón en 1901. Este partido fue la primera organización civil dedicada a combatir a la dictadura de Porfirio Díaz. Una vez triunfante la Revolución de 1910, Soto y Gama participa en la creación de la Casa del Obrero Mundial, y luego se integra al Zapatismo, donde desempeña un destacado papel junto al Caudillo del Sur. A principios de los veintes, ya como líder del Partido Nacional Agrarista y brillante parlamentario, colabora estrechamente con el Presidente Álvaro Obregón en la puesta en marcha de un ambicioso proyecto de reparto agrario. A su muerte Soto y Gama se separa del círculo revolucionario y participa activamente a favor de los candidatos presidenciales opositiores Villarreal, Almazán y Padilla. Ya en su madurez, y esgrimiendo una ideología anticomunista y católica, es un crítico implacable del sistema priísta y de sus políticas en materia agraria. Falleció en la ciudad de México en 1967.
Historia del Agrarismo en México de Soto y Gama recoge su visión acerca de los orígenes y evolución de los problemas agrarios del país, así como las posturas de pensadores, activistas y gobernantes al respecto. Obra inédita, escrita a principios de los cuarentas por encargo del secretario de Educación Octavio Véjar Vázquez, inexplicablemente desapareció después de entregarse a su destinatario. Pedro Castro descubre los manuscritos originales en el archivo de la familia, y a partir de aquí realiza una labor consistente en ordenarlos y transcribirlos. En ellos Soto y Gama revela una inigualable cultura histórica y legal, y su experiencia personal como promotor del agrarismo. Soto y Gama sin duda imaginó ganar para su causa a los lectores de este trabajo con su llameante retórica, como la que escuchó la Convención de Aguascalientes, cuando él calificó a la bandera nacional como “ese estandarte que al final de cuentas no es más que el triunfo de la reacción clerical encabezada por Iturbide.” Este memorable episodio fue narrado magistralmente por Martín Luis Guzmán en El Águila y la Serpiente y en el que, por cierto, Soto y Gama estuvo a punto de perder la vida.
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