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jueves, 5 de diciembre de 2019

El aumento al salario minino en 2020




Enrique Quintana



Durante mucho tiempo, en México se creó la imagen de que cualquier incremento a los salarios por arriba del crecimiento de la productividad laboral sería inflacionario.

Había una doctrina oficial que señalaba que la única forma de asegurar un crecimiento de los salarios reales era por la vía de propiciar un incremento en la productividad laboral.

Se decía que si los salarios subían por arriba de la productividad, solo propiciarían inflación, lo que anularía el incremento nominal de los ingresos de los trabajadores.

Desde el 2018 el incremento de los salarios mínimos, que fue de 10.4 por ciento, superó a la inflación, que fue de 4.8 por ciento.

Sin embargo, la gran prueba de que era posible subir los salarios sin que se desatara la inflación ocurrió en el 2019.

Como parte de la política salarial del nuevo gobierno, se estableció un incremento de los salarios mínimos de 16 por ciento a nivel general y de el 100 por ciento en la frontera norte. Y, pese a ese incremento, la inflación bajó, para el cierre de este año, a 3 por ciento.

Estas consideraciones son relevantes para la definición que habrá de darse en los próximos días respecto al incremento que habrán de tener los salarios mínimos en el 2020.

Algunos piensan que lo acontecido este año fue algo absolutamente anómalo y que si no hubo incremento de precios disparado por al alza salarial fue porque existió una contención de la demanda derivada del cero crecimiento.

Sobre esta hipótesis hay algunos que abogan para que el próximo año se negocie un incremento salarial que vaya en línea con la inflación prevista o que apenas sea ligeramente superior a ella.

Otros, sin embargo, piensan que con lo ocurrido en 2019 se mostró que es factible que los salarios suban sin que se presente un incremento equiparable en la inflación.

El grupo que en 2014 elaboró un amplio documento sobre los salarios mínimos dentro de la administración del gobierno capitalino, planteó en estas mismas páginas que para 2020 vuelva a establecerse un incremento de 14 pesos adicionales al aumento porcentual previsto para la inflación.

Si ese fuera el caso, el incremento de los salarios mínimos sería de 17.08 pesos para el próximo año, de esta manera el salario mínimo diario a nivel general quedaría en 119.76 pesos.

¿Debería preocupar este incremento que sería equivalente al 16.6 por ciento?

A mi parecer, no.

Es probable que nuevamente, en el caso de los salarios contractuales este ajuste pudiera generar presión para establecer nuevamente un alza del orden del 6 por ciento o cercano.

Bajo la premisa de que tuviéramos una inflación cercana al 3 por ciento el próximo año, nuevamente habría una ganancia real en el poder adquisitivo de los salarios.

Es obvio que si la economía mexicana no crece por un periodo largo y por lo mismo no hay un incremento en los niveles de productividad laboral, este esquema no sería sostenible en el largo plazo.

Sin embargo, en específico para el 2020, se aprecian todas las condiciones para que nuevamente haya una recuperación del poder de compra de los salarios sin empujar hacia arriba la inflación.

La experiencia de 2019 demostró que una es la teoría y otra la realidad.

Y a veces la teoría está orientada para definir políticas públicas que dan resultados claros: en 2003, la proporción de los ingresos del trabajo en el PIB fue de 29.9 por ciento; en 2018 había bajado a 26.2 por ciento.

¿Seguirá la doctrina o vencerá la realidad?

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