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sábado, 23 de noviembre de 2019

Edoméx sin cultura ecológica




Ante la velocidad de los avances en la tecnología móvil y el desconocimiento de los mexiquenses para reciclar la basura electrónica, no es raro que al día de hoy exista al menos un teclado, un mouse o un teléfono inservible arrumbado en algún rincón de nuestros hogares.

La generación de basura electrónica aumenta cada año, solo en la Zona Metropolitana del Valle de México se generan más de 112,000 toneladas, que significa el 37% del país, de acuerdo con el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático, INECC.

Jesús Ochoa Martínez investigador del instituto, afirmó que la realidad es que nadie sabe qué hacer con este tipo de desechos y lo terrible es que tirarlos a la basura quizá sea la peor de las opciones.

Casi todas las partes de los aparatos electrónicos están hechos de plástico y demás materiales sintéticos, además de que suelen contener químicos que no deben mezclarse con otros elementos, por lo que es mejor optar por reciclar y acudir a lugares especializados.

Afirmó que en el Estado de México, no se conocen lugares específicos para llevar la basura electrónica y que no hay acciones como en la CDMX que cada mes realiza el reciclón en distintas alcaldías.

El especialista del INECC mencionó que una fracción no mayor al 5% de la basura electrónica es procesada en los municipios mexiquenses y quienes ejecutan la tarea suelen ser pequeñas operaciones familiares que lo hacen recurriendo a técnicas extremadamente peligrosas como quemar los componentes electrónicos para fundir los elementos que contienen.

El problema de la basura electrónica, definida como los residuos electrónicos de productos, radica en que contienen tanto materiales valiosos como peligrosos y contaminantes.

Ahora, la figura de residuos electrónicos de producto, provenientes de la industria electrónica de consumo, está en manos de los gobiernos estatales y municipales, afirmó Ochoa Martínez.

Responsabilidad extendida
Quizás el punto más relevante es que los fabricantes o comercializadores de artículos electrónicos en el país están obligados a instaurar un plan de manejo de sus productos al final de su vida útil, que no se cumple.

“Tomamos como referencia el modelo llamado responsabilidad extendida, donde los productores no pueden olvidarse de sus productos tras la venta”, planteó el investigador

Señala que los componentes electrónicos tienen desde acero, cobre, aluminio, hasta pequeñas cantidades de metales preciosos como paladio, plata, oro y platino, de acuerdo con datos del gobierno de Estados Unidos.

Por otro lado, un dispositivo electrónico abandonado puede liberar sustancias como plomo y mercurio incluidos en partes como las lámparas de iluminación de las pantallas o las baterías de los teléfonos celulares.

Su reciclaje requiere una compleja logística para recoger, desarmar y tomar los elementos valiosos, así como confinar los materiales peligrosos, a fin de que no se mezclen con el agua y otros elementos, para lo cual se requiere infraestructura que supera la capacidad de los sistemas de recolección y tratamiento de basura de los municipios del país.

Explica que en el artículo 19, la Ley General para la Prevención y Gestión Integral de los Residuos (LGPGIR) que fue aprobada en marzo de este año establece que los residuos tecnológicos son de manejo especial, aunque no dice lo que debe hacerse con los mismos y quién puede aprovecharlos.

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