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domingo, 21 de julio de 2019

Histórico 22 de agosto de 1978: “Era un operativo Patria Libre o Morir”


Publicado por Wendy Jarquin |




Por: Stella Merlos

En los procesos de lucha del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) en contra de la dictadura Somocista, hay un episodio en particular que permitió a la organización político militar, tomar mayor fuerza en el camino hacia la Revolución y este fue la toma del Palacio Nacional aquel día de 22 de agosto de 1978.
El Comando Guerrillero “Rigoberto López Pérez”, que protagonizó la Operación Chanchera, se desarrolló bajo convicción de todos los guerrilleros que era necesario “mantenerse firmes y hacer que la acción que habían iniciado exitosamente contra todo pronóstico, concluyera tal como se había planeado”, según expresaron algunos de ellos en la conmemoración de este hecho, el año pasado al diario 19 Digital.
Entre los principales guerrilleros que estuvieron involucrados en la operación del FSLN están el Comandante “Cero” Edén Pastora, Hugo Torres, Walter Ferreti entre otros, además de ser importante en el proceso de negociación entre la Somoza y los guerrilleros, su Excelencia Reverendísima Cardenal Miguel Obando y Bravo (q.e.p.d.), que era en aquel momento Arzobispo de Managua.
Por el necesario sigilo, la operación fue revelada a sus participantes sólo horas antes de ser llevada cabo. Inició a eso de 10:00 am del 22 de agosto de 1978. Don Porfirio Jalinas uno de los guerrilleros reveló también a 19 digital “que fue entonces que se despojó de su nombre para pasar a ser el 14, de la escuadra número 1”.
El desarrollo de la operación se dio de la siguiente manera: es medio día, guerrilleros vestidos y armados con los uniformes de la Escuela de Entrenamiento Básico de Infantería (EEBI), entran estrepitosamente por dos costados del edificio, cerrando tras de sí cada una de las puertas de acceso. En un instante, está todo el Congreso controlado por ellos.
Dentro han quedado cautivas más de 2 mil personas, quienes por un período de tres días fueron testigos y protagonistas, de uno de los hechos más importantes de la historia de la segunda mitad del siglo XX en Nicaragua: La Toma del Palacio Nacional a manos de un comando guerrillero del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN). Estaban claros que “Era un operativo Patria Libre o Morir”.
El Comandante “Cero” a cargo del Comando y la Operación, da a conocer las exigencias del movimiento guerrillero, que eran: liberación de los presos políticos, entre ellos el Comandante Tomás Borge Martínez, 10 millones de dólares, la publicación en la prensa nacional de un manifiesto del FSLN, y la puesta a disposición de los medios de transporte necesarios para que el comando y los rehenes pudieran salir del país. En caso de que Somoza no cumpliera con estas peticiones, todo mundo se iba a morir.
Ante la presión de los guerrilleros y que Somoza no cedía a las peticiones, se tomó la decisión de mandar a decir a través del Cardenal Obando a Somoza que ante su negativa de negociación se iba a empezar a matar a los rehenes en el Palacio. Pero poco después sería enviada siempre por el mismo Arzobispo el mensaje: “El Presidente ha aceptado sus peticiones” fueron sus palabras.
En este proceso es obligatorio destacar la condición de mediador que jugó el Cardenal Obando para evitar un derramamiento de sangre. El apoyo de la iglesia católica trataba de ser el más recto para no dar impresión de estar en favor de algunas de las partes, sino cumplir la misión tomada de mediadores, jugando un papel fundamental en esta operación.
En dos autobuses se dio la partida de los guerrilleros y los rehenes avanzaron temerosos y expectantes rumbo al aeropuerto internacional de la ciudad capital, para salir hacia Panamá. Ahí los guerrilleros se reunirían con miembros de la Dirección Nacional que los esperaban y después viajar hacia Cuba.
El pueblo de Nicaragua, en especial de la capital, mientras el Comando iba rumbo al aeropuerto se desbordó por las calles en apoyo a aquellos valientes guerrilleros que enfrentaron con el más grande sentimiento revolucionario a la Guardia Nacional y al mismo Anastasio Somoza Debayle. El pueblo clamaba a “¡Viva el Frente Sandinista!”.
El heroísmo de los combatientes del Comando “Rigoberto López Pérez”, que el mundo conociera la disposición combativa del pueblo nicaragüense, en especial, de la fuerza de la organización político-militar, Frente Sandinista de Liberación Nacional. A nivel nacional, el legendario operativo, hizo comprender que la causa era liberarse y poner fin a la criminal dictadura somocista, a través de la insurrección popular.
El Asalto al Palacio proyectó la imagen del FSLN a nivel internacional y el lugar donde “sesionaban” los congresistas de la corrupta dictadura somocista, en ese momento pasó a ser escenario del Frente Sandinista para que el mundo conociera que una revolución armada estaba dispuesta a derrocar al dictador. El mundo volteó la mirada hacia Nicaragua, se enteró que ahí había un régimen que mantenía en la exclusión social a la población y se mantenía en el poder con la represión sistemática y violenta. “Fue un parteaguas en la historia de Nicaragua”, a como lo afirmó ayer en una entrevista al Canal Parlamentario el Comandante Eden Pastora. Fue el comienzo del final para Somoza. Once meses más tarde, el pueblo, guiado por el FSLN reconquistaría su libertad.

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