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sábado, 13 de abril de 2019

La risa es sana hasta cierto punto



Por: Fernando Flores

Existe una patética costumbre entre los mexicanos. Se trata del abuso de la sátira que se
emplea para asimilar la problemática social. La sociedad mexicana se ha acostumbrado a ver
espectacular y entretenida a la noticia. Ha omitido que la información sirve –y siempre lo ha
hecho- a la vida, se entrega con la finalidad de favorecer o beneficiar a quien la recibe, no es
la naturaleza de la información el entretenimiento. Sin embargo esto se ha posibilitado por la
manía del mexicano de preferir la sátira a la seriedad, se decanta el mexicano por lo cómico,
mientras que los comunicadores y periodistas serios pierden día a día prestigio y audiencia;
por supuesto que ellos también contribuyen a su propio abandono, algunos por la falta de
profesionalismo, tal es el caso de aquellos que no se preocupan por actualizarse y se amparan
en su nombre, sin importarles que su noticia cuente con contenido o sea una esfera vacía. El
comunicador debe estar al tanto de esta funesta costumbre del mexicano y contra ello debería
enfrentarse. La desatención de esto abona a esa manía de la sociedad, a saber, la preferencia
por los “blogueros” o “youtubers” para informarse o al menos así lo creen; estos
“comunicadores” generan empatía a cada minuto, lo peor del caso es que convencen al
provocar la risa y por eso son seguidos. No quiero que esto se tome como un atentado en
contra de la libertad de expresión, únicamente hago el señalamiento que la expresión es algo
que ha de emplearse con cuidado y profesionalismo. Estos nuevos líderes de opinión
contribuyen a que la ciudadanía esté más alejada de la información y opte por el
entretenimiento, de este modo, nuestra lapidaria costumbre de abusar de la sátira nos hunde
más y más.

El éxito de los “blogueros” y “youtubers” muestra penosamente el nivel de ignorancia
de la población, pues ¿Quiénes son estos nuevos líderes de opinión? ¿Cuáles son sus estudios
o grados académicos? ¿Acaso se informan de fuentes fidedignas, analizan, cuestionan y
estudian esta información? La verdad es que estas personas dejan mucho que desear y
entristece darse cuenta cómo un ciego se deja guiar por otro ciego. Si las personas tuviesen
una idea clara de lo que significa e implica la información veraz, no se dejarían notificar por
alguien igual o más ignorante que ellas. Casi nadie confiaría su salud a cualquiera que se diga
médico. Entonces ¿por qué dejarse informar por cualquiera que se diga comunicador?

Apremia dar a conocer a la ciudadanía mexicana la importancia de la información y
la noticia, que no se trata de un entretenimiento; la información es algo digno y cuando se
atenta en contra de ella resulta catastrófico para la sociedad, la cual asimila a la realidad como
una comedia. No niego que la sátira puede aliviar en algo la mísera situación, pero no es lo
que ofrece la completa solución a los problemas. ¿Cuántas guerras se han solucionado con
comedias? ¿Cuántos desordenes políticos se han corregido con la risa? Más simple aún
¿Cuántas parodias o caricaturas de servidores públicos han provocado su renuncia? Somos
animales optimistas, no lo podemos negar, al percatarnos de nuestra situación penosa
buscamos cómo salir de ella, la risa es un mecanismo de defensa ante lo que nos sobrepasa o
aterra; sin embargo, no beneficia estancarse en esta reacción. Puesto que el problema no se
enfrenta, se deja ahí intacto y se acumula con los problemas pasados y los por venir, aquí
está lo grave y la fuente de muchos de nuestros males como sociedad. Estimado lector presta
atención a lo siguiente, ahora es latente que la violencia que genera el narcotráfico sea
caricaturizada, si esto ocurre, estaremos extinguiendo toda posibilidad de salir de esta
masacre que sufre la nación mexicana a diario. Si hacemos sátira de este serio problema,
entonces contribuimos para que sea más difícil sacarlo de nuestra sociedad, la violencia
generada por el narcotráfico se ha normalizado, el siguiente paso es reírnos de eso; la insana
costumbre de hacer sátira y burla de nuestra situación ha contribuido a que nos hayamos
acostumbrado a la corrupción, al nepotismo, al abuso del poder, al robo de elecciones y todo
el cúmulo de problemas que aqueja a la sociedad mexicana. Aún estamos a tiempo de parar
con este terrible hábito y de acumular problemas; no podemos confiar que el hartazgo nos
hará reaccionar, lejos está la sociedad de hartarse mientras pueda reír, mientras pueda
burlarse de sus problemas y no encararlos.

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