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jueves, 14 de junio de 2018

Amenazas y tiros a quemarropa, común en muertes políticas


El secretario de Gobernación, Alfonso Navarrete, aseguró que la mayoría de los homicidios de precandidatos o candidatos habían sido 'producto de la delincuencia organizada'.


Funeral de candidato asesinado en Coahuila.
En febrero de 2016, el recién asesinado candidato a diputado federal del PRI, Fernando Purón, fue amenazado. “En dos años te vamos a mochar la cabeza”, era parte del texto que entonces apareció en la barda de un panteón.
Dos años después este exalcalde de Piedras Negras, quien se alió con el Ejército mexicano para combatir al crimen organizado, en especial contra 'Los Zetas', recibió dos tiros en la cabeza cuando salía de un debate entre candidatos.
“A ver, haz un trato con el Z-40 y el Z-42, vayan a hacer un trato con ellos para que regresen a las calles. ¿Ustedes creen que van a hacer el bien? La delincuencia les corre por las venas”, había dicho Purón en noviembre de 2017 al referirse a la “amnistía” propuesta por Andrés Manuel López Obrador
Una de las principales líneas de investigación que tienen abiertas las autoridades de Coahuila en este crimen es la participación de miembros del crimen organizado.
Pero no es el único caso: en casi todos los 39 asesinatos de precandidatos o candidatos ocurridos en el país durante el presente proceso electoral, hay abiertas líneas de investigación que apuntan a la delincuencia organizada.
Así lo confirmó el secretario de Gobernación, Alfonso Navarrete, quien el domingo 27 de mayo aseguró que la mayoría de los homicidios de precandidatos o candidatos habían sido “producto de la disputa de la delincuencia organizada”.
Y es que dichos eventos tienen características comunes: en muchos hubo amenazas previas, las agresiones fueron directas, las víctimas fueron atacadas o levantados de lugares públicos, y en su muerte se usaron armas de fuego.
Otro caso emblemático es el de Abel Montúfar. El 29 de abril pasado, al iniciar su campaña por una diputación local en Guerrero, dijo: “Hoy me empezaron a amenazar a mi gente, que no vinieran porque su amigo Abel iba a ser muerto, y si soy muerto, pero en la lucha, porque no me voy a rajar, señores”.
Nueve días después, el 8 de mayo, Montúfar fue levantado y asesinado a tiros. Su cuerpo estaba en dentro de una camioneta que se localizó en una carretera de Ciudad Altamirano, Guerrero.
De acuerdo con el recuento de la propia Secretaría de Gobernación, desde el inicio del proceso electoral, de septiembre pasado a la fecha, han sido asesinados 39 precandidatos y candidatos.
Si se suma la ejecución de autoridades en funciones, colaboradores de partidos y familiares de los aspirantes, la cifra se eleva a 113 fallecidos, lo que convierte al actual proceso electoral en el más violento en la historia reciente del país.
Cabe recordar que en el presente proceso electoral se disputan más de 3 mil 400 cargos de elección.

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