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lunes, 8 de enero de 2018

Crisis de autoridad o indignación moral en México



Cuando la gente inicia con acciones propias para combatir la inseguridad en sus comunidades, es porque el Estado ha dejado de cumplir con las atribuciones que la sociedad le confirió, refiere un análisis del CIDE a la que llama Teoría de la confianza interactiva.
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Civiles que hacen justicia por su propia mano contra el crimen organizado o delincuentes comunes se ha extendido a lo largo y ancho de la República Mexicana. Desde las ‘autodefensas’ en Michoacán hasta asaltantes que son sometidos por la gente en autobuses y microbuses del Estado de México y la capital mexicana, tomar justicia por propia mano se está haciendo más evidente.

Presente en diferentes etapas de la vida social de México y América Latina, esta manifestación habla de una crisis de autoridad y en el contexto mexicano forma parte de una crisis del Estado, describe un estudio realizado por Raúl Rodríguez Guillén y Norma Ilse Veloz Ávila, investigadores de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

"En los últimos 26 años se han registrado al menos 366 casos relacionados con el linchamiento en diferentes entidades de la República Mexicana, fenómeno que se registra principalmente en la zona centro-sur del país", refiere el estudio Linchamientos en México: recuento de un periodo largo (1988-2014), hecho por la UAM.

TEORÍA DE LA CONFIANZA INTERACTIVA

“Hay lugares donde la gente se organiza a pesar de que los indicadores delictivos no son elevados, mientras que en otros nunca han surgido asociaciones de defensa, aunque la tasa de criminalidad es alta”, dice por su parte Daniel Zizumbo Colunga, del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) en una reciente investigación.



El especialista estudia los motivos que impulsan a las personas a asociarse con sus vecinos para defenderse del crimen o a tomar justicia por su propia mano. La investigación evalúa diferentes tipos de conductas, desde la colocación de cámaras y casetas de vigilancia, hasta la participación en linchamientos.

Por ello, Zizumbo Colunga propone la teoría de la confianza interactiva, según la cual, en comunidades donde la población desconfía del Estado, las personas utilizan sus propios recursos, como vendría siendo el capital social o la confianza en la comunidad, para sustituirlo y emprender acciones para castigar o combatir el crimen.

Lo que el investigador hizo fue analizar todos los datos, desde 2010 hasta 2015, de la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (Envipe), la cual preguntó a los ciudadanos si se habían organizado con sus vecinos para defenderse del crimen.

“Veo que la gente que tiene más confianza en sus vecinos es más propensa a organizarse con ellos para defenderse del crimen, pero más importante aún, veo si la asociación entre esas dos variables es más fuerte en lugares en donde la gente desconfía de las autoridades de procuración de justicia”, dijo en entrevista para la Agencia Informativa Conacyt.

Con base en datos de la Envipe, se estima que entre 11 y 12 por ciento de la población se reúne al menos una vez al año con sus vecinos para defenderse del crimen de distintas maneras.

Además –apunta el especialista- una encuesta elaborada para su investigación muestra que las personas que participan en estos grupos son más propensas a afirmar que recurrirían a estas asociaciones para hacer justicia, en caso de que alguno de sus familiares sufra un daño como consecuencia de una acción delictiva.

“Encuentro que la confianza en los vecinos no se traduce automáticamente en la posibilidad de juntarse con ellos para defenderse del crimen; sin embargo, en contextos en que la confianza en la policía y las autoridades de procuración de justicia se ha deteriorado, en esos lugares la confianza comunitaria se está transformando en una mayor proclividad para formar organizaciones anticriminales”, destacó.



EXPERIMENTO DE LABORATORIO

Para sostener la teoría de la confianza interactiva, Zizumbo realizó también experimentos de laboratorio. En uno de ellos participó un aproximado de 400 estudiantes de la UNAM, quienes de manera aleatoria fueron divididos en grupos que leyeron, cada uno de ellos, una versión distinta de un artículo periodístico, esto, para analizar lo que ocurre cuando se manipula la percepción de confianza que tiene la ciudadanía sobre la sociedad y la policía. Para ello, redactó cuatro versiones de una noticia, partiendo del supuesto de que el crimen organizado se había apoderado de la ayuda que la gente había mandado a un pueblo de Guerrero afectado por un huracán.

“A un grupo de estudiantes se les dijo que la gente de ese pueblo se estaba empezando a reunir, que eran confiables y tenían una gran capacidad de organización, y en otra versión la gente no cooperaba, era poco confiable y había problemas de organización. Al final, les preguntaba si la gente confiable o preocupada debería enfrentar directa y violentamente al crimen organizado, y lo que encuentro es que cuando se transmite la sensación de que la población está más cohesionada, los alumnos decían que sí deberían organizarse y confrontar al crimen organizado”, señaló.

Dentro del experimento de laboratorio, las noticias también describían de distinta manera la actitud de la policía: en algunas versiones se les mostraba desinteresados y apáticos, mientras que en otras les describía condescendientes y preocupados. Al igual que en el análisis de la Envipe, cuando los cuerpos policiacos se perciben ajenos a la protección ciudadana, es cuando la desconfianza de los vecinos se traduce en un apoyo a las acciones de justicia vigilante.

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