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lunes, 1 de agosto de 2016

De la niñez y de la educación.

Por Samuel Alonso Luna.


Abogado de profesión, durante su experiencia profesional destaca su profesionalismo y entrega como académico, desarrollando una nueva visión como director del EDAYO, conferencista en temas de educación.El profesor de la escuela de negocios de Copenhague, Bjorn Lomborg y director del Copenhague consensus center; llevó a cabo una investigación junto con más de ochenta economistas para hacer un análisis y determinar cuáles metas son más beneficiosas para la prosperidad mundial en los próximos quince años. Dicho estudio resultó que lo más óptimo en cuanto al costo-beneficio es centrarse en mejorar la calidad de vida de los niños, toda vez que en los próximos tres lustros nacerán aproximadamente 2 mil millones de niños y el noventa por ciento se encontrarán en los países más pobres del mundo. Tal estudio refiere por ejemplo que de cada dólar invertido en salud para niños y jóvenes se traduce en sesenta dólares en bienestar o por cada dólar invertido en nutrición para que puedan estudiar mejor, se traduce en cuarentena y cinco de beneficio. Así mismo considero que la educación debe ser un derecho de facto para la niñez y un compromiso de política pública.

En cuanto al tema de la educación ya no solo de la niñez, hace unos días en un artículo del Financial Times de Sarah O’Connor refiere que “la respuesta a los robots es una mejor educación” y argumenta como en el siglo pasado la gente se preocupó porque las máquinasreemplazarían la fuerza, por lo tanto se tendría que usar más el pensamiento, esto me recuerda a quien es considerado uno de los fundadores del método científico, René Descartes con la máxima cogito ergo sum, pienso, luego existo. De igual manera, en el último foro económico mundial del presente año, allá en Davos, Suiza; se abordó uno de los temas principales que es la evolución del empleo en la llamada Cuarta Revolución Industrial, en donde una de las estrategias a seguir para estar a la altura de las circunstancias es la inversión en la calidad educativa.A lo que me refiero a la calidad educativa es a lo siguiente: que también se incluya a la creatividad, el emprendimiento y la felicidad para encontrarnos en ese mundo de los niños o no tan niños, que viven en un universo infinito, libres de prejuicios como lo cuenta Oscar Wilde en El Príncipe Feliz, en donde los niños decían que una estatua parecía un ángel y elmaestro de matemáticas les refutaba preguntándoles que ¿cómo sabían eso, sí nunca habíanvisto un ángel? y los niños respondían que claro que habían visto un ángel; en sueños.

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