En 2012 hubo cinco mil y en 2013 seis mil personas que se quitaron la vida, de los cuales 40.8 por ciento de los suicidios fueron de jóvenes de 15 a 29 años, en el que la tasa de incidencia es de 7.5 suicidios por cada 100 mil.
CIUDAD DE MÉXICO.- Legisladores de la Comisión de Salud en la Cámara de Diputados aprobaron medidas para prevenir el suicidio en niñas, niños y adolescentes.
Con cambios al artículo 73 de la Ley General de Salud -que serán votados en el Pleno de la Cámara en septiembre próximo- establecieron la realización y promoción de programas de prevención del suicidio a causa de trastornos mentales y del comportamiento, en niñas, niños y adolescentes.
Los legisladores expusieron que, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en México los adolescentes son el grupo más vulnerable para el suicidio, debido a factores como de depresión, ansiedad y daño neurológico en etapas tempranas, así como el consumo de sustancias adictivas.
Explicaron que en México la tasa de suicidios ha alcanzado cifras alarmantes, pues en 2012 hubo más de cinco mil suicidios y en 2013 alrededor de seis mil. En ese año, la tasa de mortalidad por suicidio fue de 8.1 por cada 100 mil hombres, y de 1.7 por cada 100 mil mujeres.
“Es alarmante que 40.8 por ciento de los suicidios ocurran en el grupo de jóvenes de 15 a 29 años, en el que la tasa de incidencia es de 7.5suicidios por cada 100 mil”, expone el dictamen de la Comisión de Salud.
Refiere que actualmente el suicidio es considerado como la segunda causa de muerte en la adolescencia y juventud en los países desarrollados y en algunos representa incluso la primera causa de muerte. “Entre las niñas y niños de entre 5 y 14 años, ocupa el sexto lugar”.
Datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) evidencian que, anualmente, más de 800 mil personas se quitan la vida y muchas más intentan hacerlo; aunque se puede realizar a cualquier edad, en 2012 fue la segunda causa principal de defunción en el grupo etario de 15 a 29 años en todo el mundo.
El dictamen explica que las tendencias suicidas pueden ser consecuencia de un mal funcionamiento de la salud mental, por lo que su prevención debe incluir políticas, campañas y programas enfocados a fomentar una buena autoestima, confianza en sí mismo y relaciones familiares sanas y estables, así como el desarrollo de habilidades sociales que faciliten su integración y el sentido de pertenencia a un grupo, además del desarrollo de una afectividad sana y equilibrada.
Además, se deben considerar programas para evitar que este sector consuma alcohol, drogas, tabaco y fármacos, entre otros, y que caigan en conductas autodestructivas.
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