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domingo, 24 de abril de 2016

Un país que crece; otro que cae


Por Enrique Quintana


El mosaico en el que está convertida la economía mexicana acentúa sus contrastes.

En esta semana, Banamex presentó sus estimaciones del crecimiento del PIB estatal. Los datos confirman que al cierre de 2015 hay un grupo de entidades que crecen a tasas mucho más elevadas que el promedio nacional y hay otras que, al revés, retroceden.

Entre las primeras están Querétaro, Guanajuato, Baja California, Tlaxcala y Nuevo León. Todas ellas con una clara vocación manufacturera.

Pese al freno de la industria en Estados Unidos, las entidades que han atraído en el pasado a la industria son las que mantienen un dinamismo económico por arriba del promedio.

En contraste, las que en 2015 quedaron a la zaga, con retrocesos en su PIB, son entidades petroleras como Campeche, Chiapas y Tabasco, así como Michoacán.

Si vemos el mapa nacional por regiones, entre la zona norte del país, así como el Bajío, encontramos que aunque su peso en la economía nacional es de sólo 40 por ciento, el año pasado contribuyeron casi con las dos terceras partes del crecimiento de nuestra economía.

En el otro extremo están la zona sur y golfo, que en conjunto generaron un leve retroceso en 2015, de 0.03 por ciento del PIB y que pesan el 25 por ciento del PIB.

Como le hemos comentado en este espacio, si dentro del territorio nacional hubiera varios países, la zona Centro-Norte habría crecido 4.2 por ciento el año pasado, mientras que el Sur-Golfo hubiera retrocedido a una tasa de 0.13 por ciento.

No es sorprendente que se den estos contrastes. A lo largo de los años se ha percibido esta gran diferencia, que lamentablemente se acentúa al paso del tiempo.

Quizás en este año los estados con clara vocación manufacturera puedan caer en un bache, debido al freno de las exportaciones de este giro. Sin embargo, no hay cambio sustancial en la dinámica de fondo.

En cuanto se recupere el sector industrial norteamericano no sólo se mantendrá el impulso sino que incluso se reforzará en áreas donde se están desarrollando clusters del sector automotriz y aeronáutico, entre otros.

En regiones como el sur y sureste, en contraste, en el mejor de los casos habría que esperar que maduren los proyectos que eventualmente deriven del desarrollo de las zonas económicas especiales, lo cual va a requerir de varios años.

Así pues, en lo inmediato, la única manera de incidir en un crecimiento más rápido de las zonas más atrasadas del país es mediante políticas públicas activas orientadas a apoyar la actividad productiva de las regiones más rezagadas.

Obviamente no se trata de hacer transferencias de recursos que no tengan efecto en cuanto el dinero se acabe, sino de una política social inteligente y quirúrgica que apunte a una combinación de objetivos: el combate a la pobreza por una parte, y por la otra el desarrollo de capacidades productivas, sobre todo, entre las micro y pequeñas empresas de estas regiones.

Si no lo hacemos, el cuadro de desigualdad regional y atraso en múltiples regiones del país se va acentuar en los siguientes años.

Twitter:@E_Q_

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