TEMA LIBRE

* Diego Durán exprime al SUTEYM
* Excesivos privilegios y canonjías
* Cacicazgo sindical en Tlalnepantla
Por I. León Montesinos




Insólito lo que sucede en la sección del SUTEYM en Tlalnepantla: mientras el Presidente Enrique Peña Nieto anuncia la tesis de austeridad que obligará al sector público a apretarse el cinturón y anular muchos privilegios en la burocracia, dirigentes de esta organización negocian cláusulas leoninas donde las autoridades deben comprometerse no únicamente a respetar sus numerosas “comisiones sindicales” sino, además, en el colmo de los abusos, a respetarlas con goce de sueldo, dos años después de que estos líderes concluyan sus periodos.
Por eso, vale hacer eco al cuestionamiento que se plantean los trabajadores que sí laboran y desquitan su sueldo en el gobierno municipal de Tlalnepantla: ¿Qué es realmente lo que está pasando en la Sección del SUTEYM que dirige José Diego Duran?
Pregunta que ronda desde hace tiempo por la mente de los sindicalizados, sobre todo porque en las últimas semanas han sucedido cosas que no dejan de sorprenderlos, eventos tan indignantes como negarles el derecho de asistir a los cursos de formación sindical, que es uno de los requisitos para poder participar en las elecciones para elegir al nuevo Secretario General de la sección Tlalnepantla.
Diego Durán sólo les da lugar a la planilla que está creando con sus conocidos: Raúl Colmenero y Ricardo Heredia, quienes no podrían participar en el proceso de elección porque tienen una demanda penal por el delito de lesiones que consta en la carpeta de investigación 484130620182914 ante la Procuraduría General de Justicia del Estado de México; además de Efrén Romero, Luis Alberto Herrera, Ricardo Jambier; y, por supuesto también, su hijo Jesús Durán Camacho (quien siempre ha estado “comisionado” para no tener que trabajar), a quien pretendía dejar como heredero del poder para así seguir controlando todo, y para que no descubrieran todas sus tropelías. Intención de la que debió desistir por la presión de los trabajadores y de su propio equipo.
De igual manera, ha desatado una campaña para desprestigiar a sus mismos compañeros con acusaciones falsas, dirigida a todos los que de alguna manera se niegan rotundamente a participar en sus imposiciones.
¿Cómo es capaz de hablar de unidad y lealtad si él mismo fractura la sección al apoyar y crear grupos de choque en cada una de las áreas, argumentando que gracias a él lo tienen todo? Diego se la pasa recordándoles el aumento de sus percepciones, las categorías y los demás beneficios que son parte de las Condiciones General de Trabajo pero que él las enaltece como logros propios.
Acaso se le olvida que su trabajo es velar por los derechos de los sindicalizados, y que los logros son de todos los trabajadores, que el convenio acordado (por cierto será el tercero que nunca han visto sus agremiados) se ha formado a través de los años de lucha de la sección y que no es sólo de un Secretario, sino de todos lo que en la historia del sindicato han contribuido para fortalecerlo.
¿Cómo hablar de paz laboral si son conocidas, por la mayoría de los trabajadores, las humillaciones y la forma tan prepotente de tratar a quienes le piden una recategorización?, aunque por otro lado también se sabe de personas a las que benefició con categorías y aumentos de sueldo, como pago por llevarle información de los “contrarios”; será por eso que hace unos días renunciaron 9 de sus secretarios, o será que los está preparando para una reelección en el sindicato.
¿Sabrá el Secretario General Estatal, Jorge Omar Velázquez Ruiz (a quien se atribuye ser descendiente directo de Fidel Velázquez), de cómo trata Diego Durán a sus representados? ¿Tendrá conocimiento el presidente del Comité de Vigilancia e Investigación, Ernesto Nuño Castañeda, de cómo se vulneran los derechos de los trabajadores en la Sección Tlalnepantla? Y si lo sabe, ¿por qué no actúa en contra de este seudolíder? ¿Acaso no está la defensa de los trabajadores por encima de cualquier interés personal?
Y por cierto, ¿estará enterado, el líder moral del SUTEYM, David Parra Sánchez, del estado de privilegio y excepción laboral que ha negociado en lo oscurito el prevaricante Diego Durán? En su reciente campaña como candidato priísta a la alcaldía de Naucalpan, el ex diputado local del XXIX Distrito, señaló reiteradamente que iría contra los corruptos. ¿Acaso por haber perdido ante el panista Edgar Olvera, olvidará sus principios éticos de combatir la corrupción en su alma máter sindical?
A continuación, transcribimos el contenido del ventajoso acuerdo negociado a espaldas de los trabajadores por Diego Durán y que hará extensivo en su propio beneficio, de sus cuates y familiares, en el Convenio Anual 2015:
Cláusula trigésima cuarta: “El Organismo Público Descentralizado Municipal (OPDM), concederá 12 comisiones sindicales con goce de sueldo y horario según necesidades del Comité Ejecutivo Seccional, adicionales a los integrantes de dicho Comité, mismos que gozarán de los beneficios, apoyos y garantías establecidas en el presente Convenio durante los 365 días del año; asimismo, al término de cada gestión sindical, el OPDM otorgará a quien haya fungido como Secretario General Seccional, una comisión por los dos años posteriores a su gestión, con goce de sueldo de tiempo completo, y otorgándole las prestaciones del presente convenio.
De ese tamaño la desfachatez de Durán en tiempos de crisis y recesión económica.
EL EQUIPO DE ASESORES DE LA PRESIDENCIA SE HA GANADO A PULSO un merecido y justificado despido por el cúmulo de situaciones inciertas que incluyeron en el Tercer Informe del Jefe del Ejecutivo, donde se reiteró que gracias a la Reforma Energética las tarifas eléctricas siguen a la baja cuando la Secretaría de Hacienda anunció de manera oficial un incremento del 5 por ciento por la prestación del servicio en todo el país, para este mes de septiembre.
El costoso marketing y sus invenciones de un futuro próspero y feliz para los mexicanos de escasos recursos, armado por los asesores presidenciales, se desvanecen cual fugaces quimeras ante la contundencia de una recesión que ha puesto contra las cuerdas a un gobierno que se empecinó en no escuchar los puntos de vista que alertaron desde su inicio los riesgos que traería al país el imponer, de manera unilateral y hasta autoritaria, reformas que nunca estuvieron en sintonía con nuestra realidad política, social y económica.
Se sigue insistiendo en la permanencia de un modelo económico que privilegia el interés de los grandes organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, así como de las multinacionales, abandonando sectores estratégicos como el agropecuario y entregando otros como el energético, a precio de ganga, con lo que hemos perdido nuestra soberanía alimentaria y muy pronto aniquilaremos lo que resta de nuestra soberanía económica.
Acuerdos como el Tratado de Libre Comercio (TLC), han resultado lesivos para el desarrollo y fortalecimiento de la pequeña y mediana industria al imponer un desigual sistema arancelario donde los corporativos extranjeros llevan todas las ventajas en las alevosas reglas impuestas a nuestro comercio exterior, anulando o bloqueando las exportaciones de las manufacturas nacionales.
Lejos de analizar las abrumadoras señales que muestran los yerros de la extraviada ruta trazada se persiste en el error de maquillar la realidad mediante el uso y abuso de la propaganda oficial como si montando escenarios irreales plagados de “alegóricas” cifras, se pudieran ocultar y más aún, aminorar los efectos que la crisis económica está causando en millones de mexicanos de escasos recursos que irremisiblemente caen, año con año, al rango de la pobreza extrema. Y mientras las voces oficiales insisten en señalar que el país va por el camino correcto, los datos duros de organismos como el Consejo Nacional para la Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), muestran con objetividad el verdadero rostro del retroceso social al referir que mientras en el 2012 había en el país 53,3 millones de pobres, para el 2014 la cifra se incrementó en dos millones más para llegar a 55,3 millones.
Luego de que el organismo evaluador difundiera tales cifras, de inmediato aparecieron los voceros de la parte oficial para refutar que la marginalidad social está siendo atacada con alentadores resultados como lo ponderó hace unas semanas la todavía secretaria de Desarrollo Social, Rosario Robles, cuando difundió datos sobre la Cruzada Nacional contra el Hambre, donde se guardó de mencionar que de los 55,3 millones de pobres que hay en México 11,4 millones de ellos se encuentran en el rango de pobreza extrema alimentaria; es decir, que enfrentan el dilema de no tener un pan que llevarse a la boca.
La mencionada Cruzada contra el Hambre, que ha resultado uno más de los tantos programas asistencialistas implementados para reportar beneficios electorales a la clase política pero sin dirección ni objetivos específicos a un combate integral de la pobreza y la marginación social, apenas y atiende a siete millones de personas; es decir, que su éxito es relativo pues sigue sin permear a cuatro millones de mexicanos.
Inaceptable que en el cúmulo de reformas aprobadas por la saliente LXII Legislatura, nunca figuró en su agenda parlamentaria una auténtica reforma al campo. Los legisladores no sólo se olvidaron del sector agropecuario sino además consintieron que por lo menos el 70 por ciento de los recursos federales asignados a este sector fueran a parar a manos de poderosas empresas como Bimbo, Bachoco, Maseca, SuKarne, y trasnacionales como Mosanto y Nestlé. Eso sí, los diputados salientes se autorizaron un bono de un millón 140 mil pesos más una liquidación por su último mes de gestión por otros 150 mil pesos.
La brecha entre ricos y pobres es cada más pronunciada por el inequitativo reparto de la riqueza que también es ocultada por los publicistas oficiales bajo el supuesto de que la Reforma Laboral generará empleos bien pagados y suficientes para los trabajadores. Alguien debe decirle al Presidente que sus asesores elaboraron un informe que habla de un País de las Maravillas, muy distante y lejano al México de carne y hueso en el que sobreviven millones de habitantes.
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