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lunes, 6 de julio de 2015

Los salarios, con pérdida constante desde los 70: UNM


México.- Un tema que los estudiosos de la economía nacional a menudo colocan sobre la mesa de discusión es el que se refiere al mercado de trabajo, y aunque divergen en enfoques, un punto de acuerdo es que en los últimos años el salario de los mexicanos ha tenido una caída permanente.

En opinión de Gerardo González Chávez, académico del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc) de la UNAM, desde mediados de los 70 los salarios han experimentado una pérdida constante de su poder adquisitivo, debido a la organización del mercado laboral.

En 37 años de aplicar una política económica, que los enterados denominan "liberal", las percepciones actuales corresponden a la cuarta parte de las más elevadas en 1976, advirtió el investigador.

Puede ser que el problema radique en el mercado referido, por lo que se tiene que hablar de las distintas variables que lo conforman. Una muy importante es la política laboral impulsada por el Estado, porque ahí se definen las relaciones entre el capital y el trabajo.

"Nos encontramos en lo que se conoce como la predominancia del mercado para la solución de los problemas económicos, una situación que diversos investigadores denominan 'una nueva forma de libertad', que no es más que el llamado neoliberalismo", explicó el economista.

En esas condiciones, entenderlo ha de relacionarse con el problema del desempleo abierto. Fue en el año 2000, al cambio de gobierno federal, cuando se alcanzó una tasa de crecimiento de alrededor de siete por ciento.

Eso implicó una disminución drástica del desempleo, a nivel tal que en ese año la tasa del desempleo abierto era de 2.2 por ciento. Pero a partir del 2001 se elevó hasta alcanzar su máximo nivel durante la crisis 2007-2008, con cerca de 6.2 por ciento (en octubre de 2009).

Luego, en 2009-2010 se presentó un reajuste: se redujo el índice del mismo, aunque no es de 2.2, sino de entre el cuatro y cinco por ciento. Ahí aparece una variable que muestra un deterioro significativo, porque casi se duplicó el número de personas en esa condición; de un millón que busca una ocupación en el año 2000, a más de dos millones 600 mil en 2013.

Cada vez se hace más evidente la necesidad de generar vacantes para los jóvenes. Actualmente, seis millones 427 mil 660 de ellos no logran colocarse ni encuentran un lugar en las universidades. Se trata de los jóvenes que ni trabajan ni estudian a causa de esas condiciones, remarcó González Chávez.

"Al hablar de tasas de desempleo, se debe considerar a esos desencantados que deciden no seguir en la búsqueda porque hay pocas oportunidades".

Otra de las variables económicas que el investigador ha evaluado en su estudio es el empleo informal. Datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) registran su crecimiento en los últimos 15 años.

"Impresiona cómo cerca del 30 por ciento de los jóvenes que se incorporan al mercado de trabajo lo hacen en la informalidad. Es decir, realizan todo tipo de actividades sin prestación alguna, con jornadas irregulares, en empresas outsourcing o subcontratistas, o en el comercio informal, lo que implica salarios muy bajos".

Sin embargo, otras perspectivas de análisis indican que el número de trabajadores registrados en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) se ha incrementado hasta en más de 16 millones 442 mil 285; son asalariados asegurados, pero no representan más del 30 por ciento de la fuerza laboral que se incorpora.

"Tampoco se debe olvidar a los trabajadores temporales, contabilizados por el mismo IMSS, que llegan a representar 30 o 40 por ciento de los contratados por tiempo determinado; no reúnen las características básicas -señaladas por la OIT- para considerar un empleo bien remunerado y con garantías sociales".

Otra variable que el economista introdujo en su análisis es la migración. Buena parte de los jóvenes que se incorporan a la informalidad, si no pueden mantenerse como fuerza de trabajo disponible, tienen que desplazarse. Desde 1994 -cuando se signó el TLC- se intensificó, sobre todo a partir del año 2000; un rasgo a destacar es que se compone de jóvenes calificados, parte de otro problema: la pérdida del bono poblacional.

De acuerdo con el académico, la migración de jóvenes profesionistas pasó de siete -en el 2000- a cerca de 18 por ciento en los últimos años. En general, "cuentan con un índice de educación mayor a 10 años, lo que significa que están altamente calificados, si se considera que el promedio nacional de educación es de 8.3".

El panorama somero de las variables trazan un mercado en una situación extremadamente precaria a nivel salarial, lo mismo en lo que se refiere a la ocupación, factores causantes de la migración de la fuerza de trabajo calificada o de algunos sectores fundamentales, como los técnicos.

En cuanto al nuevo marco legal, es decir, la reforma laboral aprobada, el investigador comentó que muchos aspectos plasmados ya se aplicaban en la práctica. Por ejemplo, la modificación a la jornada laboral sin remunerar horas extras o la disminución de prestaciones sociales como el reparto de utilidades.

"Uno de los elementos de la nueva forma de organización del trabajo es establecer parámetros del toyotismo -producir conforme a la demanda o la organización departamental-, parte de la flexibilidad laboral que no se permitía en los contratos colectivos".

En suma, es una legislación que se aplica por las necesidades de las nuevas formas de organización y de relación del trabajo (capital-trabajo y remuneración-jornada), que tienden a abaratar los costos de la fuerza en la materia para competir en un mundo globalizado, concluyó el economista.

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