Por enrique quintana
Era el sábado 22 de febrero de 2014. Una noticia sacudió al país: El Chapo Guzmán, el narcotraficante más buscado de México y también uno de los más buscados del mundo, había sido capturado en Sinaloa.
El gobierno de Felipe Calderón, pese a su combate frontal a las bandas delictivas, no había podido capturarlo. Y al gobierno de Fox se le había escapado de un penal de alta seguridad.
El gobierno de Peña tenía alrededor de 15 meses de gestión cuando logró la recaptura de Guzmán y también entonces entraba al proceso de concretar toda una serie de reformas que gobiernos previos del PAN y del PRI habían intentado infructuosamente.
Capturar a uno de los grandes capos, que se había vuelto leyenda, era otra muestra de sus capacidades de realización.
Su captura fue una metáfora.
Desconozco si en febrero de 2014, Guzmán seguía teniendo el poder que una vez tuvo como cabeza del Cártel de Sinaloa. Pero su nombre seguía pesando enormemente como símbolo del poder corruptor del narco.
Inevitablemente su reciente fuga, más allá de las implicaciones prácticas que pueda tener, es como lo refirió el propio presidente Peña: una afrenta al Estado.
Hay que verlo como el recordatorio de que los logros alcanzados en años anteriores no son irreversibles.
Así como su captura fue una hazaña, debió hacerse el trabajo anónimo, meticuloso, muchas veces invisible, de asegurar su permanencia en prisión y el que los procesos que se le seguían fueran sólidos.
Obviamente, hubo quien no hizo ese trabajo.
Y digo que la fuga de El Chapo es una metáfora, porque el riesgo de que otros logros se reviertan existe.
No hay reforma estructural que no haya afectado intereses. Y los actores sociales que resultaron perjudicados no se han quedado con los brazos cruzados.
El ejemplo más obvio es el de la reforma educativa y el desafío de la CNTE al Estado mexicano.
En este ámbito también hay quien no hizo su trabajo.
Otras reformas quizá no están bajo fuego de manera tan visible como la educativa, pero se va a requerir que quienes son responsables de ellas se pongan el overol y se aseguren de hacer ese trabajo fino, detallado, árido, que implica asegurar que los grandes lineamientos que se reflejaron en leyes o en políticas públicas, se conviertan en realidades.
Esta misma semana, la reforma en el terreno de los hidrocarburostiene su primer gran desafío: la primera subasta.
Este miércoles sabremos si los términos ofrecidos por el Estado mexicano resultaron interesantes para los inversionistas y si a través del capital privado veremos la revitalización de la industria petrolera.
Me parece que en este terreno hay los ingredientes necesarios para que la primera licitación sea exitosa y se asigne un porcentaje de bloques que podría estar entre 30 y 50 por ciento de los ofrecidos, lo que estaría en los parámetros internacionales de éxito para este tipo de subasta.
Y, acerca de El Chapo, pues ojalá que los responsables se arremanguen la camisa y trabajen duro y con inteligencia. Una recaptura pronta podría ser una muestra de que hay capacidad de enmendar errores.
Twitter: @E_Q_
Directorio
Suscribirse a:
Enviar comentarios
(
Atom
)
No hay comentarios :
Publicar un comentario