Extrañamente Fernandito no llegó a su confirmación
Sus catequistas relataron que dejó de ir a clases y que su abuela lo abandonó
En una casa ubicada en el municipio de Nezahualcóyotl, Estado de México, ocurrió el supuesto ritual en el que su madre y ocho cómplices agredieron al menor
Edomex, México.- Fernandito, como es conocido el menor a quien su madre le sacó los ojos durante un supuesto ritual en el municipio de Nezahualcóyotl, Estado de México, en mayo de 2012, debía celebrar ayer su confirmación religiosa, pero sus catequistas desconocen su paradero.
El menor pasó cuatro meses estudiando el catecismo para realizar su confirmación y primera comunión en el Santuario Nacional de San Juan Diego, el templo contiguo a la Basílica de Guadalupe.
Sin embargo, semanas antes de celebrar ambas ceremonias religiosas, Fernando Calet Alvarado Ríos dejó de asistir a la doctrina, afirman Monseñor Diego Monroy Ponce y Rocío, catequista de Fernandito.
Ambos lamentaron la decisión de su abuela paterna, Martha Julieta Arvizu, de abandonarlo para irse a vivir a Chihuahua, se excusó diciendo que no podía continuar con la manutención del menor.
Tras vivir un año en las instalaciones del DIF Estado de México, en Toluca, la abuela se hizo cargo tanto de Fernando como de Kevin, su hermano mayor.
El gobierno mexiquense les otorgó una casa luego de determinar que la abuela y el padre de los menores contaban con las atribuciones necesarias para cuidar de ellos.
Tanto Diego Monroy como la catequista, relataron que el menor llegó a la comunidad religiosa muy deprimido y desconfiado, e incluso dijeron estar al tanto del uso personal que le daba el padre de Fernando a los apoyos económicos que recibía.
Ambos afirman que en los primeros días de estudio del sacramento el menor enfrentó los juicios de sus compañeros por saber que fue mutilado en “un ritual satánico” y que lo llamaban “ciego”.
Algunos compañeros del catecismo lo llamaban ciego, yo lo defendí porque no me pareció correcto. Al principio existía temor, pero Fernando es un niño que sabe comportarse, muy alegre aún con todo lo que vivió”, recordó Francisco, uno de los niños que sí se consagró.
Padres de familia y otros catequistas describen a Fernandito, quien ahora tiene seis años de edad, como un niño inteligente y alegre, siempre acompañado de su hermano y su abuela.
Aquí tratamos de apoyarlos, pero sólo desaparecieron. La abuelita dijo que no podía cuidarlo. Yo recuerdo a Fernandito porque cuando ganamos su confianza y amor, me pidió permiso para tocar mi rostro y poder imaginarme. Es un niño amoroso”, expresó Rocío, quien prefirió no dar a conocer su apellido.
Por su parte, Diego Monroy Ponce señaló que tiene la esperanza de que Fernando vuelva al santuario.
Llegó muy deprimido con su hermano, es increíble como después de varios meses el niño se fue levantando. Descubrió una comunidad que lo quería, que lo llevaba a superar está dramática historia”, aseguró Monroy.
La ceremonia que lo dejó sin visión
El 24 de mayo 24 de 2012 María del Carmen Ríos junto con otras ocho personas fue detenida por sacarle los ojos a su hijo Fernando, de cinco años de edad, en el municipio de Nezahualcóyotl, en el Estado de México.
La mujer utilizó una cuchara y, ante las autoridades, declaró que se trató de un un ritual para evitar el apocalipsis.
Elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana del Estado de México, recibieron una llamada de auxilio en la que vecinos de colonia Ejidos de San Agustín, en Nezahualcóyotl, indicaron que escuchaban a un hombre que gritaba aterrado que iban a matar a un niño.
En la primera declaración de la madre, señaló que al negarse a cerrar los ojos para rezar, ella y su hermana Lizbeth Ríos lo llevaron a la cocina para desprenderle los glóbulos oculares.
En noviembre de este año, María del Carmen cambió su declaración expresando que fue su hermana quien cometió la mutilación debido a una “posesión demoniaca”.
Actualmente continúan en el proceso de sentencias Martha García Vargas, Ciro Ríos Benítez, abuelos maternos; Yesenia Mayela, Maciel Charles, Jesús Ríos García y Ruth Lisbeth Ríos García.
Fernando, quien perdió el sentido de la vista y tiene prótesis estéticas, quedó al cuidado del DIF del Estado de México, pero regresó en julio de este año con su padre y su abuela al comprobarse que tenían las facultades del cuidado de él y su hermano.
El menor recibió una casa en el fraccionamiento Santa Elena, por parte del Gobierno del Estado de México.
Noel Alvarado, padre de Fernando, expresó que no compartía “la visión apocalíptica” de su esposa e inclusive estaba enemistado con ella. María del Carmen Ríos García vivía en la casa de sus padres donde realizaban ayunos y oraciones.
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