La gran pregunta es si el respaldo de la gente a López Obrador podrá endosarse a quien será la candidata de Morena, Claudia Sheinbaum.
El 1 de octubre de 2024, quien resulte ganadora del proceso
electoral del próximo año tomará posesión y comenzará un nuevo gobierno.
Por eso resulta interesante observar algunos elementos de la
encuesta que hoy publica EL FINANCIERO en la que se mide la aprobación del
presidente de la República al comenzar último año de su sexenio.
AMLO tiene un 58 por ciento de aprobación, contra un 41
por ciento de desaprobación.
Este nivel se ha mantenido relativamente estable desde el
primer trimestre del 2022.
No se han presentado hechos que modifiquen sensiblemente la
opinión de la gente con respecto al presidente de la República.
Ni los buenos o malos resultados de su gestión; ni críticas
ni halagos parecen modificar el apoyo de AMLO entre la población, que
parece ya bien establecido.
Se ha analizado mucho cuál es la razón por la que la
aprobación es 17 puntos mayor a la desaprobación y hay hipótesis
plausibles: la capacidad para mantener viva la esperanza; el formidable poder
de comunicación que tiene el presidente; la ausencia de otras voces que le
hagan sombra; los programas sociales de su gobierno, entre otros factores. En
fin, puede haber diversas explicaciones, pero el hecho allí está.
Y, como ha sucedido en otras mediciones, en ésta, el nivel
elevado de respaldo del presidente de la República no coincide con la
aprobación de sus acciones de gobierno, en donde hay calificación reprobatoria
en diversas materias como seguridad, combate a la corrupción o manejo de la
economía.
Se salva, sin embargo, el tema de los apoyos sociales, en
donde hay un claro respaldo mayoritario.
Y reciben más apoyo que rechazo las tres obras
más emblemáticas de su gobierno: el Aeropuerto Felipe Ángeles, el Tren Maya y
la Refinería de Dos Bocas.
En este contexto comienzan los últimos doce meses del
mandato de AMLO, que también serán de intensa actividad electoral.
La gran pregunta que existe es si el respaldo de la
gente a AMLO podrá endosarse a quien será la candidata de Morena, Claudia
Sheinbaum; o si la candidata va a cargar con la desaprobación a la gestión del
gobierno en diversos ámbitos.
Si ocurriera lo primero y el respaldo de la gente a AMLO
pudiera trasladarse directa y completamente a Sheinbaum, creo que sus
posibilidades de triunfar en las elecciones serían muy elevadas.
Se dice, y creo que con razón, que una elección presidencial
en la que todo apunta a que haya dos candidatas fuertes –aún no sabemos qué
vaya a hacer Movimiento Ciudadano o si van a lograr participar algunos
candidatos independientes– en buena medida será una elección
plebiscitaria.
Es decir, será un proceso electoral en el que habrá de medirse
el respaldo al proyecto del actual gobierno.
Si ese el tono que adquiere la contienda electoral, con el
nivel de respaldo presidencial que hoy existe, podría anticiparse el
triunfo de Sheinbaum y quizás incluso el que Morena pudiera conseguir
mayoría absoluta en las Cámaras.
Si la oposición lograra, en el curso de la campaña, que la
contienda no fuera una disputa por el proyecto de la 4T sino un
proceso en el que compiten dos candidatas, cada una con fortalezas y
debilidades, entonces tal vez podría darse una contienda más competida.
Como muchas veces le he comentado en este espacio, al
observar las mediciones de apoyo al presidente, quienes piensan que hay una
mayoría contraria al actual gobierno es porque viven en una realidad diferente
a la del grueso de la población.
Si la senadora Gálvez contiende frente a Claudia Sheinbaum
podría haber competencia. Si lo hace frente a López Obrador, creo que va a ir
en camino a la derrota.
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