Además del crecimiento de los cárteles y la mortandad por violencia, López Obrador dejará una bomba económica a quien llegue a Palacio Nacional el próximo año.
Además del crecimiento de los cárteles y la
mortandad producto de la violencia impune, López Obrador dejará una bomba
económica al siguiente gobierno.
Ni con reforma fiscal se cubrirán los hoyos y
estropicios que deja el actual Presidente.
El presupuesto de la Federación requiere de
casi 100 mil millones de pesos adicionales cada año para cubrir los incrementos
en la Pensión para Adultos Mayores.
¿De dónde van a salir? No hay manera. Ni con
reforma fiscal.
Ningún candidato se atreverá a plantear el
ajuste al programa. Sería un suicidio electoral.
Y la presidenta (e) que lo haga, tendrá por
respuesta convulsión social, que no es difícil prever quién las alentará o
hasta encabezará.
La universalización del programa Pensión para
Adultos Mayores que hizo el presidente López Obrador beneficia más a los ricos
que a los pobres. No un poco más, sino muchísimo más.
En 2018, había 410 mil personas beneficiadas,
del decil más pobre de la población. Y 240 mil personas del decil de mayores
ingresos.
Para 2022, aumentó a 530 mil personas ubicadas
en el decil más pobre, y a un millón 380 mil personas del decil de mayores
ingresos.
¿Ya vieron? AMLO aumentó el beneficio del
programa a 120 mil personas pobres, y a un millón 140 mil mexicanos con
ingresos elevados.
Y no habrá dinero que alcance para costear
pensiones a quienes no la necesitan.
Cualquier ajuste severo al programa de Pensión
para Adultos Mayores será motivo de agitación social.
Habrá que pagar también la deuda de corto
plazo de Pemex.
Esa deuda pasó de 8 mil 413 millones en 2018,
a 30 mil 253 millones de dólares en la actualidad.
Hay que pagar a los proveedores de Pemex. Los
adeudos con ellos eran, en 2018, por 5 mil 511 millones de dólares. Ahora es de
13 mil 540 millones de dólares.
¿Cómo se paga eso?
No lo va a pagar Pemex, porque es una empresa
quebrada, a la que el actual gobierno le ha inyectado más de 800 mil millones
de pesos en aportaciones y exenciones (720 mil millones de pesos entre
beneficios fiscales y transferencias, informó la semana pasada el director de
la empresa, Octavio Romero Oropeza).
Y después de esas aportaciones monstruosas
(mientras las petroleras del resto del mundo ganan más dinero que nunca),
¿cuánto aumentó la producción de petróleo?
Pasó de producir un millón 823 mil barriles
diarios en promedio en 2018, a un millón 878 mil barriles diarios en junio de
este año.
Saque usted la cuenta de lo que cuesta a los
mexicanos producir 55 mil barriles diarios más, luego de gastar 800 mil
millones de pesos en apoyos a Pemex.
Las pérdidas acumuladas en refinación son de
630 mil millones de pesos de 2019 a 2022.
El mantenimiento es un desastre. El consultor
de Integralia, Carlos Ramírez F., señala que el índice de gravedad de los
accidentes de Pemex pasó de ocho en 2018, a 31 en 2023.
Agrega que las emisiones de dióxido de azufre
(causa daños al sistema respiratorio, deteriora la naturaleza y provoca la
caída de lluvia ácida) que lanza Pemex al ambiente pasó de 277 mil toneladas en
2018, a 577 mil toneladas en 2022.
La CFE, que ganaba dinero en 2018, tuvo que
recibir apoyos del gobierno, entre 2019 y 2022, por 300 mil millones de pesos.
¿Cómo se va a pagar esa herencia de López
Obrador?
Sume lo que va terminar costando la refinería
en Dos Bocas (cerca de 18 mil millones de dólares), el Tren Maya (20 mil
millones de dólares), la cancelación del aeropuerto en Texcoco (faltan por
pagar más de 4 mil millones de dólares a tenedores de bonos de largo plazo) y
la catástrofe humana y en infraestructura provocada en el sector salud.
No hay manera. Ni con reforma fiscal.
Esa bomba le deja AMLO a Xóchitl Gálvez, o a
Claudia Sheinbaum, o a Marcelo Ebrard o a quien llegue a Palacio Nacional el
próximo año.
A fin de cuentas, esa bomba le deja a México.
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