Comentario y Debate
Algo que nos llama la atención en los cambios de gobierno,
aquí y en cualquier parte del mundo y de la historia, es cómo se realizan en
muchas partes con profesionalismo, civilidad y continuidad, pero no
continuismo. Especialmente cuando el cambio de gobierno, como en el caso de
nuestro Estado de México será después de 94 años del mismo grupo gobernante,
cambio de grupo, no sólo distinto, hasta antagónico.
Estamos a punto de ver, o ya se ven despachos vacíos, casi
con lo indispensable de mobiliario, se va retirando hasta la foto del actual
gobernador, todo en espera de los nuevos huéspedes de las oficinas e
instalaciones gubernamentales.
Hasta ahora con aparente discreción, naturalidad y
resignación. Eso parece indicar una cultura de respeto por el ejercicio del
gobierno. En las reglas para la transición, inclusive se ha determinado la
presentación de las renuncias del personal de confianza, para que el nuevo
gobierno determine quiénes serán los nuevos colaboradores. Porque el personal
de base, lo ha reiterado la Gobernadora electa, conservará sus empleos.
No obstante, hay funciones que no se detienen y en esas se
debe tener más cuidado, para evitar sobresaltos a la sociedad. Permitir que un
gobierno salga y otro entre con un mínimo de afectación a los servicios
públicos y conservando eficacia, al menos, y si es posible eficiencia y
honestidad, sería estupendo. Son momentos difíciles para la Gobernadora electa,
Maestra Delfina Gómez Álvarez, porque debe estar dando su primer gran paso, uno
de los más difíciles: la integración de su equipo de colaboradores.
Generalmente sujeto a la toma de decisiones inciertas, subjetivas, derivadas de
presiones, aspiraciones legítimas y pretendidos cobros de “factura” frente a
las expectativas de la sociedad, y especialmente de los críticos de ver un
equipo lo más parecido a la corte celestial: perfiles capaces, honorables, de
nuestro terruño, del mejor prestigio social y familiar, experimentados, hasta bien
parecidos y más, con todas las cualidades inimaginables.
Desde luego, sin que ello signifique supermanes o
supermujeres, eso sí, con vocación de servicio, actitud noble para atender a
los ciudadanos y sensibilidad para enfrentar la dura realidad de gobernar.
Porque la práctica nos confirma que ningún gabinete de inicio es para todo un
período, muchos cambios vendrán y por múltiples causas.
Lo ideal de un nuevo equipo sería abrir espacios a las
mujeres, e integrarlo por su valiosa formación, experiencia, inteligencia,
actitud, lealtad, capacidad de cumplimiento, de realización, honestidad y
prestigio. Y lo digo sin dar prioridad a alguna de estas características, para
ciertos casos son valiosas unas y para otras las demás, porque el objetivo será
colaborar con la Gobernadora para solucionar problemas y dar resultados, pronto
y bien. Resultados, no pretextos, ni excusas.
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