Un artículo de Antonio Lazcano
Discurso de Antonio Lazcano en conmemoración de los 100 años
del Zoológico de Chapultepec, que lleva el nombre de Alfonso L. Herrera,
promotor de la evolución en México y de las ciencias biológicas
ANTONIO LAZCANO ARAUJO*
Al conmemorar los aniversarios de las instituciones a veces
nos olvidamos de los esfuerzos individuales y colectivos que están atrás de la
materialización de un proyecto. El zoológico que Don Alfonso L. Herrera
inauguró hace exactamente un siglo en este lugar tuvo antecedentes
importantes. En 1895 Don José Yves Limantour, el poderoso secretario de
Hacienda y Crédito Público de Don Porfirio Díaz, emprendió la remodelación
del Bosque de Chapultepec, y le pidió a Albert Courmont, un francés
naturalizado mexicano, un proyecto para la creación de un zoológico. Cuatro
años más tarde Courmont entregó una propuesta que incluía el Palacio de los
Paquidermos, el Kiosco de los Monos, la Cueva de los Osos, establos para cebras
y camellos, y jaulas para dos guacamayas y unos pericos que Limantour había
comprado y que la prensa no tardó en bautizar como “Las guacamayas de Don
Porfirio”.
ANTONIO LAZCANO ARAUJO*
La visión polarizada y maniqueísta de la historia
nacional, tan de boga en estos tiempos, nos ha impedido reconocer el
interés de distintos personajes de nuestro pasado por impulsar el conocimiento
científico, aunque estuvieran separados por visiones antagónicas sobre el
futuro del país. Nos hemos olvidado de los esfuerzos de Lucas Alamán, Guadalupe
Victoria, Vicente Guerrero, Agustín de Iturbide, Melchor Ocampo, Maximiliano de
Habsburgo, Benito Juárez y Porfirio Díaz, que en medio de la turbulencia
decimonónica de las asonadas, imperios efímeros y guerras civiles con las que
se amanecían los mexicanos cada mañana, se dieron tiempo para preservar e
incrementar, en la medida de lo posible, el patrimonio cultural y crear
bibliotecas, archivos, jardines botánicos, zoológicos, observatorios
astronómicos y museos de historia natural.
PORFIRIATO E IMAGEN DE PROGRESO.
¿Qué fue lo que llevó al régimen porfirista a crear un
zoológico en la capital del país? En la iconografía decimonónica, las
estaciones de ferrocarril, las bibliotecas públicas, los museos de historia
natural, los jardines zoológicos y los planetarios eran, a la vez, demostraciones
de los entornos urbanos renovados y símbolos del poder casi hipnótico que
el mito del progreso tenía sobre una burguesía racionalista que se creía hija
legítima de la ciencia y la tecnología. En la perspectiva de Limantour, en la reestructuración
de Chapultepec y la creación del zoológico se mezclaban por partes iguales
las ideas de la modernidad, el orden, el nacionalismo y el progreso.
ANTONIO LAZCANO
Aunque don Alfonso L. Herrera ciertamente tenía una confianza
ciega en el valor de la ciencia y veía a la teoría de la evolución como
sinónimo del progreso, tenía una visión extraordinaria sobre el valor de las
ciencias de la vida. Siguiendo el ejemplo de Lamarck, al que leyó con ánimos
jacobinos, llegó a la conclusión que la biología era una disciplina con
carácter propio que iba más allá de lo que hasta entonces se conocía como
historia natural. Como subrayó Roberto Moreno de los Arcos, el gran estudioso
de la historia del darwinismo en México, el libro “Recueil des lois de la
Biologíe Générale”, que Herrera publicó en 1897, puede considerarse con toda
justicia como el primer texto evolucionista escrito en nuestro país. Gracias
a la labor de Don Alfonso L. Herrera, la enseñanza de la biología surgió en
México bajo la sombra secular de la teoría de la evolución.
TRAYECTORIA DE ALFONSO LUIS HERRERA.
Don Alfonso L. Herrera llegó a la dirección del
Zoológico de Chapultepec precedido por una extraordinaria labor docente y
organizativa. Fiel a su vocación docente, escribió en 1904 sus “Nociones
de Biología”, el primer texto de biología que hubo en nuestro país, un libro
destinado a profesores normalistas enmarcado en la teoría de la evolución, en
donde ya hablaba de su teoría de la plasmogenia sobre la aparición de la
vida. En 1915 fue nombrado director del Museo Nacional de Historia Natural,
y desde ese puesto creó la Dirección de Estudios Biológicos, lo que le permitió
fundar el Instituto Nacional de Parasitología, la estación de biología marina
de Veracruz y, en el Bosque de Chapultepec, el Jardín Botánico, el Acuario de
la ciudad y el Zoológico, que había sido cerrado en 1911 por la Revolución.
Mediateca del INAH
Con un tesón admirable, Herrera dictó conferencias,
escribió libros, fundó museos y creó sociedades científicas. Dedicó su vida al
estudio de la aparición de la vida, y buscó en las propiedades de geles y
coloides de distinta composición química el origen del protoplasma, predicando
a los cuatro vientos el carácter material de los seres vivos. Nunca logró
crear una célula artificial, pero su biografía científica es una demostración
de la disciplina académica y la capacidad intelectual de un hombre generoso
convencido de la importancia de hacer de la docencia, la investigación, y la
divulgación de las ciencias parte central del patrimonio cultural de todos los
mexicanos. Lástima que no todos los gobiernos lo entiendan así.
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