Sería muy sano para la economía que ya no viéramos una mayor apreciación de nuestra moneda y que gradualmente regresara a niveles más compatibles con el crecimiento de nuestro mercado interno y nuestras exportaciones.
Al arrancar este año, los pronósticos de los expertos
indicaban que terminaríamos el 2023 con una paridad de 20.80
pesos por dólar.
Con un nivel de 19.40 al arrancar el año, se esperaba una
depreciación de 1.40 pesos, equivalentes a 7.2 por ciento para todo este año,
de acuerdo con la encuesta entre especialistas que levanta mes con mes el Banco
de México.
En la encuesta publicada por Citibanamex el pasado 5 de
enero se percibía que el pronóstico con el valor del dólar más alto para
este año era el de Monex, con un estimado de 21.30 pesos, mientras que el
de Barclays era el que lo ponía en el nivel más bajo con 19 pesos por dólar.
Nadie, sin embargo, lo ubicaba ni cercanamente en los
niveles que ahora tiene.
Incluso, cuando bajó de 19 pesos, en los primeros días de
febrero, muchos esperaban un rebote que llevara la paridad a niveles más
cercanos a los pronosticados.
Y resulta que luego en mayo bajó de los 18 pesos, y de
nueva cuenta la mayoría consideraba que ya estaba en niveles demasiado bajos
para seguir apreciándose.
Ayer, que finalmente bajó de manera firme de los 17
pesos, he vuelto a escuchar que ahora sí ya es muy poco probable que
nuestra moneda siga apreciándose.
Como en otros momentos, el detonador de la apreciación de
nuestra moneda estuvo afuera. Se trató del dato de la inflación del mes de
junio en EU, que resultó de 3.0 por ciento, una cifra por debajo de lo
previsto en tanto que la inflación subyacente finalmente bajó de 5 por ciento y
se ubicó en 4.8 por ciento.
No solo se apreció el peso mexicano ayer, también otras
monedas de países emergentes de América Latina, Europa del Este o África
lograron avances.
Pero, la racha de nuestro peso ha sido muy consistente y
la percepción de que quizás la Fed el 26 de julio deje las tasas sin cambio y
adquiera un tono menos ‘halcón’, menos agresivo en su comunicación, propiciaron
el retroceso del dólar y de las tasas de los bonos.
Si eso se observa en la comunicación del Comité de la Fed en
un par de semanas, entonces quizás sí podríamos estar ante un cambio de
percepción en los mercados que pudiera impedir que nuestro peso siguiera
apreciándose.
¿Dependería lo anterior de que el Banxico considerara una
baja en la tasa objetivo relativamente pronto?
No necesariamente. El siguiente anuncio de política
monetaria del Banxico será en cuatro semanas, el 10 de agosto. Para entonces
habremos conocido la inflación del mes de julio y veremos su comportamiento.
Creo que, si el resultado es consistente con el de Estados Unidos,
lo que pudiéramos ver es un cambio de tono de la comunicación, admitiendo
la posibilidad de bajas en las tasas hacia finales de este año.
Y eso podría ser suficiente para ver un cambio en el
comportamiento de la paridad, que podría empezar a moverse hacia arriba en
lugar de seguir apreciándose.
Pero, tome estas previsiones con reservas.
Ya en el curso de este año parecía que la inflación venía
firmemente hacia abajo y luego resultó que no pudo mantener su trayectoria.
Claro que, en los mercados, siempre se juega a anticiparse y
por eso las reacciones como la que vimos ayer.
Pero, creo que sería muy sano para la economía en
su conjunto que ya no viéramos una mayor apreciación de nuestra moneda y
que gradualmente regresara a niveles más compatibles con el crecimiento
conjunto de nuestro mercado interno, pero también de nuestras exportaciones.
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