A pesar de que AMLO niega la fabricación de fentanilo en México, especialistas en seguridad aseguran que miente, así como operativos de la Sedena.
El presidente Andrés Manuel López Obrador afirmó que su país no fabrica
ni consume fentanilo, a pesar de las pruebas de lo contrario, y sugirió
que la epidemia de opioides sintéticos es, en gran medida, un problema
estadounidense que debería ser atendido en ese país.
“Aquí nosotros no producimos fentanilo y nosotros no tenemos
consumo de fentanilo. Y lamentamos mucho lo que está pasando en Estados
Unidos”, dijo el mandatario. “¿Por qué ellos no combaten la distribución del
fentanilo en Estados Unidos?.... ¿Por qué no atienden a sus jóvenes?”
López Obrador hizo estas declaraciones durante su conferencia
matutina de este jueves 9 de marzo justo antes de reunirse con Liz
Sherwood-Randall, asesora de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, que está de
visita en México precisamente para hablar de la crisis generada por esta
droga.
El pronunciamiento también coincide con los llamamientos de
los republicanos estadounidenses a utilizar el ejército de Estados Unidos para atacar los
laboratorios de drogas en México.
El gobierno reconoció en el pasado que el fentanilo se
produce en laboratorios de México con precursores químicos importados de
China. De hecho, entre las autoridades estadounidenses e incluso mexicanas
apenas se discute que casi todo el fentanilo que se consume en Estados Unidos
se procesa en México.
En febrero, el Ejército mexicano anunció que se incautó de más de medio millón
de pastillas de fentanilo, en lo que denominó el mayor laboratorio de
drogas sintéticas descubierto hasta esa fecha. El ejército dijo que el
laboratorio al aire libre fue descubierto en Culiacán, Sinaloa.
En la misma ciudad, en 2021, el ejército allanó un
laboratorio que, según sus estimaciones, fabricaba unos 70 millones de
pastillas de fentanilo al mes para el cartel de Sinaloa.
Al fentanilo se le atribuyen unas 70 mil muertes anuales por
opiáceos en Estados Unidos, e instituciones oficiales mexicanas también hablan
de un incipiente consumo en las ciudades mexicanas de la frontera.
López Obrador insistió en que parte de la culpa de la crisis
que vive Estados Unidos con el fentanilo es por la falta de
políticas para atender a los consumidores, las familias monoparentales o el
“problema grave de descomposición social”.
Las palabras del Presidente contrastaron con las del
embajador estadounidense en México, Ken Salazar, en Twitter donde dijo que la
reunión entre Sherwood-Randall y el fiscal general mexicano tenía como objetivo
“mejorar la cooperación en seguridad y luchar contra el flagelo del
fentanilo para proteger mejor a nuestras dos naciones”.
Para el analista de seguridad mexicano David Saucedo, está
claro que “el presidente miente” con las afirmaciones de este jueves.
“Los cárteles mexicanos, sobre todo el CJNG (Cártel Jalisco
Nueva Generación) y el Cártel de Sinaloa aprendieron a fabricarlo”, explicó. “Ellos
mismos compran los precursores químicos, instalaron laboratorios, fabrican el
fentanilo, lo llevan a ciudades de Estados Unidos y lo venden”, aseguró.
“Poco a poco han comenzado a crear un monopolio del
fentanilo, pues los narcos mexicanos están presentes en toda la cadena de producción
y comercialización”, agregó Saucedo.
Si bien es cierto que el consumo de esta droga sigue bajo en
México y en gran parte confinado a las zonas fronterizas del norte, eso puede
deberse a que el gobierno mexicano no es capaz de detectarlo. Un estudio de
2019 en la ciudad fronteriza de Tijuana mostró que el 93 por ciento de las
muestras de metanfetaminas y heroína allí contenían algo de fentanilo.
Saucedo indicó que las exportaciones de fentanilo eran tan
lucrativas para los cárteles mexicanos que en el pasado no habían visto
mucha necesidad de desarrollar un mercado interno aunque ya empezaron a
venderlo en algunas ciudades como la capital, León (en el estado de Guanajuato,
en el centro del país) o Monterrey, en el norte.
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