Enrique Quintana explica 5 diferencias entre la marcha del INE y la que encabeza López Obrador este domingo 27 de noviembre
Es tan burdo y explícito que el presidente López Obrador de
plano ha tenido que ironizar respecto a él en diversas conferencias mañaneras.
No se trata simplemente de facilitar el transporte a los ciudadanos interesados
en acudir a la marcha. Eso es lo de menos. El acarreo significa usar
recursos públicos en gran escala para llevar a empleados públicos,
beneficiarios de programas sociales, estudiantes, grupos sociales diversos e
integrantes de la estructura partidista de Morena a marchar hoy.
Parte del acarreo consiste en condicionar beneficios a
la asistencia a la concentración de hoy. Olvídese del “frutsi y la torta”, eso
es lo de menos. El gran tema es que mucha gente sabe que su inasistencia le
puede costar la pérdida de apoyos.
Esto no es nuevo. Lo hizo por décadas el PRI y
también lo hizo en su momento el PRD. Incluso en algunos estados y municipios
fue practicado por el PAN.
No quiere decir lo anterior que todos los asistentes vayan a
ser acarreados ni mucho menos. Habrá quienes vayan por voluntad propia sin
duda. Pero no formarán la mayoría.
El grueso de los asistentes a las marchas del 13 de
noviembre acudió por voluntad propia y usando sus propios recursos.
2-Un acto de Estado y de campaña.
En buena medida, el acarreo deriva del hecho de que la
marcha es organizada desde poder público. Se trata de una decisión política
tomada por el presidente de la República para responder a las movilizaciones
del 13 de noviembre. Es parte de la estrategia de AMLO para fortalecer a
Morena en el camino al 2024… y para satisfacer el ego del presidente.
Es quizás el mejor ejemplo de lo que le esperará al país si
se llegara a perder el árbitro imparcial que hoy existe.
Las marchas del 13 de noviembre fueron esencialmente
ciudadanas. Los militantes de partidos que acudieron tuvieron que adherirse a
ellas. Ni los convocaron ni las organizaron.
3-Es un acto de carácter nacional.
El presidente López Obrador no podía arriesgarse a no sumar
la cantidad de personas que reunió en la Ciudad de México la marcha del 13 de
noviembre. Por eso se necesitaba que no se limitara a la capital. Así que miles
de autobuses de todo el país acudirán para llevar contingentes de todos
los estados. Por otra parte, también será una forma de movilizar el
músculo electoral en todos los estados del país.
Las marchas del 13 de noviembre, al no usar recursos
públicos, se quedaron en sus respectivas ciudades.
4-Será parte de la carrera presidencial al interior de
Morena.
Claudia Sheinbaum tendrá que movilizar como nunca
a las estructuras clientelares de Morena en la capital, así como a todos
los empleados públicos que pueda. Deberá pedir el respaldo de sus gobernadores
aliados para enviar gente. La marcha del 13 de noviembre en la capital fue una
muestra de que en la Ciudad de México hay una gran base contraria a Morena, lo
que AMLO le puede reprochar.
Ninguna de las otras dos ‘corcholatas’ que acudirán a la
marcha, Ebrard y Adán Augusto tiene directamente bajo su control
grandes contingentes, pero Claudia sí.
Y será también la oportunidad para escuchar por aquí y por
allá: “¡presidenta!”. En el caso de Monreal, su ausencia será otra manera
de marcar distancia, lo que lo acerca aún más a la oposición.
La marcha del 13 fue una demostración ciudadana en la que no
hubo respaldo alguno para algún aspirante presidencial.
5-Las consecuencias de las marchas.
Las del 13 de noviembre evidenciaron que si el PRI apoyaba
la reforma constitucional propuesta por López Obrador iba a recibir un tremendo
castigo del electorado. Eso cambió la lógica de la política nacional y dejó
solamente disponible para el presidente el Plan B recortado y
la posibilidad de seleccionar consejeros electorales a modo.
No es poca cosa. Como le hemos comentado en este espacio, el
INE sigue en riesgo. Pero, ya no se pudo hacer un cambio radical del sistema
electoral como lo pretendía AMLO.
La marcha de hoy no tendrá esa trascendencia. No cambiará
las posibilidades de la reforma ni modificará sensiblemente el balance de
fuerzas políticas en el país.
Como se ha dicho insistentemente, será la marcha del ego y
no mucho más.
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