El Estado de México se ubicó en el lugar 21 en el índice de Progreso Social (IPS), entre las 32 entidades, pues registra rezagos y deficiencias en temas como: seguridad, poco acceso a áreas verdes, largos traslados, falta de presión de agua, de posgrados de calidad. Su desempeño es deficiente en esos rubros, en comparación con otras entidades con un PIB percápita similar.
De acuerdo con Katia Guzmán del Observatorio Económico
México, ¿Cómo Vamos?, el cual realizó el estudio, el índice busca capturar a
través del análisis de 56 variables cómo se vive el bienestar y el bien vivir
en el país y en la entidad; busca medir el progreso y se calcula a partir de
indicadores sociales y ambientales que incluyen la satisfacción de necesidades
humanas básicas, fundamentos del bienestar y oportunidades.
Señaló que el 2021 fue el peor año para la entidad
mexiquense, pues entre 2015 y 2018 había una tendencia al alza, pero desde 2019
vinieron reducciones y los resultados muestran un retroceso en progreso social
por cuestiones como la seguridad personal, la alta percepción de insegridad, el
hecho de que la gente no está satisfecha con las áreas verdes, pues hay poca
accesibilidad a ellas.
También hay rezago en el tema de traslados, por la
saturación del transporte y la falta de coordinación con la Ciudad de México,
falta avanzar en confianza en los vecinos, en la presión del agua, en
posgrados, pues hay muy pocos para la población; y todo eso, dijo, se puede
atender a través de políticas públicas; por lo cual el estudio podría servir
para que las autoridades establezcan una hoja de ruta para atender
problemáticas regionales.
Los resultados
El Estado de México es una de las 24 entidades que sufrieron
disminuciones en ese índice, al pasar de 63.7 en 2020, a 61.7 en 2021 y una de
las cinco que sufrieron una mayor caída.
En el año 2015 la entidad mexiquense se ubicó en el lugar 15
en ese índice, para el 2016 bajó al 18, en 2017 subió al sitio 14, que ha sido
su mejor posición hasta el momento, pero en 2018 cayó al 16, en 2019 bajó un
sitio más para ubicarse en el 17, en 2020 disminuyó al lugar 20 y en 2021
nuevamente cayó para quedar en el sitio 21.
El estudio muestra que la pandemia generó crisis sanitaria,
económica, social y de cuidados que tuvieron efectos severos y desiguales en
familias, empresas, estados y regiones del país.
El estado de México tuvo una de sus peores calificaciones en
la percepción de inseguridad, pues se ubicó en el lugar 32, al igual que en el
índice de crimen violento, mientras en seguridad personal se colocó en el 25.
En confianza en los vecinos, la entidad se ubicó en el sitio
32, al igual que en población ocupada que tarda más de dos horas en trasladarse
a su trabajo y ocupó el sitio 31 en posgrados nacionales de calidad, el 28 en
paridad de género en congresos locales, el 29 en tasa de incidencia de
corrupción y el 28 en hogares con título de propiedad.
Además, se ubicó en el lugar 30 en la satisfacción de la
población con áreas verdes, igual que en la tasa de agresión a periodistas y en
el 28 en grado de presión del agua.
La entidad se ubicó en el lugar 10 en PIB per cápita, en el
sitio 17 en ingreso laboral promedio, en el 19 en pobreza laboral. También en
el sitio siete en años de escolaridad promedio y en el 13 en carreteras con
cuatro carriles.
Necesidades humanas
En la dimensión Necesidades Humanas básicas, referente a la
calidad y disponibilidad de servicios y condiciones para un nivel de vida
adecuado, la entidad mexiquense disminuyó su puntaje de 71.9 a 67.6 y se ubicó
en el sitio 19 entre las 32 entidades, uno más que en el 2020.
En cuanto a nutrición y cuidados médicos básicos, el cual
define si las personas tienen suficientes alimentos y acceso a cuidados médicos
básicos, tomando en cuenta indicadores de mortalidad y alimentación, el índice
muestra un retroceso general por el impacto de la pandemia, y en el caso del
Estado de México, una caída en su puntaje, pues en 2020 tenía 70.5 y para el
2021 bajó a 52.5.
En agua y saneamiento, donde se define si las personas
pueden beber agua y mantenerse limpias sin enfermarse, la entidad mexiquense
obtuvo uno de sus puntajes más altos con 74.7, idéntico al del 2020 y superior
al de los años anteriores.
En cuanto a la vivienda, donde se considera si la población
tiene viviendas adecuadas con servicios básicos como energía eléctrica y son
construidas con materiales robustos, el estado de México logró una de sus
calificaciones más altas con 94.5, igual que en el 2020, aunque un poco más
baja que los dos años anteriores.
En seguridad personal, sobre el nivel y percepción del
crimen en cada estado para evaluar si sus habitantes se sienten seguros, la
entidad mexiquense tuvo un porcentaje del 48.8, un poco más alto que en el 2020
que fue del 48.1.
Fundamentos del Bienestar
En fundamentos del bienestar, donde se evalúa la calidad de
educación y la información disponible, así como componentes ambientales, la
entidad logró 63.4, un poco menos que en el 2020, donde sumó 63.7 y se ubicó en
el lugar 16.
En el acceso a conocimientos básicos que evalúa la
matriculación en educación básica y paridad de género en las escuelas, la
entidad tuvo 35.4 puntos, cuando en 2020 sumó 40.9.
En el acceso a información y Comunicaciones sobre acceso
libre a ideas e información de cualquier parte del mundo obtuvo 76.8 puntos, en
salud y bienestar obtuvo 48 y en calidad medio ambiental logró 93.4.
Oportunidades
En la dimensión de oportunidades, que evalúa posibilidades y
herramientas de los habitantes de las entidades para lograr un mayor desarrollo
personal y profesional, el Estado de México sumó 54 puntos, cuando en 2020
tenía 55.5 y se ubicó en el sitio 22 en el ranking nacional.
En derechos personales, que evalúa si las personas viven
libres de restricciones, la entidad tuvo 67.6 puntos, mientras en libertad
personal y de elección fueron 37.3, en inclusión obtuvo 69.2 y en acceso a
educación superior, 42.
Entre las recomendaciones a todas las entidades destacan:
ampliar la población con acceso a atención médica, una política de
transferencia mensual de valor de una canasta alimentaria para personas en
situación de pobreza extrema, un modelo de desarrollo incluyente y sentar las
bases para el desarrollo de un mercado laboral formal.
De manera general, el estudio arroja que es el segundo peor
año, únicamente por debajo de 2015, pues hubo un retroceso en el progreso
social en el país.El índice de Progreso Social es una medición del desempeño
social, donde se evalúan cuestiones como si las personas tienen un lugar que
les brinde protección, si cuentan con lo suficiente para comer y con acceso a
educación.
La dimensión uno de necesidades humanas básicas proporciona
un panorama de la calidad y disponibilidad de servicios y condiciones para
otorgar un nivel de vida adecuado, entre ellos, nutrición y cuidados médicos,
agua y saneamiento, vivienda y seguridad personal.
La segunda dimensión de fundamentos del bienestar, donde se
evalúa la calidad de la educación, información disponible en cada entidad y
componentes ambientales relevantes para la salud, como el acceso a
conocimientos básicos, paridad de género en escuelas, acceso a información y
comunicaciones, salud y bienestar y calidad medioambiental.
La tercera dimensión de oportunidades evalúa posibilidades y
herramientas de los habitantes de la entidad para acceder a un mayor desarrollo
personal y profesional, si las personas viven libres de restricciones y con
derechos usando variables de participación ciudadana, libertad personal y de
elección, la inclusión y el acceso a la educación superior.
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