Pareciera que el futuro de la alianza opositora está en manos del PRI, opina Enrique Quintana.
Los líderes de los dos partidos que conforman la hoy ‘suspendida’
alianza opositora, Marko Cortés, del PAN y Jesús Zambrano, del PRD,
expresaron claramente que mientras Alejandro Moreno, Alito, se mantenga
como líder del PRI, este partido estará fuera de la alianza.
Pero, no descartan que, si los priistas deciden cambiar su
dirigencia, se pudiera recomponer el bloque.
Así que, pareciera que el futuro de la alianza está en
manos del PRI.
En teoría, el dirigente del PRI solo se quedaría en la
presidencia de su partido hasta el año 2023, pero él ha declarado que habrá
de permanecer hasta 2024.
Se puede visualizar claramente que la pelea por la
dirigencia del PRI se va a exacerbar en los siguientes meses, pues ha quedado
claro que Alito no va a aceptar retirarse anticipadamente del liderazgo
del tricolor.
Como le comentamos en este espacio, el PRI puede jugar un
papel clave en la Cámara de Diputados para lograr que los cuatro nuevos
consejeros electorales que sustituirán a Lorenzo Córdova, Ciro Murayama,
Adriana Favela y Roberto Ruiz sean proclives hacia Morena.
Ese proceso seguramente va a volver a generar
conflictos al interior del PRI y no está claro cómo puedan resolverse.
Lo que es un hecho es que Alito puede adquirir más
poder interno a partir del respaldo que ha recibido del gobierno de López
Obrador.
La aprobación de la reforma constitucional para extender el
periodo en el que las fuerzas armadas realizan funciones de seguridad pública
fue apenas un primer caso del ‘PRIMOR’ en acción.
No descarte que el siguiente movimiento estratégico que
buscará realizar el gobierno de AMLO sea atacar a algunos de los senadores
priistas más influyentes, comenzando con el coordinador de la fracción, Miguel
Ángel Osorio Chong.
En la medida que la fracción del PRI en el Senado se
mantenga suficientemente fuerte, como para alejarse de Alito y Rubén
Moreira, en esa medida no solo pueden detener reformas constitucionales, sino
que pueden constituir un núcleo opositor a Moreno al interior del
PRI, generando el riesgo de que pueda darse alguna coyuntura en la que haya
posibilidades de que Alito pierda la presidencia del partido.
Hoy pareciera que la Alianza opositora se encuentra
completamente debilitada y que Morena está con el terreno favorable para ganar
sin problema las elecciones del 2024.
Pero, si hay el talento suficiente entre algunos de los
priistas para darle la vuelta al liderazgo de Alejandro Moreno, podría
fortalecerse la Alianza en algún momento del 2023.
En la política, dicen los que saben, el “timing” es todo.
El proceso para poner a Alito del lado de
Morena debe haberse fraguado desde tiempo atrás.
Por eso comenzaron a filtrarse los audios del exgobernador
de Campeche.
Todo indica que hace meses se empezó a operar una estrategia
que finalmente dio como resultado la capitulación del presidente del PRI y de
Moreira.
El gobierno de López Obrador ha hecho creer que el gran
objetivo de la alianza con los priistas es darle cuatro años adicionales de
vigencia a las Fuerzas Armadas en sus acciones en materia de seguridad pública.
Falso. Saben perfectamente que lo más probable es que esa
reforma constitucional se atore en el Senado al no haber suficientes votos
del PRI.
El tema no es la extensión del plazo constitucional. Ya se
ha evidenciado que al gobierno de AMLO no le importa sacar adelante leyes que
contravengan la Constitución, y de ser el caso, eso podría hacerse con el tema
del plazo fijado para las tareas de seguridad pública a las Fuerzas Armadas.
El asunto de fondo en la estrategia es hundir a la
alianza opositora.
Por eso, en el PAN y el PRD, entienden que no deben
romper lanzas contra el PRI sino contra Alejandro Moreno.
A los priistas que siguen queriendo que se consolide la
alianza les quedan unos cuantos meses para conseguirlo.
Si no lo hacen, prácticamente se estará sellando el
resultado de las elecciones presidenciales del 2024.
No hay comentarios :
Publicar un comentario