“En Chichimeca murió Jesús Salgado, por las balas disparadas por Jesús M. Guajardo. Todos nos reíamos cuando veíamos el cadáver. Nos codeábamos, porque el jefe fue más listo que el gobierno. A ese muerto no le faltaba el dedo, ni tenía el lunar y tampoco tenía la cornada en la nalga.”
Trampa y muerte a Zapata.
Emiliano Zapata Salazar nació el 08 de agosto de 1879 en
Anenecuilco, Morelos. Una región que, desde tiempos de la Conquista española
vivió tiempos de lucha por sus tierras y su autonomía. En 1909 Zapata fue
nombrado por los pobladores presidente de Comité de Defensa.
Su pueblo natal, Anenecuilco, se vio devorado por el sistema
de haciendas que México, donde sus habitantes fueron despojados de sus tierras
u obligados a trabajar en sus propios terrenos. En 1910 en ejército campesino
de Zapata emprendió un golpe contra los hacendados de Morelos.
EL INICIO DE LA LUCHA
Bajo su lema de ‘Libertad, justicia y ley’, el zapatismo se
sumó al frente de batalla emprendido por los norteños Pascual Orozco y
Francisco Villa a favor de Francisco I. Madero, quien buscaba un cambio
democrático en el país mediante la consigna de “sufragio efectivo, no
reelección”, abanderado por el Plan de San Luis, promulgado en 1910. Aunado al
avance de los ejércitos del norte, la toma de Cuautla por parte del movimiento
rebelde zapatista ocasionó la renuncia a la presidencia de Porfirio Díaz el 25
de mayo de 1911.
“En tal concepto, respetando, como siempre he
respetado la voluntad del pueblo, y de conformidad con el artículo 82 de la
Constitución Federal vengo ante la Suprema Representación de la Nación a
dimitir sin reserva el encargo de Presidente Constitucional de la República,
con que me honró el pueblo nacional; y lo hago con tanta más razón, cuanto que
para retenerlo sería necesario seguir derramando sangre mexicana, abatiendo el
crédito de la Nación, derrochando sus riquezas, segando sus fuentes y
exponiendo su política a conflictos internacionales”, refirió Díaz en su carta
dirigida a la Cámara de Diputados.
Casi un mes después, Madero entró a la capital del país como
‘Jefe de la Revolución triunfante’, convirtiéndose en presidente al ganar las
elecciones en ese mismo año. Por su parte, la revolución campesina de México
encabezada por Zapata reclamó al presidente Madero la restitución de tierras a
los campesinos afectados. El nuevo mandatario respondió que había que resolver
el asunto mediante una vía legal. El caudillo del sur rompió sus relaciones con
Madero de inmediato y llamó ‘una revolución a medias’ a su movimiento.
EL PLAN DE AYALA
De inmediato Zapata promulgó el Plan de Ayala en el que desconoció
a Madero y lo llamó traidor por no cumplir con las causas iniciales del
levantamiento revolucionario. La lucha armada se desató nuevamente, los
zapatistas arremetieron por todos los frentes contra el gobierno establecido.
Tras el derrocamiento de Madero por el régimen de Victoriano
huerta, el gobernador de Coahuila, Venustiano Carranza tomó las riendas de los
ejércitos del norte y pasó a ser el líder de los constitucionalistas, sin
embargo, Zapata trató de imponer el Plan de Ayala como principio ideológico de
unidad revolucionaria. El caudillo del sur se negó a reconocer a Carranza como
principal candidato a tomar la presidencia del país si este no se adhería a su
manifiesto.
Las tres facciones, constitucionalistas, villistas y
zapatistas, se reunieron en la llamada Soberana Convención Revolucionaria, en
Aguascalientes como terreno neutral para todas las partes. Zapata envío a un
grupo de delegados en su representación con la finalidad de lograr la
separación de Carranza del poder, la aceptación del plan de Ayala y el
nombramiento de un presidente por parte de la Convención.
Los enviados de Zapata lograron los acuerdos necesarios y
durante la asamblea se eligió al villista Eulalio Gutiérrez como presidente
provisional de la República. Lejos de arreglar los problemas que ya existían
entre cada bando, villistas y zapatistas rompieron con Carranza, quien se vio
obligado a retirarse hacia Veracruz.
Villa y Zapata aprovecharon para reunirse en la Ciudad de
México en 04 de diciembre de 1914. Su entrada triunfal apoyó al presidente
Gutiérrez antes nombrado por la Convención de Aguascalientes. La alianza del
norte con el sur se consolidó en ese momento, aunque de manera efímera debido
al choque de intereses que cada uno perseguía. Los ideales de Zapata comenzaban
a tomar forma.
EL FINAL
El triunfo constitucionalista sobre los ejércitos villistas
repercutió directamente en el zapatismo. El general constitucionalista Pablo
González, se concentró en combatir al ejército zapatista en Morelos mediante
una violenta afrenta contra el movimiento del sur. Después de una larga lucha,
territorio de Morelos fue blanco de asesinatos contra campesinos zapatistas.
Las fuerzas de Zapata se vieron mermadas ante los embates de
González. Situación que llevó al caudillo del sur a buscar nuevas alianzas
militares para seguir en el combate. Entonces apareció el coronel Jesús
Guajardo, fiel subordinado de Pablo González. Guajardo se encargó de ganarse la
confianza de Zapata prometiéndole luchar de su lado, le regaló un caballo
realizó una serie de acciones a favor de los hombres del sur como prueba de su
lealtad, según consta en la correspondencia que ambos revolucionarios sostuvieron.
La cita para la entrega de un arsenal y municiones se
dio en la hacienda de Chinameca en Morelos, donde según información de
Excélsior, “La muerte de Emiliano ocurrió cerca de las dos de la tarde, del 10
del actual. Emiliano se acercó a donde estaba Guajardo, montando un magnífico
caballo, que le había regalado el mismo coronel. El clarín de las fuerzas de
Guajardo lanzó el primer toque para hacer los honores al jefe rebelde, y de
acuerdo con lo convenido los soldados del gobierno dispararon sus armas,
entablándose el combate. Varias balas hicieron blanco en Zapata y el caballo
que montaba”.
En encabezado de la edición de Excélsior 11 de abril de
1922, dice, “Murió Emiliano Zapata: El zapatismo ha muerto”.
“Anoche a las once y media, un telegrama de nuestro
corresponsal en Cuautla, nos trajo la sensacional noticia: Emiliano Zapata: la
bandera de la revolución primero y la de la rebelión más tarde, en el Sur, fue
muerto por las tropas del gobierno.”
Además, confirmo la identificación del cuerpo de Zapata, y
mencionó la forma en que se llevó a cabo la emboscada en contra del caudillo
revolucionario. “Las tropas del gobierno para lograr acercarse hasta el
cabecilla, que siempre rehuyó todo encuentro, que siempre estuvo lejos de las
balas de los soldados de la Federación, hubieron de simular que se levantaban
en armas. Y ese plan concebido por la Jefatura de las operaciones en el Estado
de Morelos, y que es al mando del general Pablo González, dio los resultados
que se esperaban. El grupo rebelde que encabezaba Zapata cobró confianza y las
tropas que seguían representando su papel de infidentes, lo obligaron a
combatir, logrando darle muerte.”
Mientras tanto, el telegrama enviado por Pablo
González a Carranza, al que Excélsior tuvo acceso y pudo reproducir en sus
páginas, dice, “con la más alta satisfacción tengo el honor de comunicar a
usted que en estos momentos (9.39 p. m.), deba de llegar a esta ciudad el
ciudadano coronel Jesús Guajardo con sus fuerzas trayendo el cadáver de
Emiliano zapata que por tantos años fue el jefe de la revolución del Sur, y la
bandera de la irreductible rebeldía de esta región”.
El cadáver fue exhibido en las instalaciones de la Policía
durante varias horas; un gran número de personas llegaron al lugar para
contemplar al caudillo revolucionario. Muchos conocidos de Zapata se negaban a
aceptar que era su cuerpo debido a una serie de señas particulares que el
extinto presentaba en vida como un lunar y la falta de una falange del dedo,
situación que generó dudas y, a posteriori, una serie de mitos acerca de la muerte
del también llamado “Atila” del sur.
restos de Zapata fueron inhumados en Cuautla, Morelos,
a las 6 de la tarde del 12 de abril. Al cortejo fúnebre asistieron cientos de
personas, vecinos, familiares y partidarios del revolucionario del campo.
LA MUJER QUE PUDO IMPEDIR LA PUERTE DE ZAPATA
La confianza que Zapata depositó en Guajardo estuvo a punto
de desplomarse cuando por un momento una mujer se acercó al caudillo del sur
para advertirle que el coronel constitucionalista lo engañaba y pretendía
emboscarlo para matarlo.
Por ello, Zapata y sus lugartenientes intentaron ponerle una
trampa a Guajardo citándolo en un lugar cercano a Cuautla donde lo matarían con
todos sus jefes y oficiales. Sin embargo, el coronel se reportó enfermo de
gravedad y no se presentó en el lugar acordado. Guajardo volvió a ganarse la
confianza del general sureño hasta lograr su cometido final de asesinarlo.
MITOS Y DATOS
Emeterio Pantaleón, general zapatista
El exgeneral zapatista, Emeterio Pantaleón, afirmó en una
entrevista para Excélsior en 1996, que Zapata no murió, sino que fue el militar
Jesús H. Salgado quien asistió en su lugar a aquella cita con Jesús Guajardo.
“En Chichimeca murió Jesús Salgado, por las balas disparadas
por Jesús M. Guajardo. Todos nos reíamos cuando veíamos el cadáver. Nos codeábamos,
porque el jefe fue más listo que el gobierno. A ese muerto no le faltaba el
dedo, ni tenía el lunar y tampoco tenía la cornada en la nalga.”
Según la versión narrada por Pantaleón, familiares y
allegados a Zapata pudieron percatarse que el cuerpo no correspondía al del revolucionario
debido a que no contaba con algunas señas particulares. A decir del relato del
exrevolucionario de casi cien años para ese momento, después de permanecer
escondido en una cueva alejada durante algún tiempo, Emiliano zarpó desde un
puerto de México rumbo a Arabia Saudita en compañía de un amigo, donde murió a
finales de la década de los sesentas.
Por otra parte, durante las conmemoraciones del 60
aniversario luctuoso y centenario del nacimiento de Zapata, en 1979, se planteó
el traslado de los restos del icónico caudillo al mausoleo del monumento a la
Revolución en la Ciudad de México junto con los de Venustiano Carranza, Pancho
Villa, Plutarco Elías Calles y Francisco I. Madero, lo que provocó la molestia
de familiares y pobladores de Cuautla, lugar donde se encuentra la tumba de
Zapata.
El gobierno propuso 500 millones de pesos en obras
para algunas regiones de la zona a cambio de los restos de Zapata. Incluso los
pobladores hicieron guardias con hombres armados en las inmediaciones del
panteón porque “¡Nadie, ni el ejército, podrá sacarlos de allí!”. Dijeron que
su caudillo no saldría de su pueblo, y se negaron a que sus restos
permanecieran junto a los de Madero y Carranza, este último quien habría de
perseguirlo hasta su muerte.
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