La realidad es un misterio y cualquier esfuerzo por comprenderla zanja en el fracaso, sin embargo, dicho intento es loable y a lo largo de la historia humana ha dado como resultado una gran cantidad de filósofos, místicos, científicos, poetas y artistas. Este es el caso de Jacobo Grinberg-Zylberbaum, quien nació en la Ciudad de México en 1946. Cuando Grinber tenía 12 años, atestiguó el sufrimiento de su madre tras un accidente cardiovascular, fue entonces cuando sintió el llamado para estudiar la mente.
Jacobo Grinberg estudió la licenciatura en psicología en
la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y
psicofisiología en el Instituto de Investigación Cerebral de Nueva York.
Posteriormente, obtuvo un doctorado por sus estudios de los efectos
electrofisiológicos de los estímulos geométricos en el cerebro.
El reconocimiento por parte de la academia le permitió
fundar un laboratorio de psicofisiología en la Universidad Anáhuac.
Cerca de 1980 sus estudios fueron acogidos por la UNAM, donde abrió un segundo
laboratorio. Posteriormente, en 1987, inauguró el Instituto Nacional para el
Estudio de la Conciencia, mismo que contó con apoyo económico de la UNAM y
el Conacyt.
Sin embargo, Jacobo Grinberg trascendió y saltó a la fama
por sus estudios vinculados de las ciencias esotéricas, lo cual puso en duda su
reconocimiento como un científico serio. Su trabajo se centró principalmente en
el estudio de los chamanes de los pueblos originarios de México, algunos de los
cuales eran capaces de realizar obras milagrosas. Entre los chamanes que
conoció destacó Pachita, una mujer que realizaba cirugías espirituales,
procesos quirúrgicos prescindiendo de materiales. De acuerdo con lo declarado
por Pachita, su cuerpo servía como caja de recepción del espíritu del tlatoani
Cuauhtémoc, quien le ayudaba a obrar sus milagros.
Siguiendo el método científico, Grinberg intentó explicar
los fenómenos paranormales a través de la teoría sintérgica, la cual
proponía que “no hay objetos separados unos de los otros sino que es un campo
informacional de una complejidad extraordinaria y que nuestro cerebro
interactúa con este campo”. Sin obsesiones conceptuales, Grinberg mencionaba
que dicho campo es el mismo que algunos físicos nombran “campo preespacial”
y que cuando el cerebro interactúa con el campo se genera la percepción
espacio-temporal que conocemos (objetos con forma y figura).
Pachita
Vivimos en una matriz
De acuerdo con la teoría, lo que percibimos es el resultado
final de una interacción entre la matriz de información y nuestro cerebro, pero
no tenemos acceso a saber cómo se creó esta percepción, por lo cual llegamos a
pensar que la realidad es independiente de nosotros.
“Ni siquiera alcanzamos a entender cómo hace el cerebro para
lograr este portento, este milagro, de la realidad común y corriente; de lo que
vemos como una imagen visual, de lo que oímos como un sonido. Son tantas las
operaciones cerebrales que se requieren para lograr este milagro que es la
realidad cotidiana que me atrevería decir que estamos ante un mecanismo –el
cerebro humano– con capacidades ilimitadas. No se requiere ir más allá,
simplemente considerar que esta matriz informacional que el cerebro decofica es
tan compleja y es más compleja la realidad perceptual para quedar asombrados de
la capacidad que tiene el cerebro para realizar lo más común y corriente, que
es nuestra percepción visual, auditiva, etcétera.”
Mencionaba Grinberg
La teoría sintérgica: todo es uno
Pese a que sus pensamiento con respecto al cerebro ya era en
sí misma compleja, Grinberg no vaciló en postular que el cerebro tenía
habilidades extraordinarias, muy poco desarrolladas por los seres humanos. Con
base en dicha idea explicó que los chamanes interactuaban en una “realidad que
no tiene pasos intermedios, donde no hay procesos”. De acuerdo con Grinberg,
Pachita interactuaba con la matriz sin intermediarios, lo que permitía realizar
portentos.
“Por ejemplo, Panchito, el chamán maya, tenía esta misma
característica, de estar localizado en un nivel de conciencia directo que se
manifestaba en su sensibilidad portentosa”.
Explica el científico en una entrevista
Sobre los portentos de los chamanes, Jacobo Grinberg pensaba
que cuando la realidad se crea como resultado del proceso cerebral, ésta tiene
realidad pero como conciencia y no material. Debido a que Pachita estaba en un
lugar directo de conciencia, podía actuar desde las leyes de ese nivel, en el
que la persona rompe la ilusión de su individualidad y se da cuenta de que en
realidad todo es conciencia.
De acuerdo con su testimonio, estas ideas místicas
explicadas con lenguaje científico no se limitaban a un conocimiento meramente
intelectual por parte de Grinberg, por el contrario estaba totalmente
comprometido con ellas y las vivía en su cotidianidad, pues pensaba que el
tenerlas presentes generaba un constante cambio de conciencia.
Uno acepta esta realidad como un milagro, como creación,
como parte de la conciencia. Se santifica lo cotidiano, hay una serie de
efectos muy bellos. Todo se llena de amor, hay una hermandad enorme entre todo
porque uno entiende que en ese nivel todo está unificado.”
Mencionaba Grinberg conmovido.
Sin embargo, la novedad de la mística de Grinberg con
respecto a la de otros autores yacía en su pretensión científica basada en sus
estudios del cerebro.
La teoría sintérgica afirma que dentro del procesamiento que
el cerebro hace para construir la realidad perceptual, uno de los últimos
procesos es la construcción del campo neuronal que también es una matriz[…]
Dependiendo de las características del campo neuronal –su sintergia– será el
nivel de interacción congruente con el campo cuántico. Se puede hipotetizar que
una persona con un gran desarrollo debería poseer un campo neuronal de alta
sintergia […] y que esto le permitiría interactuar en un nivel más básico.”
Con un marcado esoterismo, Jacobo Grinberg afirmaba que en
el nivel de la unidad de la conciencia las leyes eran particulares. Pese a la
dificultad de su empresa, Grinberg era un científico comprometido y tenía
proyectos ambiciosos que incluían el estudio del cerebro animal para comprender
mejor los procesos de la conciencia.
Desaparición y legado
Sin embargo, el destino que le deparaba a Grinberg era otro,
uno lleno de misterio y con un aura mitológica. El 8 de diciembre de 1994
el Dr. Jacobo Grinberg desapareció sin dejar rastro alguno. Su
desaparición ha dado origen a todo tipo de especulaciones y teorías de
conspiración, desde que trascendió del mundo de la materia, hasta que fue
secuestrado por la CIA o la NASA.
La ausencia de Grinberg no fue notada sino hasta el 12 de
diciembre, cuando debía llegar a la celebración de su cumpleaños. La
investigación sobre su desaparición quedó en las manos de Antonio Fernández
González, entonces procurador General de Justicia del Distrito Federal, quien
formó una fiscalía para buscar al científico chamán. Sin embargo, un año más
tarde el fiscal Clemente Padilla quedó removido del caso, pues había tocado
algunos temas sensibles. El fiscal nunca más volvió a ejercer en la procuración
de justica.
Sin cuerpo y sin pistas, jamás se supo qué pasó con el Dr.
Grinberg. Tampoco se sabe si pudo realizar algún viaje a algún país oriental
con el objeto de afianzar su búsqueda espiritual. Ari Telch, hermano del
científico, ha sugerido que la investigación debió seguir la línea del crimen
pasional.
Jacobo Grinberg dejó un gran legado escrito sobre estudios
del cerebro y la conciencia, mismos que han sido eclipsados por textos sobre su
desaparición. Entre sus libros destacan Pachita, La expansión del
presente y Curaciones chamánicas.
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