López Obrador les indicó a sus opositores que, en caso de no
gustar las tlayudas, bien podrían ir a comerse alguna hamburguesa
El presidente Andrés Manuel López Obrador minimizó este
martes la entrada de vendedores ambulantes a la inauguración del Aeropuerto
Internacional Felipe Ángeles (AIFA) en Santa Lucía y calificó de “clasistas” a
quienes criticaron que en dicho evento se introdujeran algunas mujeres a vender
comida.
“¡Ya quisieran
comerse una tlayuda!” dijo el presidente durante su conferencia de prensa
matutina de este martes, en Palacio Nacional, al reprochar que la información
principal de la entrega del aeropuerto fueron las críticas a este hecho.
Agregó que la información de la venta de tlayudas en el
nuevo aeropuerto “es parte del desconocimiento de la grandeza cultural de
México y el de sentirnos superiores a los demás, eso es racismo y clasismo”.
Durante la inauguración del AIFA, ayer lunes por la mañana,
circularon en redes sociales imágenes de comerciantes ambulantes que se
introdujeron a los pasillos del aeropuerto y resaltaron las imágenes de mujeres
vendiendo tostadas de maíz con nopales y salsa, lo cual causó polémica entre
los usuarios de internet e incluso fue destacado por la prensa que acudió al
evento.
No obstante, el presidente López Obrador reprochó estas
críticas y dijo en su conferencia que se expresan “con desprecio” de esto,
mientras exclamó: “¡Qué poco conocen las culturas de nuestro país! ¡Ya
quisieran comerse una tlayuda!”.
Asimismo, cuestionó: ¿Qué quieren? ¿Cómo se llaman las
tortas esas de Estados Unidos? ¿Hamburguesas? …Es mucho el racismo, el clasismo
y el coraje”, dijo el mandatario ante estas murmuraciones que aseguró,
provienen “del pensamiento conservador”.
Acusó que sus adversarios se enojan por la obra del AIFA,
mientras sostuvo que son “racistas” y no admiten que se equivocaron con la
construcción de la terminal aérea.
El presidente reprochó en su conferencia de prensa que la
periodista Azucena Uresti destacó la venta de tlayudas en su espacio
informativo y mencionó que no sólo fue ella quien habló de la venta de comida
de manera informal en el AIFA, sino que también fueron millones que lo
hicieron; aunque, paradójicamente, pese a este reproche, dijo que no hay
censura y pidió que no se simule.
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