En el Estado de México un millón 243 mil 237 hogares se
encuentran dentro de zonas con algún grado de informalidad, ya sea por la falta
de escrituras o porque carecen de servicios públicos básicos, de acuerdo con datos
del INEGI. De este universo, 16.1% se ubican en entornos urbanos y 83.9 en
rurales.
La dependencia federal señala que los asentamientos
irregulares se encuentran en 91 mil 370 hectáreas del suelo mexiquense,
situación que ha derivado en pérdida de ecosistemas y por ende el cambio de uso
de suelo.
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI)
detalla que existen 6.3 millones de lotes irregulares en México y cada año se
suman aproximadamente 90 mil familias a esta condición. De ahí que la entidad
mexiquense es la entidad con mayor irregularidad en el país.
Las personas se han establecido en lugares prohibidos para
uso habitacional como áreas de conservación o naturales protegidas como
bosques, ríos, cuencas hidráulicas y terrenos de siembra, lo que genera
deterioro ambiental, asegura Jorge Iracheta, maestro en urbanismo de la FES
Acatlán.
El académico destaca que el 79% de la población mexiquense
vive en localidades urbanas y el 21% en rurales, por lo que se registran 4 mil
215 comunidades rurales y 679 urbanas en el estado.
De los domicilios identificados como irregulares, 800 mil
449 están en la zona del Valle Cuautitlán-Texcoco; 264 mil 742 en la región de
Toluca, 113 mil 435 en el municipio de Atlacomulco; 11 mil 522 en Valle de
Bravo; 210 mil en Tejupilco y 31 mil 969 en Ixtapan de la Sal.
Asegura que el mayor problema de los municipios urbanos y
rurales mexiquenses es hacer compatible su crecimiento con la sustentabilidad
ambiental.
Crecimiento irregular
En los últimos años el 50% del crecimiento urbano en la
entidad mexiquense se dio en forma irregular y fuera de los planes municipales,
señala Nina Carolina Izabal Martínez, directora general de Planeación Urbana de
la Secretaría de Desarrollo Urbano y Obra del gobierno estatal, situación que,
agrega, se analiza.
“Los asentamientos humanos informales son preocupación de
nuestra parte, la forma de abordarlo como secretaría principalmente de
planeación urbana, era identificarlos y qué implican para el estado”, dijo.
Afirma que las manchas urbanas han crecido por criterios
económicos-sociales y no por climáticos, ambientales o de suelo y señala que la
región de Atlacomulco concentra buena proporción de asentamientos humanos
informales, lo que requiere de un esfuerzo importante de construcción de
vivienda.
Los valles de Toluca y el Cuautitlán-Texcoco, añade, reúnen
también importantes núcleos de asentamientos irregulares y, además, la capital
mexiquense es considerada la ciudad más expansiva del país, destaca la
funcionaria estatal, pues en los últimos 20 años ha pasado de tener 117 a 212
kilómetros cuadrados urbanizados, donde el mayor ritmo de crecimiento se
registró en el periodo de 2000 a 2010.
Negocio tolerado
Para el delegado del Instituto Nacional del Suelo
Sustentable (INSUS), Alejandro Hernández Gutiérrez, la invasión de terrenos en
zonas de conservación y la falta de vigilancia por las autoridades municipales
han creado una cultura de la afectación, pues detrás de ella hay un negocio
tolerado.
“Por cada metro que se incorpora al desarrollo de los
municipios de manera informal o formal, se pierde un metro cuadrado de área de
conservación”, asegura.
Las principales autoridades en materia de desarrollo urbano
son los municipios, pero no aplican la ley por falta de capacidad técnica,
recursos humanos, materiales, entre otras cuestiones, advierte.
“Hacen caso omiso, son tolerantes y convierten los
asentamientos humanos irregulares en problemas sociales irreversibles”, dice.
De ahí que considera un tanto compleja la invasión de áreas
de conservación ante la incapacidad y falta de recursos económicos para
reubicar a miles de personas.
Menciona que la gente opta por vivir en zonas de alto riesgo
y con malos servicios públicos al no tener otra opción, pues los
desarrolladores de vivienda han dado atención al 40% de la población, cantidad
que puede acceder a créditos formales.
Zonas con factores de riesgo
De acuerdo al Centro Nacional de Prevención de Desastres
(Cenapred) en la entidad, más de 150 mil personas habitan zonas vulnerables,
como márgenes de ríos, cerros o en costados de ductos de Pemex, lo que hace
necesario un monitoreo constante, pues están expuestas a inundaciones,
explosiones o derrumbes de tierra.
Un ejemplo es la zona del volcán Popocatépetl que involucra
a 6 municipios, pues se estima un elevado número de personas que viven en zonas
ejidales irregulares.
“No tenemos a dónde ir, compramos aquí porque es
barato", relata don Lauro, quien habita en la parte baja de la Sierra de
Guadalupe, en Coacalco.
Otro caso es el de Marian. Ella vive con sus pequeños en una
casa de madera junto a las vías del tren, en Tultitlán.
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