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lunes, 7 de febrero de 2022

El rechazo de Panamá a Salmerón: Un descalabro diplomático para México


López Obrador anunció el nombramiento del historiador Pedro Salmerón como embajador en Panamá antes de recibir el beneplácito del gobierno de ese país; luego cuestionó la decisión de la nación centroamericana de no aceptarlo.

En contra de la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, el presidente López Obrador anunció el nombramiento del historiador Pedro Salmerón como embajador en Panamá antes de recibir el beneplácito del gobierno de ese país; luego cuestionó la decisión de la nación centroamericana de no aceptarlo, a pesar de que dicha Convención no la obliga a expresar los motivos de su negativa... De mala gana, el mandatario mexicano asumió el hecho, pero estalló 

Acostumbrado a que los integrantes de su círculo acaten sus decisiones sin discutirlas, el presidente Andrés Manuel López Obrador tropezó, en política exterior, con la negativa del gobierno de Panamá en otorgar el beneplácito a Pedro Salmerón Sanginés como embajador, debido al historial de acusaciones de acoso sexual en su contra.

El gobierno de Panamá había amagado que adoptaría un “silencio diplomático” en caso de recibir una solicitud formal de la Cancillería mexicana para otorgar el beneplácito a Salmerón; es decir, aplazaría por tiempo indefinido su respuesta, como lo hizo el gobierno de España ante la designación del priista Quirino Ordaz Coppel como embajador en Madrid.

Tras el rechazo de Panamá, notificado por una carta a través de los canales diplomáticos, el presidente mexicano estalló contra Érika Mouynes, la canciller del país centroamericano. Lo hizo mediante declaraciones que la prensa panameña calificó de “machistas”. El presidente, Laurentino Cortizo respaldo a su canciller y pidió a López Obrador  que respete las decisiones de su gobierno: Panamá es “respetuoso, no solamente de México, de todos los países y nosotros exigimos respeto para Panamá”.

Cadena de errores

En las últimas tres semanas el caso de Salmerón se agravó debido a una cadena de errores de diplomacia básica, que desembocó en una derrota personal para López Obrador.

El primer error ocurrió el 17 de enero, cuando la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) difundió un documento en el que anunciaba las designaciones de nuevos embajadores y cónsules, decididas por López Obrador.

Además de Salmerón, la lista incluía a los exgobernadores priistas Claudia Pavlovich y Carlos Miguel Aysa González, a la escritora Laura Beatriz Esquivel Valdés y a Alfonso Suárez del Real, jefe de oficina de Claudia Sheinbaum Pardo, en línea con una vieja tradición heredada del presidencialismo priista, que consiste en recompensar aliados y amigos con cargos diplomáticos.

Bajo el artículo 4 de la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, del que México es firmante, el gobierno de López Obrador debía asegurarse que cada una de las personas designadas tuviera el “asentimiento” del gobierno del Estado receptor antes de realizar el anuncio. No lo hizo.

La designación de Salmerón recibió una lluvia de críticas en México y la indignación creció a medida que revivían las denuncias por acoso sexual que presentaron exalumnas suyas en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y compañeras militantes de Morena.

En respuesta, López Obrador eligió la confrontación: retrató al historiador como víctima de “linchamiento” por parte de “tribunales como los de la inquisición”, e invalidó las denuncias con el argumento de que no habían sido presentadas ante el Ministerio Público.


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