A partir del estudio de estalagmitas, científicos de la UNAM
establecieron el papel que pudieron jugar las lluvias y sequías en el
surgimiento y la caída de sociedades prehispánicas.
La falta de agua también afectó el territorio mexicano
durante la Independencia y la Revolución
A partir del estudio de estalagmitas, investigadores de la
UNAM reconstruyeron el clima de los últimos 2 mil 500 años
A partir del estudio de indicadores geoquímicos en estalagmitas,
un grupo de investigadores del Centro de Geociencias (CGeo) de la UNAM, en
colaboración con colegas de las universidades de Nevada y de Nuevo México, en
Estados Unidos, reconstruyó el clima de los últimos dos mil 500 años en la
parte central del país, en particular en la región del Valle de México.
Teotihuacan
Basados en sus registros, los investigadores establecieron
los patrones de lluvia y de sequía en el momento aproximado en que se fundó
Teotihuacan, en el año 80, hasta su colapso entre el 550 y el 650.
“Con esta información fue posible establecer con cierta precisión
su evolución, las condiciones climáticas en las que floreció y los años en que
desapareció esa cultura. Creemos que las condiciones de sequía, entre otros
factores, sí pudieron haber influido en el colapso.”
“Es interesante observar en la gráfica que en la época de la
fundación de Teotihuacan había una sequía generalizada. Aunque poco a poco la
cantidad de lluvia aumentó y esta urbe empezó a crecer, a partir del año 200
aquélla disminuyó constantemente. Si bien se presentaron variaciones naturales
en la cantidad, entre el 500 y el 700 hubo una extensa sequía, fase que
coincide con el colapso”.
El periodo que va de finales del siglo XIII a mediados del
XV fue de precipitaciones extremas. Fueron 150 o 200 años con un pico de unos
50 años, que coincidió con el florecimiento de Tenochtitlan y de las culturas
de la cuenca.
Después, la intensidad empezó a disminuir y, por lo tanto,
las condiciones fueron ligeramente más secas. Sin embargo, hacia 1600 hubo una
sequía importante y otra alrededor de 1800.
“Se ha mencionado que durante la Independencia hubo
condiciones de sequía, lo cual concuerda con nuestros registros. Asimismo, se
dice que la Revolución Mexicana coincidió con años de gran sequía, y nosotros
lo tenemos asentado. No creo que eso haya desatado el movimiento armado, pero
esta reconstrucción nos permite tener un escenario climático y relacionarlo con
el político y social”, concluyó Bernal Uruchurtu.
¿Cómo saben que hubo sequía?
“Las estalagmitas (rocas calcáreas en forma de cono con la
punta hacia arriba, que surgen en el suelo de una cueva al gotear desde una
estalactita agua con carbonato de calcio en disolución) conforman un archivo
climático de alta resolución temporal; nos ofrecen la posibilidad de obtener
información de la cantidad de lluvia que cayó año con año durante un cierto
periodo en una determinada región”, explicó Juan Pablo Bernal Uruchurtu,
integrante del grupo.
Como resultado de las gotas que se percolan en los suelos
kársticos, las estalagmitas crecen lentamente. Ese líquido tiene cierta
composición isotópica de oxígeno, establecida por la cantidad de lluvia que
cae.
El oxígeno tiene dos isótopos: oxígeno-18 y oxígeno-16. Si
las precipitaciones son pocas, el oxígeno-18 se enriquece en el agua de lluvia;
si son muchas, se diluye. Es una regla conocida como efecto de cantidad. Con
ella en mente, los investigadores observaron cómo se incorpora el oxígeno-18 en
la estructura del carbonato de calcio.
Así, al medir en este compuesto químico la composición
isotópica del oxígeno, es posible inferir la constitución del agua que
precipitó ese carbonato de calcio y establecer si la lluvia fue abundante o
escasa.
“Para tener un registro cortamos, a lo largo de una
estalagmita de una cueva en Juxtlahuaca, Guerrero, muestras de carbonato de
calcio de un milímetro de espesor, incluso más delgadas, de las que obtuvimos
porciones de 500 microgramos que posteriormente analizamos por espectrometría
de masas para ver cuánto oxígeno-18 y oxígeno-16 contenían”.
Las probables variaciones fueron interpretadas por los
investigadores como cambios en la composición isotópica de la lluvia debido a
factores como la ubicación de la estalagmita en la cueva, las condiciones
ambientales y el efecto de cantidad, que podrían estar “fraccionando” ambos
oxígenos.
“Lo interesante es que al cortarla estaba en crecimiento por
la precipitación del carbonato de calcio en la parte superior. Lo sabemos
porque observamos el goteo e hicimos fechamientos muy precisos de la punta, que
nos dieron una edad aproximada de 20 años, que son nada en cuanto a periodos
geológicos. Esto nos permitió hacer algunas comparaciones”, comentó Bernal
Uruchurtu.
Registro de las lluvias
En el mundo hay archivos de la cantidad de lluvia que cayó
en los últimos 100 años. En México, el más detallado es el del Servicio
Meteorológico Nacional en su estación de Tacubaya. Al comparar el registro
concerniente al siglo pasado con sus registros de isótopos de oxígeno, los
investigadores encontraron una correlación casi perfecta.
“Estos resultados no sólo respaldan nuestro trabajo, también
nos permiten hacer una calibración, pues refieren que lo que sucede en
Juxtlahuaca, Guerrero, donde está la cueva de la que trajimos la estalagmita,
ocurre también en la ciudad de México; que la cantidad de precipitaciones en esta
urbe es proporcional a la de Guerrero”.
Asimismo, los universitarios analizaron los isótopos de
oxígeno en la lluvia de la ciudad de México. “Todos los días, durante cinco
años, medimos la cantidad, recogimos muestras y registramos las temperaturas.
En este caso, también encontramos el efecto de cantidad perfectamente
definido”.
Como detectaron una correlación entre las dos variables,
hicieron una curva de calibración y de este modo extrapolaron hacia atrás y
vieron más o menos cuánto ha llovido en la región del Valle de México en los
últimos dos mil 500 años.
“Con esta información observamos cuándo llovió más y cuándo
menos, cuándo cayeron precipitaciones y cuándo no; luego hicimos una
reconstrucción paleoclimática de los últimos dos mil 500 años, que correlacionamos
con los sucesos históricos y culturales más importantes de la región”, apuntó.
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