Se casaron en Guatemala para que México no se enterara. Hoy la boda Nieto-Humphrey es un escándalo que despierta más comentarios inclusive que la carrera de Fórmula 1.
No lo merece Andrés Manuel López Obrador. De plano, el
más austero y sencillo de los presidentes no lo merece.
Pero así como rollo
mata carita en la guerra del amor, en temas de fiestas importantes, sobre todo
en las bodas, boato mata sencillez.
La boda maldita
Esta celebración ocurrió en tiempos de la 4T, pero no fue
precisamente 4T. Sí fue una boda maldita que, desde luego, se
difundió en las revistas de sociales, particularmente en ¡Hola!
Boda maldita, en efecto, porque inmediatamente después de la
misma llegó la desgracia para los invitados más importantes a la fiesta por el
matrimonio de Mar Collado, hija mayor de Juan Collado, abogado de
prominentes integrantes de la mafia del poder priista y panista:
Para empezar, el padre de la novia está en la cárcel.
Otra de las invitadas, Rosario Robles, también perdió
su libertad.
Eduardo Medina Mora se quedó sin su cargo de ministro
de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Diego Fernández de Cevallos no está Almoloya, pero
debería estar ahí.
Enrique Peña Nieto huyó del país.
Carlos Romero Deschamps renunció a la dirigencia del
Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana.
Julio Iglesias, famosísimo cantante, vive desde entonces
atormentado por el desprestigio de haber cantado con el abogado Collado en la
mesa principal.
La boda fifí
Esta sí fue totalmente 4T. Verdadero pachangón con 600
invitados e invitadas en el que se cenó langosta y se escuchó a lo
más refinado de la música culta mexicana, los ritmos de Los Ángeles Azules.
Andrés Manuel López Obrador asistió porque se casaba su
más cercano y leal colaborador, César Yáñez, quien cayó de la gracia del
mandatario no tanto por la boda, sino porque alguien le hizo al novio la maldad
de publicarla en la revista ¡Hola!.
Un hombre honesto como César, quien iba a ser poderosísimo
en el primer gobierno de izquierda en México, simple y sencillamente ha
desaparecido de la vida pública y no hay fecha fijada para su reaparición.
La boda de guatepeor
El escándalo de hoy es la boda del titular de la Unidad de
Inteligencia Financiera, Santiago Nieto, y de la consejera electoral Carla
Humphrey.
Ella y él decidieron casarse en Guatemala para que
nadie los viera, pero alguna de sus invitadas, funcionaria del mejor gobierno
local de la 4T, el de la CIudad de México, tuvo la mala idea de viajar en
una avión privado con miles de dólares no declarados. La policía de ese país se
dio cuenta, confiscó el dinero y la boda salió de Guatemala para entrar en
territorio guatepeor.
El diario Reforma es excelente para las crónicas
de sociales, inclusive mejor que ¡Hola!, lo que es decir. Sintetizo su
información sobre la boda Humphrey-Nieto:
Se casaron en Guatemala porque Nieto y Humphrey querían
una boda discreta.
Viajó a la boda en avión privado —algo prohibido por el
código de ética de la 4T— la ya exsecretaria de Turismo de la Ciudad de
México, Paola Félix Díaz. La acompañaba su esposo Jorge Rizo.
El avión pertenece al propietario de El Universal, Juan
Francisco Ealy Ortiz, otro invitado a la boda guatepeor. ¿A cambio de qué
llevó en su poderoso jet el licenciado Ealy a la hoy exfuncionaria?
Otro pasajero, también invitado a la boda, se llama Alejandro
Gou, productor de TV. Este fue el responsable del desfile de Día de Muertos
organizado por la señora Félix Díaz, lo que habla de una conflicto de interés.
En el Aeropuerto Internacional La Aurora, de Guatemala,
la policía descubrió que en el avión había 35 mil dólares no reportados.
No se arrestó a los pasajeros, pero sí se les retuvo durante
unas cinco horas para que explicaran el origen del dinero.
Superaron el problema con la ayuda de la embajada
mexicana en Guatemala.
La explicación que dieron, probablemente cierta, es que era
dinero para gastos médicos de Ealy Ortiz, a quien le deseo vuelva a gozar
pronto de excelente salud.
El dinero quedó incautado en Guatemala, cuyas autoridades
financieras seguramente pedirán ayuda al novio, Santiago Nieto, para que este
desde la UIF aporte elementos que demuestren, o no, el origen legal
de los 35 mil dólares.
Cuando se supo lo que había pasado, Paola Félix Díaz renunció
a su cargo, aunque es más creíble la versión de que la jefa de gobierno, Claudia
Sheinbaum, de inmediato la despidió.
Paola Félix ya había protagonizado un mini escándalo que
molestó a Sheinbaum cuando se casó en fiesta multitudinaria en los tiempos
duros del covid.
Los invitados y las invitadas de lujo
La boda en Guatemala que terminó en guatepeor fue
elegante, y qué bueno: tenían derecho a ello tanto el señor Nieto como la
señora Humphrey, dos personas honradas que pueden pagar eso y algo más con sus
salarios.
La fiesta tuvo lugar en el Hotel Santo Domingo, de
Antigua, Guatemala, exclusivo complejo cultural, arqueológico y turístico.
Hubo alrededor de 300 invitados, en una celebración,
dice Reforma, “ajena al pregón de austeridad de la 4T”. Asistieron:
La ministra de la corte Yazmín Esquivel y su
esposo, el empresario José María Riobóo.
La panista Josefina Vázquez Mota.
La fiscal anticorrupción María de la Luz Mijangos y
su esposo, Jaime Cárdenas. (Otras fuentes me dicen que Cárdenas sí
asistió, pero no la fiscal).
La mencionada extitular de Turismo de CDMX, Paola Félix
Díaz y su marido Jorge Rizo.
Juan Francisco Ealy Ortiz, dueño de El Universal.
La gobernadora de Campeche, Layda Sansores.
El presidente de la Cámara de Diputados, Sergio
Gutiérrez.
El legislador del Partido Verde, Javier López Casarín,
tan cercano a Marcelo Ebrard que es considerado el jefe de la
precampaña presidencial del canciller.
La priista Carolina Viggiano.
El exgobernador de Sinaloa y próximo embajador en
Madrid, Quirino Ordaz.
Que México no se entere, por favor
Cenaron carpaccio con aguacate, tártara de atún, ravioles,
asado de tira y robalo crujiente. Bebieron, sobre todo, champaña.
A los invitados y a las invitadas se les pidió no hablar de
la boda para que en México nadie se enterara. Una petición sensata porque
exhibir tales eventos solo provoca resentimientos entre los envidiosos que no
fuimos convidados.
Hoy la boda del titular de la UIF y la consejera electoral
es un escándalo que despierta más comentarios inclusive que la carrera de
Fórmula 1.
Ya cayó una invitada, por violar los principios de
austeridad de la 4T, es decir, no por llevar consigo dinero ilegal, que sí
había en el avión en el que viajó y cuyo origen deberá investigar el novio
para, en caso de ser necesario, castigar al responsable de lo que evidentemente
es un ilícito.
Ya se verá si hay más renuncias en la 4T por esta otra boda
de gran escandalera. En fin, supongo (y espero) que, si lo hubo, ya se canceló
el contrato de difusión con ¡Hola!
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