* La agresión de violentos grupos de choque
que echaron abajo las elecciones del pasado
domingo, son un aviso de lo que está por
venir en la disputa de tierras y proyectos
colindantes al Aeropuerto de Santa Lucía
TEMA LIBRE
Por I. León Montesinos
La elección del pasado domingo 6 se
convirtió en una verdadera jornada de terror para los habitantes del antes
apacible municipio de Nextlalpan, que por azares del destino quedó inmerso en
el polo de desarrollo del nuevo aeropuerto de Santa Lucía, lo que le ha
convertido en un tentador botín de diversos grupos de agitación, que
destruyeron e incendiaron casillas y boletas electorales, incurriendo en un
grave delito electoral a ser investigado por las autoridades estatales y
federales.
El PREP del Instituto Electoral del Estado
de México (IEEM), registra cero sufragios para las nueve candidatas que
contendían en busca del voto ciudadano, porque la elección fue abortada. Todo
indica que por su gravedad, el asunto implicará un proceso extraordinario, pero
además una acuciosa investigación judicial para determinar quién o quiénes
estuvieron detrás de este cobarde atentado a la democracia mexiquense, que
prácticamente mantuvo en vilo a los residente, y pasmados a los escasos
elementos policiales tanto del Estado como del municipio. Ambas corporaciones
fueron incapaces de realizar una sola detención.
Se habla que los autores, al menos
materiales, de los disturbios registrados en la Escuela Primaria Rosario
Castellanos ubicada en el Fraccionamiento Ex Hacienda Santa Inés, forman parte
de la ultra conocida Antorcha Campesina; organización adherente al PRI desde
hace décadas y que se ha ganado a pulso la reputación de violento grupo de
choque, especializado en invasiones y despojos por todo el país.
En el vecino municipio de Ecatepec le
conocen muy bien porque para evitarse dolores de cabeza algunos alcaldes del
tricolor le permitieron erigir colonias en asentamientos irregulares como la
conocida zona de La Laguna. Núcleo poblacional que terminó echando por la borda
la tranquilidad de los vecinos de Jardines de Morelos.
MILLONARIOS
PROYECTOS, DESATAN AMBICIONES
Hasta dónde tenemos entendido, la antes
tranquila población que ha basado por generaciones parte de su economía en la
producción y explotación de la mezclilla, comenzó a tener problemas con sus
límites territoriales cuando se dio a conocer el proyecto del nuevo aeropuerto
internacional de Santa Lucía.
Hay ambiciosos proyectos de infraestructura
tanto carreteros y urbanos que, como era de esperarse, elevaron de la noche a
la mañana la plusvalía de la región, lo que inexorablemente dará al traste con
su ambiente provincial.
El asunto es que ante el confuso escenario,
a sus habitantes les asiste el derecho a exigir a las autoridades dar con el
patrocinio y autoría intelectual de las “manos negras” que echaron abajo la elección
del pasado domingo.
ACUSACIONES
MUTUAS
Dos de las principales aspirantes se han
lanzado acusaciones mutuas culpando a la parte opositora de estar detrás de los
violentos hechos. De acuerdo a la dirigencia estatal del PRI la abanderada de
la alianza PAN, PRI, PRD, Saira Alejandra Beltrán Juárez, fue incluso amenazada
y agredida en su domicilio por estos grupos.
En contraparte, la alcaldesa con licencia
de Morena y que busca su reelección, Elizabeth Mendoza, denunció que fueron
precisamente antorchistas ligados al PRI quienes reventaron los comicios siendo
responsables del evidente delito electoral, pues a su decir, las casillas que
se encontraban fuera de la zona violentada daban ya un amplio margen a su favor
y al de otros candidatos de su partido.
Por supuesto que no solo para los
simpatizantes de Morena, de la Alianza o de cualquier otro partido existe el
justificado temor de que Antorcha Campesina asiente su bandera “pirata” en este
municipio. En otras demarcaciones mexiquenses como Chimalhuacán, los antorchistas han prohijado una terrible descomposición social, a través de
estructuras de poder violentas y caciquiles como las de María Guadalupe
Buendía, “La Loba” y Jesús Tolentino Román.
Nadie puede negar que estos personajes
crecieron y se desarrollaron bajo el cobijo del PRI, al cual pagaban su lealtad
con miles de votos cautivos en cada elección. Y quiénes los conocen saben que
sus dirigentes son expertos en detectar nuevos filones para sus chantajes,
invasiones y abusos.
Si Antorcha está detrás del atentado
electoral en Nextlalpan, no hay la menor duda que desarrolladores habitaciones
y otra serie de inversionistas le han echado el ojo al provincial poblado para
hacer redituables negocios en la colindante y privilegiada zona de la magna
obra sexenal.
De ser así, adiós a la tranquilidad de los
nextlalpenses y bienvenidos los problemas mayúsculos a quien resulté la
alcaldesa ganadora en la elección extraordinaria, porque con el paso del tiempo
los antorchistas han perdido todo sentido de la lealtad y no será ninguna
garantía a la paz social de sus habitantes si una priísta está al frente del
ayuntamiento.
Las sirenas de alertas ya se encendieron en
ese municipio y sin importar colores partidistas, su población debe mirar con
lupa lo que venga de ahora en adelante porque su cotizado territorio ya no
volverá a ser el de las típicas tierras labrantías que conocieron sus padres o
abuelos.
Sus dolores de cabeza apenas comienzan y
pueden acabar en tortuosas migrañas si no establecen con certeza el origen de
la pasada agresión.
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