En 1997 la Asamblea General de las Naciones Unidas proclama el Día Internacional de Apoyo a las Víctimas de la Tortura, con un único objetivo: la erradicación total de la tortura.
¿Qué es la tortura?
La ONU define la tortura como cualquier acto en que un
funcionario público u otra persona en el ejercicio de funciones públicas, a
instigación suya, o con su consentimiento o aquiescencia, inflija
intencionadamente a una persona dolores o sufrimientos graves, ya sean físicos
o mentales, con el fin de obtener de ella o de un tercero información o una
confesión, de castigarla por un acto que haya cometido, o se sospeche que ha
cometido, o de intimidar o coaccionar a esa persona o a otras, o por cualquier
razón basada en cualquier tipo de discriminación.
La tortura se considera un crimen a nivel internacional,
está prohibida y no puede justificarse bajo ninguna circunstancia. Esta
prohibición forma parte del derecho internacional consuetudinario, lo cual
quiere decir que es de obligado cumplimiento para todos los estados miembros de
la comunidad internacional, aunque no hayan ratificado los tratados
internacionales sobre la materia.
Antecedentes históricos contra la tortura
En 1948 la comunidad internacional condenó la tortura y
otros tratos crueles, inhumanos o degradantes en la Declaración Universal
de Derechos Humanos. En 1975, en respuesta a las campañas organizadas por
diversas organizaciones no gubernamentales (ONG), la Asamblea General aprobó
la Declaración sobre la Protección de Todas las Personas contra la Tortura
y Otros tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes.
En los años ochenta y noventa se lograron avances en el
desarrollo de leyes e instrumentos jurídicos y se impuso la prohibición de la
tortura. En 1981 se creó el Fondo de Contribuciones Voluntarias de las Naciones
Unidas para las Víctimas de la Tortura, para financiar a las organizaciones que
prestaban asistencia a las víctimas de tortura y a sus familias.
En 1984 se aprobó la Convención contra la Tortura y Otros
Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes, que entró en vigor en 1987. Se
creó un comité de expertos, llamado Comité contra la Tortura para vigilar la
aplicación de esta Convención.
La Comisión de Derechos Humanos nombró en 1985 al primer
Relator Especial sobre la cuestión de la tortura, un experto independiente al
que se le encomendó la misión de informar sobre la situación de la tortura en
el mundo. Se aprobaron además varias resoluciones en las que se establecían
principios generales para el trato de los reclusos y detenidos y se destacaba
la importancia que podía tener el personal de atención de la salud en la
protección de los presos y detenidos contra la tortura.
Por fin en diciembre de 1997 de proclamó el Día
Internacional de Apoyo a las Víctimas de la Tortura.
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