Los mensajes empezaron a llegar a México desde el viernes:
“Debido a severos inconvenientes climáticos”... “Nuestras entregas de gas para
ustedes fueron interrumpidas”...
Para la CFE es como si a ustedes les dijeran súbitamente que
no hay comida hasta nuevo aviso.
Llegaban de una y de otra compañía de las que entregan
suministro desde Estados Unidos para que la empresa nacional genere
electricidad y así ustedes puedan… cargar su celular y ver Netflix, entre otras
cosas.
Ahora es conocido el hecho de que la mitad de los focos
nacionales se prenden porque del otro extremo del cable hay un motor
funcionando con la combustión de gas natural.
Las fallas de esta semana no son culpa del presidente Andrés
Manuel López Obrador ni del mandatario estadounidense, Joe Biden. Tampoco de
quienes estuvieron antes de ellos.
Es un desastre climático temporal del que no hay registro en
la región, que afecta a dos naciones cuyas economías enfrentan ya el desastre
de una pandemia.
Lo que suceda a partir de ahora sí será responsabilidad de
quienes hoy toman decisiones.
Primero hay que resolver la emergencia. En Estados Unidos,
el gobernador texano prohibió sacar gas de su estado hasta el 21 de febrero.
Para entonces las heladas deben haber pasado. Que cambie el
clima es importante porque el problema actual no es la congelación del gas
–requiere temperaturas extraterrestres que eso suceda– sino que la
infraestructura de Estados Unidos ya resulta frecuentemente obsoleta y necesita
muchas operaciones humanas diarias para mantenerlas funcionando.
Cuando los caminos están cubiertos atípicamente de nieve en
el estado que produce más hidrocarburos, hay serios problemas.
Texas usará temporalmente su gas para generar su propia
electricidad y ha dejado sin suministro a otros estados en su país y obviamente
a México, su mejor cliente extranjero.
No hay gas de allá para la CFE ni para las fábricas
instaladas en México y que producen autopartes, cemento o vidrio. Quien
encuentre algo, lo pagará a precios descomunales, por lo que en la CFE debieron
detener ciertas operaciones.
Un 70 por ciento de las empresas afiliadas al CCE son
afectadas por los cortes de electricidad y gas, de acuerdo con un sondeo
levantado ayer.
¿De qué tamaño es el brinco en los precios del gas?
Bloomberg registró un aumento de 468 por ciento en el mercado del Henry Hub,
ubicado entre Texas y Louisiana, respecto al mes pasado. Ayer estaba a más de
15 dólares por millón de BTUs, precio no visto en 15 años.
Bajará cuando se estabilicen las operaciones, pero mientras
hay que resolver la urgencia.
La CFE, a cargo de Manuel Bartlett, recurre a la lógica para
evitar que el país se apague. Echa mano de lo que hay, ante la escasa
producción de gas natural mexicano: trae gas natural en barco de otros países,
y utilizará carbón y combustóleo, durante la emergencia. Aquí escribí del
asunto: https://bit.ly/37pwn4D
El problema actual difícilmente llegará al mes que entra.
¿Pero qué ocurrirá después?
El presidente Joe Biden propone a legisladores de su país
invertir una fortuna en infraestructura, dentro de un paquete de recuperación
económica que suma 1.9 billones de dólares (1.9 trillion). Texas podría beneficiarse
de esos planes para construir sistemas públicos y modernos de transporte de gas
para solventar impactos climáticos futuros.
En México el camino que toma el gobierno es distinto.
Esta semana cobra fuerza la iniciativa del presidente López
Obrador para privilegiar la generación de electricidad a partir de la quema de
combustibles fósiles entre los que se encuentra el contaminante combustóleo.
Subyace en esa intención la necesidad de resolver otro
problema en la empresa que más atesora el mandatario, Pemex, que se ha llenado
en sus refinerías de ese desecho de la producción de gasolinas que de a poco
muta en basura, pues ahora no lo aceptan los barcos, sujetos a nuevas
regulaciones ambientales y va de salida en la producción de electricidad en el
mundo.
Pueden negarlo siempre, pero toda la evidencia internacional
muestra un desplome en el costo de generar electricidad con energía del viento
y del sol. Hacia allá se mueve Estados Unidos. El rumbo de México hasta ahora
es ese mismo, pero también ahora mismo discuten una reforma legislativa que va
en sentido contrario. Eso es lo relevante para cuando pasen las nevadas.
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