El caso de Nath podría darles el valor para denunciar. Hacerlo combate la impunidad y permite disminuir esta problemática
Más de 12 millones de personas han visto el video en donde
el 22 de enero, Nathalia Campos publicó valientemente su historia de
abuso. Nath, como la conocen en redes sociales, es una joven que ha alcanzado
mucha popularidad gracias al contenido que difunde en youtube.
Fue precisamente uno de sus compañeros youtubers el que abusó de ella
después de una fiesta en la que ambos tomaron de más.
Su denuncia ha sido cuestionada porque no la difundió
inmediatamente, porque siguió trabajando con él a pesar de lo ocurrido y, sobre
todo, porque reconoce que esa noche tomó mucho alcohol. “Estaban borrachos” es
la justificación que Nath escuchaba y sigue escuchando, como si el alcohol
otorgara un permiso para abusar sexualmente de alguien.
Es inaudito que sigamos normalizando la violencia. Aun
cuando miles de personas han levantado la voz para respaldarla y decirle “yo te
creo”, existen aún quienes la señalan, juzgan y culpan a ella. Es esa violencia
sistémica la que hace dudar a las víctimas de sí mismas. Por eso muchas se
sienten rechazadas y no denuncian jamás.
Buena parte de las acusaciones por abuso sexual se
dan muchos años después de ocurrido el ataque. Se requiere de mucha fuerza para
hacerlo y a la víctima le toma tiempo recuperarse. Además, no siempre hay un
respaldo laboral o familiar, ni existen los medios legales disponibles. Casi
siempre el revelarlo genera vergüenza y mucho dolor y muy pocas veces el
responsable recibe una sanción. Es muy alto el precio y bajas las posibilidades
de recibir justicia.
Nada justifica un abuso sexual. Que en pleno siglo XXI se
siga usando como pretexto el exceso de alcohol o la ropa provocativa es tan
retrógrado como increíble. Lo más devastador es que esa mentalidad propicia que
la violencia continúe e incluso aumente. Tristemente durante la pandemia las
cifras no han parado de crecer. La Conavim (Comisión Nacional para
Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres) informó que durante el
2020 hubo siete denuncias cada hora por este tipo de delitos. La secretaria de
Seguridad, Rosa Icela Rodríguez, lo llamó incluso “la otra pandemia”. Las
dolorosas cifras subrayan la profundidad del problema y la urgencia de erradicarlo.
Tuve la suerte de que Nath confiara en mí para hablar en
entrevista después de la publicación del video. Me quedó claro que la impulsa
el poder ayudar a otras personas que están en su misma circunstancia. “Cuando
hablamos de lo que me pasó a mí, no sólo hablamos de mí; hablamos de lo que le
pasa a un montón de personas”. Y así es. El caso de Nath abrió la conversación
y podría darles el valor a muchos para denunciar. Hacerlo no solo combate la
impunidad y permite disminuir esta problemática, también ayuda a las víctimas a
sanar. Sobrevivir con ese dolor encriptado en el cuerpo puede tener muchas
consecuencias para la salud mental, física y emocional. Su testimonio no sólo
invita a la denuncia, también pone en alerta y educa a los jóvenes para no seguir
permitiendo la revictimización.
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