Con Mario Delgado al frente de Morena se
perfila Marcelo Ebrard como el precandidato natural a la presidencia de la
República en 2024 y con ello, estamos hablando de que solo Claudia Sheinbaum
podría disputarle tal honor, desde luego, si los deseos de perpetuarse en el
poder de Andrés Manuel López Obrador no le obnubilan la mente y perdura en esa
obsesión que al día de hoy está más fuerte que nunca.
Para nadie es un secreto que la ruta
diseñada por el tabasqueño al forzar la incorporación de la revocación de
mandato en la Carta Magna, es para seguir exactamente los pasos que en su
momento tomaron Hugo Chávez y Nicolás Maduro en Venezuela para prolongar su
mandato más allá del término constitucional para el cual originalmente estaban
elegidos.
Dejando atrás la opción de la reelección
presidencial que, por lo menos desde la Revolución mexicana ya no se ha dado,
daremos paso a analizar cuáles son los posibles prospectos, a tres años de que
ocurra el destape del candidato presidencial por parte de Morena y partidos
satélites, para que encabece el Poder Ejecutivo del país.
En el espectro político sólo hay dos
personajes que le llenan el ojo a AMLO y son la jefa del gobierno capitalino y
el canciller, aparentemente no hay nadie más, y como dijera en su tiempo, el
sempiterno líder cetemista Fidel Velázquez, pues la caballada está muy flaca,
siquiera para encontrar un tercer suspirante para incorporarlo en esta carrera
parejera.
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Ningún otro miembro del gabinete,
gobernador o subsecretario, tiene en estos momentos las posibilidades reales de
desplazar a Marcelo Ebrard o a Claudia Sheinbaum de convertirse en el sucesor
de AMLO. Unos, porque los resultados y su protagonismo en la vida política del
país es casi nula y otros, porque de plano no gozan de las simpatías del primer
elector.
Hay miembros del gabinete que ni siquiera
pueden acordar con el presidente de la república, menos estar a la altura de
las expectativas para siquiera hacerles sombra a esos dos funcionarios.
Sin embargo, dicen los que saben, que
existe un tercer personaje que, además de tener la trayectoria política para
estar en esa pléyade de exquisitos, ha mostrado con creces que es un hombre de
resultados y por ello tiene bastante satisfecho al huésped principal de Palacio
Nacional. Su nombre, Ricardo Monreal.
Enumerar los méritos del zacatecano para
justificar este apunte resulta ocioso, baste decir que las reformas
legislativas más importantes de la agenda personal del presidente han sido
posibles merced a los buenos oficios políticos de Monreal y se podría decir que
es uno de los muy pocos colaboradores de AMLO que escucha e incluso que le
puede llevar la contraria sin que lo irrite.
El problema que tiene Monreal es
precisamente que el ala dura de Morena y principales colaboradores del
presidente no lo quieren, incluso lo ven como una amenaza al proyecto de
continuidad de la 4T.
Esto mismo ocurre con Marcelo Ebrard que
enfrenta una fenomenal resistencia al interior del gabinete en donde subyace
ese temor de que les arrebate el derecho, dicen ellos, de colocar uno de sus
hombres en esa posición.
A tan sólo dos años del actual sexenio,
pero a sólo tres de que las fichas rumbo a la sucesión presidencial se
acomoden, no es nada descabellado que ya se coloquen a Shienbaum, Ebrard y
Monreal como los buenos para la grande y que, incluso, podrían perfilarse rumbo
a ese sueño por partidos políticos diferentes, pero bueno esa es otra historia.
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