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sábado, 2 de mayo de 2020

TEMA LIBRE: ... Y EN LAS AMÉRICAS SE ABRIÓ LA SUCURSAL DEL INFIERNO



El aumento de casos por Covid-19 en Ecatepec,
puso al descubierto la corrupción oficial y las
carencias del Sector Salud en el EdoMéx en
el nosocomio donde imperan la muerte y
el horror




Por I. León Montesinos



Era solo cuestión de tiempo para que las puertas de esta sucursal del infierno, instalada en el Hospital General de las Américas, se abrieran de par en par, mostrando todos los horrores y errores acumulados en años de irresponsabilidad oficial para la atención a la salud del millón y medio de habitantes del municipio más poblado del país y de América Latina.
La llave que dio la última vuelta a la cerradura de este averno mexiquense, fue la agudización de la pandemia del Covid-19, esparcida desde hace semanas por barrios y colonias densamente pobladas por la corrupción de funcionarios municipales que permitieron con los consabidos moches, el funcionamiento irregular de bares, chelerías y fiestas clandestinas; incluso, la venta de bebidas embriagantes en incontables tianguis, donde la población se divertía despreocupada, al brindar y jugar con fuego.
Tras el recuento de los daños, el alcalde Fernando Vilchis deberá cortar cabezas de los responsables de esta indolencia criminal. No fue uno, sino varios los funcionarios que le mintieron y dejaron de supervisar y sancionar a la gigantesca e ilegal cantina que operaba por los cuatro puntos cardinales de la demarcación.
Pero esta es solo una parte en el caudal de culpas a asumir en al averno destapado en Las Américas.
ANTECEDENTES DE LA “TORMENTA PERFECTA”
Indudable que en Ecatepec se fue formando la “tormenta perfecta” de un problema de salud pública que ahora amenaza transformarse en un problema social de incuantificables costos. Las cámaras de diversos noticieros, mostraron este primero de mayo la ira y desesperación de un grupo de personas que llevaban horas solicitando informes sobre la salud de sus familiares, sin obtener respuesta por parte de las autoridades del nosocomio.
El persistente mutis derivó en actos de violencia cuando la gente irrumpió al interior del Hospital para dar testimonio, con celulares en mano, de escenas cruentas y dantescas, pero reales: en los pasillos, decenas de cadáveres colocados en bolsas negras, descansaban en camillas, transformando las instalaciones hospitalarias en una tétrica morgue.
Algunos de los iracundos invasores rompieron en llano al comprobar que en el nutrido anfiteatro se encontraba su familiar al que apenas un día antes vieron con vida y había ingresado al nosocomio por un problema de salud diferente al Covid-19.
La violenta e inesperada irrupción puso al descubierto además que el Hospital Inflable, habilitado para atender de manera preferente a los pacientes infectados de coronavirus, no era otra cosa sino carpas verdes de mala calidad, de esas tan usadas en los campamentos de refugiados.
Las puertas del infierno que se abrieron con tan brutal realidad al país y al mundo entero en el hospital mexiquense, pusieron en evidencia que las versiones oficiales no se apegan a los hechos, dando pie a especular sobre la falta de previsión y capacidad real de los gobiernos federal y estatal, para para atender un tsunami que está arrasando a su paso al mediocre y mal habilitado sistema de salud pública.
Lo ocurrido en el Hospital General de Las Américas no es un asunto de generación espontánea; durante años, los gobiernos locales de Enrique Peña Nieto y Eruviel Ávila y los federales de Calderón y el propio Peña Nieto ya como presidente, desoyeron a los expertos en la materia que alertaron de la insuficiencia hospitalaria en el monstruo poblacional llamado Ecatepec, donde más del 70 por ciento de su población carece de seguridad social para su atención médica.
UN ETERNIZADO MAL SERVICIO
No dejarán mentir a este columnista los miles de usuarios que en todos estos años, por necesidad han acudido a solicitar atención médica a dicho nosocomio, sobre la pésima e inhumana calidad en el servicio. No es nada nuevo que en urgencias, por ejemplo, los familiares tengan que dejar en el suelo a sus pacientes. Además de insuficiente infraestructura, son recurrentes la falta de personal y medicamentos.
Desde semanas atrás, los trabajadores sindicalizados de Las Américas, lo mismo que sus pares del Hospital José María Rodríguez, de la Avenida Central, se manifestaron exigiendo insumos para la atención de los pacientes de Covid-19 y para su seguridad personal. Solo promesas obtuvieron de los funcionarios del Instituto de Salud del Estado de México (ISEM), y de su titular, Gabriel O´Shea Cuevas.
Médicos, enfermeras y demás personal de base, optaron por alzar la voz ante la tibia y diríase inexistente actitud de sus líderes para sumarse más que a lucha sindical, a un justo y lógico reclamo de sus agremiados para cuidar la salud de la población y la suya propia.
En los elementos de la “tormenta perfecta”, no pueden faltar los impresentables dirigentes del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Secretaría de Salud (SNTSA), que ya fueron denunciados en una de las conferencias mañaneras de Palacio Nacional ante el presidente López Obrador, por la corrupción y venta de plazas que han hecho ricos a unos cuantos de sus líderes.
De hecho, el primer mandatario instruyó al Subsecretario López-Gatell a indagar sobre el asunto, donde además se encuentran ligados otros negocios turbios como la intermediación en la venta de uniformes y hasta medicamentos en los hospitales mexiquenses. Funcionarios y líderes están unidos por el cordón umbilical de la corrupción.
Lamentable que la irresponsabilidad de ambas partes para mejorar el servicio de los hospitales públicos del EdoMéx, haya terminado por enfrentar a la población con los trabajadores, como si de ellos fuera la culpa de lo que ahora ocurre y dependiera la solución del problema.
Los ciudadanos deben exigir a las autoridades tanto estatales como federales, amplias explicaciones de cómo se han manejado los recursos públicos para el supuesto objetivo de mejorar la atención hospitalaria de millones de habitantes no solo en el Estado de México sino en todo el país. Pero además, saber por qué entre el discurso oficial y la realidad existe un terrible abismo por donde son arrojados a una muerte segura personas inocentes.
Y a confesión de parte, relevo de pruebas. En el comunicado emitido tras los lamentables hechos, por el ISEM. Se lee textual. “La situación fue que en el turno vespertino, sólo se cuenta con un médico para la atención de pacientes y en el transcurso de la tarde se dio el deceso de dos personas y se informó a sus familiares, lo que suponen generó el enojo de los demás”.
¿Un solo médico para todo un hospital? Podrá entenderse ahora porque el gobierno del Estado ha salido con la promesa de contratar más personal. Y entonces, ¿Por qué no lo hizo desde tiempo atrás? ¿En qué se han gastado los recursos que debían canalizarse al sector salud, sobre todo ahora que estamos en emergencia sanitaria?
Éstas preguntas y otras muchas deben comenzar a responder el gobernador y todos los responsables de poner ladrillos en el averno ecatepequense.
CORRUPCIÓN DE LÍDERES Y FUNCIONARIOS
Se entiende por qué el aterrado director de Las Américas, Josué López Vázquez, se ha negado a dar la cara a los molestos familiares de los pacientes, pero también ocultos y agazapados –si acaso asoman las narices mediante algunos comunicados y desplegados--, están el líder de la Sección 9 del SNTSA en la entidad, Domingo Ortuño Maldonado, vicepresidente de esa organización a nivel nacional y eterno cacique del gremio de la salud en el EdoMéx, y su familiar político, José Luis Martínez Lascón, líder de la Subsección 25 que controla desde hace más de ocho años a los sindicalizados de Las Américas.
En 2018, durante una visita oficial del Director del ISEM, los líderes montaron en la sucursal del infierno una escenografía color de rosa en la que todo era casi perfecto. O´Shea Cuevas se creyó la historia de eficiencia y armonía, al grado que el alto funcionario –cómplice o ingenuo--, hasta alabó a los dirigentes y directivos, que ocultaron tras la vistosa parafernalia toda una serie de negocios y hasta cuotas extras aplicadas a los trabajadores, a quienes Martínez Lascón, con el visto bueno de Ortuño y los funcionarios del hospital, les ha exigido “entres” para todo, incluido el pago de fiestas privadas donde la contribución puede ser tanto monetaria como en especie; por ejemplo, botellas del mejor whisky o coñac.
Si alguien quiere obtener una plaza en Las Américas o cualesquiera de los hospitales bajo la férula del SNTSA, sabe que debe pagar por su plaza. Ahora que amaine el temporal, López-Gatell va a tener material de sobra para enterarse hasta dónde ha llegado la corrupción en el sector salud. Y el gobernador, Alfredo del Mazo, puede poner sus barbas a remojar porque en los asuntos de compra de vestuario y medicamentos, su gobierno no saldrá bien librado que digamos.
El vergonzante contubernio entre líderes y funcionarios es un elemento importante en “la tormenta perfecta” que apareció en el Hospital de Las Américas, pues por años han estado más interesados en llenarse los bolsillos de dinero mal habido que en atender la salud de los mexiquenses y salvar sus vidas.
Las imágenes de cadáveres embolsados que ya dan la vuelta al mundo, son la prueba irrefutable de que hay muchos responsables en la apertura de las puertas de esta sucursal del infierno.
Nuestro correo: garrasleon@gmail.com







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