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sábado, 23 de mayo de 2020

El “ensayo” presidencial: oficialización del desastre





Con aires de suficiencia intelectual de carácter universal, “ante el derrumbe del modelo
neoliberal en el mundo”, López Obrador dio a conocer “la nueva política económica en los
tiempos del coronavirus”, mediante lo que denominó “un ensayo”, anunciando la
construcción de “un nuevo modelo de país”.

Este documento actualiza la visión de AMLO, clarica el por qué de sus decisiones y revela el
“marco teórico” de su actuación y su concepción sobre democracia, justicia, honestidad,
austeridad y bienestar. Ahí se encuentra la matriz que explica, entre otras cosas, la
cancelación de los proyectos de energías no renovables, así como su proceder autoritario.

No sabemos aún si estamos ante la muerte del neoliberalismo o su redimensionamiento,
aunque ya nada será igual.

Lo que está claro es que ni el FMI ni los empresarios mexicanos, ni nadie, están proponiendo
“las recetas de siempre” para enfrentar la crisis y la ya anunciada recesión económica.
Tampoco las medidas para salvar empleos, ni los esquemas para proteger salarios e
ingresos de trabajadores, ni la propuesta de recurrir al endeudamiento gubernamental y al
décit scal, son “las (condenables) recetas de siempre”.

El documento es una pieza maestra de doctrina populista, impregnado de demagogia y un
monumento al desprecio por las instituciones y las libertades individuales.

Además, siendo el al estilo del Presidente, el texto en cuestión está cargado de “cifras
alegres”, falacias, armaciones tramposas ajenas a la realidad y diagnósticos erróneos.
En el apartado sobre “democracia” donde habla de respetar la “estricta imparcialidad”
electoral y “la separación de poderes, el pacto federal, el municipio libre y las diferencias
políticas e ideológicas” refrenda su convicción de lo contrario cuando dice: “Pero más allá

políticas e ideológicas , refrenda su convicción de lo contrario cuando dice: Pero más allá
de la observancia del Estado de Derecho y de las disposiciones constitucionales sobre las
instituciones del poder público... (está) la construcción de una democracia participativa en la
que el poder político sea ejercido por el pueblo mismo”.

Es decir, cada vez que las instituciones y el Estado de Derecho le estorben acudirá “al
pueblo”, mediante las “consultas populares” a modo, como lo hizo con el aeropuerto de
Texcoco.

En el apartado sobre “justicia” asegura que su “plan de recuperación económica no es
neoliberal ni neoporrista” y sentencia que “ningún grupo —por importante que sea— seguirá
conspirando contra la paz social en beneficio propio”.

Por ello negó apoyos para salvar a centenares de miles de empresas que generan millones
de empleos. Y también por eso exigió a los empresarios (que solicitaron la derogación del
decreto que anula las inversiones en energías limpias) que, en lugar de reclamar, ofrecieran
disculpas.

AMLO justifica sus decisiones haciendo un recuento de los apoyos sociales que otorga el
gobierno “al 70 por ciento de las familias”, reiterando la supuesta creación de dos millones de
empleos a través de esos apoyos, aunque en los primeros 4 meses del año se hayan perdido
más de 800 mil. A esa “inyección de recursos” le apuesta para reactivar la economía.

¿Qué le ofrece al otro 30 por ciento “que se ubica desde la clase media hasta los de mayores
ingresos”? “Construir la paz y la tranquilidad... La paz es fruto de la justicia”, les dice. Es
decir, nada. Que el 30 por ciento haga lo que pueda porque el gobierno no será “gestor de
oportunidades”. Que el 30 por ciento sostenga sin chistar al 70 por ciento, aunque en los
hechos no haya ni paz ni tranquilidad.

Ese es su “nuevo modelo económico”, “ante el derrumbe neoliberal”, con una economía que
decrecerá 10 por ciento, con más de 10 millones de nuevos pobres (29 mil mexicanos más
en pobreza cada día) y centenares de miles de empresas quebradas. ¿De dónde saldrán los
dineros para pagar los programas sociales?

El “ensayo” de AMLO es un bodrio en materia de política económica. Es la oficialización del
desastre al que nos está llevando su denominada 4T. El antídoto es la amplia unidad para el
2021.

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