Directorio

Directorio

sábado, 13 de octubre de 2018

Asesinos seriales sembraron el terror en el Valle de México

La investigadora de la UNAM, Feggy Ostrosky, destaca que estas personas nacen con estas características, pero también la violencia se aprende

Tal pareciera que los asesinos seriales son sólo personajes de las películas de ciencia ficción, pero no es así, alrededor del mundo son varios los hombres y mujeres que por la frialdad de sus crímenes han pasado a la historia.

Nombres como El Chalequero, Goyo Cárdenas, El Pelón, Las Poquianchis, La Mataviejitas, El Canibal de la Guerrero, El Coqueto, el Matanovias, y el más reciente, el Monstruo de Ecatapec, han sembrado el terror en diversas épocas del país, pero no todo es violencia, pues detrás de ellos se encuentran problemas psicológicos.

De acuerdo con la directora del Laboratorio de Neuropsicología y Psicofisiología de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UANM), Feggy Ostrosky, los asesinos seriales sufren trastornos de personalidad.

En un artículo publicado en la Gaceta UNAM, Otrosky señaló que la mente del asesino serial se organiza de manera diferente, por lo que concluye que el psicópata nace y se hace.

Esta investigación la sustenta en un estudio realizado a 370 internos de alta peligrosidad; desde la parte genética, estos regulan la producción de enzimas que a su vez regulan la cantidad de neurotrasmisores cerebrales.

En la investigación, Feggy Ostrosky encontró que, si bien son los neurotransmisores cerebrales como la dopamina, serotonina y noradenalina se pueden modificar y alterar cómo se responde al medio ambiente y reaccionar de manera violenta ante estímulos no amenazantes, la violencia se aprende.

De ahí que muchos de estos asesinos seriales descarguen en sus víctimas situaciones que constituyeron un episodio traumático en alguna parte de sus vidas, como en el caso de la Mataviejitas, quien cuidaba y protegía a una, pero ultimó al menos a 18.

FRANCISCO GUERRERO, EL CHALEQUERO

Uno de los primeros registros que se tiene en México de asesinos seriales es el de El Chalequero, quien asesinó a 20 sexoservidoras entre los años de 1880 y 1888; Francisco Guerrero, de extracción humilde, cometió crímenes atroces durante ocho años.

Documentos históricos señalan que El Chalequero adquirió su mote por la forma de vestir, pantalones entallados y un chaleco; la manera educada con la que ganaba la confianza de sus víctimas fue su sello.

Francisco Guerrero fue detenido en febrero de 1888, luego de la denuncia de los vecinos de una de sus víctimas; acusado de varios homicidios en condiciones similares, las autoridades de esa época únicamente pudieron comprobar uno.

Guerrero recibió la sentencia de muerte, pero quien fuera presidente de México en ese entonces, Porfirio Díaz, revocó el mandato judicial e impuso una pena de 20 años, pero un error lo sacó de la cárcel faltando cuatro años para cumplir su sentencia.

Al salir, lo hizo para asesinar una vez más. El Chalequero fue vuelto a detener en 1908, a la edad de 68 años e ingresado al Palacio Negro de Lecumberri, donde años más tarde sería sentenciado a muerte.

GREGORIO GOYO CÁRDENAS

Gregorio Cárdenas, oriundo de la Ciudad de México, tuvo una corta carrera criminal, sin embargo, ha sido catalogado históricamente como un asesino serial debido a sus múltiples víctimas en tan sólo un par de semanas.

La mala relación que tuvo Cárdenas con su madre, Vicenta Hernández, durante su infancia, aunado a la encefalitis que sufrió en sus primeros años de vida, causaron un daño psicológico irreversible, que manifestó al torturar animales.

El modo de operar de Goyo en 1942 era sencillo, abordaba a sus víctimas, prostitutas, y tras sostener relaciones sexuales con ellas, buscaba el momento para estrangularlas con un cordón y posteriormente enterrar el cadáver en su patio.

Así sucedió con tres de sus víctimas. La cuarta fue una estudiantes de la UNAM; la dama esperó a Cárdenas para que la llevara a su casa, pero al llegar, intentó besarla a la fuerza y tras ser rechazado, arremetió a golpes contra ella hasta que la mató, horas después, también fue enterrada en el patio junto con las otras tres víctimas.

El asesino serial solicitó a su madre que lo ingresara a un hospital psiquiátrico, donde las autoridades lo interrogaron; fue ingresado a Lecumberri, donde estudió dos carreras e indultado en la década de los 70s; falleció en 1999.

LA MATAVIEJITAS

Al menos 17 asesinatos y 12 robos se le imputaron a Juana Barraza Samperio, La Mataviejitas -detenida en 2006- y quien fingiera ser enfermera para acceder a las casas de personas de la tercera edad, para después arrebatarles la vida.

Se presume que los crímenes fueron cometidos desde 1990, 16 años anteriores a su detención; y por los cuales recibió una condena de 700 años y 59 días en reclusión al interior del Centro de Reinserción Social Santa Martha Acatitla.

En su juventud, Barraza Samperio –de 1.70 metros de estatura y más de 90 kilos de peso- se dedicó a la lucha libre profesional bajo el apodo de “La Dama del Silencio”.

Fue hasta enero de 2006 –al momento que asesinaba a la señora Ana María de los Reyes Alfaro- La Mataviejitas fue sorprendida por un testigo. Luego de la denuncia, Barraza Samperio fue detenida por la policía capitalina; al momento de su captura vestía un suéter color rojo, característica que la asoció con los demás homicidios.

EL CANÍBAL DE LA GUERRERO

José Luis Calva Zepeda bautizado como El Caníbal de la Guerrero protagonizó lo que al parecer fue el primer caso de antropofagia en la Ciudad de México; además se le relacionó con al menos tres feminicidios, cometidos en contra de su novia, una ex novia y una sexoservidora del Centro Histórico.

En octubre de 2007, tras una denuncia por la desaparición de Alejandra Galeana, pareja del homicida, policías ingresaron al domicilio de Calva Zepeda –en la calle de Mosqueta, colonia Guerrero-.

Al ingresar al inmueble, los uniformados localizaron restos humanos al interior de un clóset y un refrigerador; incluso encontraron carne humana cocinándose en sartenes y ollas.

Tres meses después de su captura, Calva Zepeda fue hallado sin vida al interior de su celda Reclusorio Preventivo Varonil Oriente, con un cinturón alrededor de su cuello. Dos versiones se manejaron en torno a su muerte: un supuesto suicidio, o una orden desde el interior del penal para asesinarlo.

EL COQUETO

El feminicida César Armando Librado Legorreta fue sentenciado a 240 años de prisión por el asesinato de seis jóvenes mujeres; aunque el agresor confesó haber cometido siete crímenes.

Los ilícitos eran cometidos al interior de su camión de pasajeros –en las rutas que van del Metro Chapultepec a Valle Dorado-. Librado Legorreta confesó que ningún homicidio fue planeado, sino que aprovechaba la oportunidad para atacar a las féminas.

Luego de su detención, el varón de 29 años logró escapar de las oficinas de la Subprocuraduría de Justicia de Tlalnepantla Barrientos.

Posteriormente, fue recapturado de nuevo en la Ciudad de México gracias a la declaración de su padre. Fue ingresado al penal de Barrientos y luego trasladado al penal de máxima seguridad en Topo Chico, lugar en donde enfrenta una sentencia acumulada de 240 años.

EL MATANOVIAS

Dos mujeres perdieron la vida bajo las manos de Jorge Humberto Martínez Cortés alias El Matanovias, quien trabajaba en bares de la Condesa y Zona Rosa. Las mujeres fueron enamoradas y engañadas por el feminicida, quien las estranguló y abandonó sus cuerpos.

Tras 10 meses de búsqueda, El Matanovias fue encontrado y capturado por agentes de la Interpol en el municipio de Livingston, Guatemala.

El asesino serial fue trasladado a la Ciudad de México e ingresado al Reclusorio Preventivo Varonil Norte, en donde espera a que un juez de control le imponga sentencia por los dos feminicidios.

MONSTRUO DE ECATEPEC

Juan Carlos “N” fue detenido junto con su pareja afuera de su domicilio, al momento que transportaban restos humanos para enterrarlos en un terreno baldío. Tras su detención, aceptó haber matado y descuartizado a 20 mujeres, aunque las autoridades mexiquenses suponen que pudieron haber sido muchas más.

“Si yo no puedo ser feliz, nadie lo va a ser (…) si me dejan libre, voy a seguir matando mujeres”, afirmó el llamado Monstruo de Ecatepec durante una entrevista con un médico legista.

Al que podría ser el mayor asesino serial en la historia de México y su pareja sentimental, se le atribuyen múltiples feminicidios cometidos en contra de jóvenes mujeres habitantes del municipio de Ecatepec.

Las víctimas establecían contacto con los feminicidas a través de redes sociales, al momento que buscaban ropa de segunda mano a precios accesibles. Patricia “N” se encargaba de establecer un ambiente de confianza para que las mujeres fueran hasta su domicilio.

Una vez dentro de su hogar, El Monstruo de Ecatepec las amagaba y asesinaba con armas blancas especialmente diseñadas para acabar con la vida de las mujeres.

Luego de consumar los homicidios, Juan Carlos y Patricia cortaban en pedazos a las víctimas y después abandonaban los restos a un lote baldío.


No hay comentarios :

Publicar un comentario