En la CDMX aún se pueden encontrar negocios como La Chupamirtos y La Rosita que ofrecen ‘la bebida de los dioses’ y un tradicional ambiente; la bebida podría desaparecer.
CIUDAD DE MÉXICO
Entre las calles del emblemático barrio de La Merced y algunas colonias aledañas, aún sobreviven las pulquerías tradicionales, algunas de ellas tienen poco más de ocho décadas en operación y conservan en sus entrañas a los gozosos del pulque que consumen la mágica bebida mientras juegan cartas y disfrutan los sonidos de las rockolas.
La Chupamirtos, cercana a las naves del Mercado de la Merced, está ubicada en la calle General Anaya y tiene al menos 80 años de operar casi de manera ininterrumpida y aún conserva las abatibles puertas rojas de madera de los locales antiguos.
Don Noé, encargado del lugar, sirve a los vecinos pulque tlaxcalteca de la Hacienda del Razo, cada día existe una variedad de tres curados de sabores como avena, cacahuate y mango, así como el tradicional pulque natural o blanco.
Una rockola ubicada al centro del antiguo y largo local de techo alto ofrece la posibilidad de disfrutar desde la "Guaracha sabrosona" hasta las cumbias que hicieron vibrar los antiguos salones de baile de antaño.
Con una decoración escueta pero funcional, en el local se ofrecen botanas consistentes en tacos de guisado que varían día con día, el establecimiento abre todos los días del año de 10:00 a 21:00 horas
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