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martes, 16 de mayo de 2017
Delfina, la estrategia de perder.
Hasta el día de hoy se supone que la maestra Delfina no asistirá al debate convocado por Joaquín López-Dóriga con los candidat@s a gobernar el Estado de México. Claro que no es obligatorio, ella asistió a los que marca la ley –unos programas hechos para que nadie diga nada, diseñados no para ganar sino para minimizar pérdidas–, pero hay algo que se llama conciencia democrática que tiene que ver con la voluntad de debatir y discutir los problemas públicos y las posiciones personales al respecto. Por supuesto que incluye un riesgo, pero para eso existe el entrenamiento, la práctica, incluso son oportunidades para estimular el pensamiento, lo que no le caería nada mal a ninguno de los candidatos. Es un error de la candidata. No asistir muestra su miedo, sabe que su victoria no es segura y no puede poner en juego ni una milésima de punto.
Todos sabemos que quienes juegan fuerte en el Estado de México no son los candidatos. En esta elección los que más se juegan son Andrés Manuel López Obrador, Enrique Peña y Ricardo Anaya. Una buena parte del futuro de los tres está en juego en esa elección.
En el caso de Peña se juega, ni más ni menos, el lugar donde van vivir él y sus colaboradores al terminar el sexenio. Todo indica que no irán a Harvard o a Princeton y que se refugiarán en Ixtapan de la Sal y sus alrededores. Eso si gana el junior con facha menonita de Del Mazo. Si ganan sentirán que han revivido y se reagruparan para la contienda del año entrante.
Ricardo Anaya no se juega la residencia –que no le debe de importar porque se sabe que está avecindado en Atlanta–, pero sí una buena parte de sus ambiciones. Según todas la encuestas es probable la derrota panista en esa entidad. Anaya desechó la alianza con el PRD, negoció –notas periodísticas dicen que son el PRI– e impuso a la candidata, ahora en desgracia. Quien apuesta mucho, gana mucho o pierde mucho. Es el caso del presidente del PAN.
Andrés Manuel decidió hacer de esta elección su laboratorio personal para 2018. Delfina es su infantería, su cobertura, su escudo, por eso no la deja hacer ni un spot. A la señora Delfina le afecta la corrupción de Morena más que los malos manejos propios. Los negativos de López Obrador se le imputan a ella: las tranzas de los seguidores de AMLO en Veracruz afectan a la candidata mexiquense. Es claro que los primeros que abusan de la ingenuidad de la señora son los cercanos a López Obrador. Pero aparte de eso, Morena parece delinear una estrategia para la derrota. Una parte de ese plan comienza con la no asistencia de Delfina al debate con López-Dóriga. Nadie, en la cima o en la lona, desperdicia una oportunidad de esas. La derrota de AMLO en 2006 comenzó cuando López Obrador no fue al debate presidencial. Se sabe que a AMLO le conviene perder. De ahí la estrategia para sacrificar a la maestra Delfina, para que puedan decir que les robaron la elección y que es lo que se prepara en 2018. Porque si alguien sabe de perder y sacarle jugo a la derrota por años, ése es López Obrador. Además no va a querer cargar con el mal gobierno que haría su maestra desde el primer día; prefiere victimizarse en lo cual es todo un profesional. Por eso, su estrategia es perder.
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